Elias.
La mera sensacion de sostener un biberon en la mano le trajo recuerdos. Hasta los cuatro anos Elias se habia llevado a la cama un biberon con leche a la hora de acostarse. Nunca habia usado chupete, ni se habia chupado el dedo, pero necesitaba ese biberon.
Cuantas veces no habia estado ella sentada como ahora al borde de la cama cuando el se iba a dormir. Lo habia besado, le habia dado las buenas noches y luego el biberon. Era increible aquella sensacion de satisfaccion cuando el cogia el biberon con sus manitas, empezaba a chupar de la tetina y a continuacion se le perdia la mirada.
– Aqui, Elias…
Anna le acerco el biberon a la boca. Mahler habia dicho que tendrian que esperar un poco con eso, que Elias no podia chupar solo. Pero ella queria intentarlo. La tetina seca le rozo los labios. El no se movio. Ella presiono con cuidado la tetina.
Entonces sucedio algo. Anna creyo al principio que era un insecto que le corria por el estomago y miro hacia abajo. Los dedos de Elias se movian un poco. Rigidos, torpes, pero se movian.
Cuando alzo la vista y le miro de nuevo a la cara, Elias habia cerrado los labios alrededor de la tetina. Y chupaba. Con movimientos pequenos, muy pequenos de la piel reseca de los labios, un musculo en la garganta que trabajaba lentamente.
A ella le temblaba el biberon en la mano y se apreto la otra mano contra los labios con tanta fuerza que sintio en la lengua un sabor a metal.
Elias estaba mamando de la tetina.
Le causo tanto dolor que no podia respirar, pero cuando se calmo esa primera oleada de congoja fruto de la esperanza, le acaricio la mejilla mientras el seguia succionando. Inclino la cabeza sobre el.
– Mi nino… Que bien lo haces, pequeno.
«los ninos, los ninos, los ninos…».
David Zetterberg estaba en el patio viendo salir a los ninos de la escuela como un torrente. Tres, cuatro, diez, treinta pequenos seres multicolores con sus mochilas corrian escaleras abajo. Entes humanos, una turba a la que habia que controlar y educar. Cuatrocientos de ellos se agolpaban en ese edificio seis horas al dia, todos eran soltados de nuevo cuando acababan las seis horas.
Material.
Pero acercate a uno de esos ninos y veras a un portador del mundo. Un nino con padre y madre, abuelos, parientes y amigos. Un nino cuya existencia era necesaria para que funcionaran otras muchas vidas. Fragiles son los ninos, y cuantas vidas llevan sobre sus tiernos hombros. Fragil es su mundo, impuesto por los mayores. Fragil es todo.
David habia pasado todo el dia como en una nube. Despues de la visita al Instituto de Medicina Forense habia entrado en una pizzeria y se habia bebido un litro de agua, despues se habia tumbado debajo de un arbol en un parque y habia dormido casi tres horas. Cuando los ladridos de un perro lo despabilaron, desperto a un mundo que le habia vuelto la espalda. La gente estaba de merienda en el parque y los ninos corrian en la hierba. El no formaba ya parte de esa vida.
Lo unico que parecia que le afectaba eran las nubes negras que se iban acercando lentamente. Aun estaban lejos, pero todo apuntaba que se dirigian hacia Estocolmo. Le zumbaban los oidos y le picaba el interior de los parpados. Los rayos del sol no llegaban debajo de su arbol, asi que se acurruco contra el tronco, saco el periodico y volvio a leer el articulo. El articulo parecia que tambien hablaba de el.
Sin saber lo que iba a decir, ni lo que queria realmente, saco el movil y marco el numero del periodico. Conto quien era, que buscaba a Gustav Mahler. Le dijeron que este trabajaba por su cuenta y que sintiendolo mucho no podian darle su numero de telefono, pero le harian llegar su mensaje, ?queria algo en particular?
– No, quiero… hablar con el, solo…
Eso seria lo que le comunicarian a el.
David cogio el metro de vuelta a Kungsholmen. Todos los viajeros que hablaban en su vagon lo hacian sobre los muertos. A todos les parecia que era horrible. Alguien se fijo en el, consiguio recordar de que le sonaba aquella cara y se callo. Nada de condolencias en esta ocasion.
Tambien de camino hacia la escuela comprobo hasta que punto le habian cortado los hilos que le mantenian sujeto al mundo. El era a lo sumo un par de ojos que flotaban alrededor, evitando los obstaculos, parandose cuando estaba en rojo el muneco del semaforo. Al llegar a la escuela se aferro a una barra negra de metal de la verja, cerro los ojos y se quedo agarrado a ella.
Los ninos salieron en tromba cuando sono la campana. El abrio los ojos y vio el monton de tejidos biologicos que bajaban por la escalera dando brincos, y el siguio aferrado a la barra para no salir flotando.
Cuando la riada humana se derramo sobre el patio o salio fuera por las verjas, aparecio Magnus. Empujo la puerta con todas sus fuerzas y se detuvo en lo alto de la escalera mirando a su alrededor.
David fue consciente entonces de que estaba sujeto a una barra; de que una mano aferraba esa barra y que esa mano formaba parte de un cuerpo que era el suyo. Regreso a su ser y volvio a sentirse… padre. Habia retornado al mundo e iba al encuentro de su hijo.
– Hola, pequeno.
Magnus le dio la mochila y miro al suelo.
– Papa…
– ?Si?
– ?Se ha vuelto mama como los orcos?
Asi que habian hablado de ello en la escuela. David le habia estado dando vueltas al asunto para decidir como iba a empezar, si no deberia decirselo poco a poco, pero esa posibilidad ya habia desaparecido. Cogio a Magnus de la mano y empezaron a caminar hacia casa.
– ?Habeis hablado de ello hoy en la escuela?
– Si. Robin dice que era como los orcos, que comen carne humana y eso.
– ?Y que han dicho entonces los profesores?
– Han dicho que no era verdad, que era como… ?papa?
– Si.
– ?Sabes quien es Lazaro?
– Si. Ven…
Se sentaron en el bordillo de la acera. Magnus saco sus Pokemon.
– He cambiado cinco. ?Quieres verlas?
– Magnus, tu…
El padre cogio las cartas de la mano de Magnus y este no protesto.
David le acaricio la nuca y el fragil craneo que habia debajo del fino pelo casi blanco despues del verano.
– Lo primero: mama no se ha convertido en ningun… orco. Solo ha sufrido un accidente.
Ahi se quedo sin palabras, no sabia como seguir. Miro las cartas; Grimer, Koffing, Gastly, Tentacool; todos seres mas o menos terribles.
«?Por que tiene que ser todo terror en su mundo?».
Magnus senalo a Gastly.
– Horrible, ?no?
– Mmm. Oye, es que… eso de lo que habeis hablado hoy. Le ha ocurrido a mama, pero ella esta… mucho mejor que todos los demas.