de la mano y tiro. Solo consiguio hacer caer el soporte del microfono. Continuo acoplado.

David levanto la mirada hacia la mesa de mezclas, donde Leo pulsaba todos los botones a su alcance, sin el menor resultado. David estaba a punto de gritarle que cortara la corriente cuando le dieron un empujon y cayo a la parte baja del escenario. En el suelo, y tapandose aun los oidos con las manos, vio como la mujer blandia el microfono por encima de la cabeza y lo estrellaba contra el suelo de piedra.

El ruido ceso. El publico se paro en seco, miro a su alrededor. Un suspiro de alivio colectivo cruzo el local. David se puso de pie como pudo y vio que Leo estaba agitando las manos, se paso el indice por el cuello. David asintio, se aclaro la voz y dijo en voz alta:

– ?Atencion, por favor!

Los rostros se volvieron hacia el.

– Lo lamentamos mucho, pero por problemas… tecnicos nos vemos obligados a interrumpir el espectaculo.

Se escucharon algunas risas de burla.

– Queremos darle las gracias a nuestro patrocinador, la compania electrica Vattenfall, y… esperamos verles de nuevo.

Se oyeron algunos abucheos. David extendio las manos en un gesto que queria decir «joder, mil perdones, que esto no es culpa mia», pero la gente ya habia dejado de mirarle. Todos se dirigian hacia la salida. El restaurante se quedo vacio en cuestion de minutos.

Leo parecia cabreado cuando David entro en la cocina.

– ?Que has dicho de Vattenfall? -le pregunto.

– Una broma.

– ?Ah, si? Estupendo.

David estuvo a punto de decir algo acerca de la responsabilidad del capitan cuando se hunde el barco, puesto que Leo era el dueno del restaurante, y que el ya deberia tener listo el guion para la proxima vez que se produjera un cortocircuito inverso, pero se contuvo. En parte, porque no podia permitirse ponerse a malas con Leo, y, en parte, porque tenia otras cosas en las que pensar.

Se fue a la oficina y marco el numero del movil de Eva en el telefono fijo. Ahora si que consiguio contactar, pero solo con su buzon de voz. Le dejo un mensaje para que ella le llamara al restaurante tan pronto como pudiera.

Trajeron cervezas y los comicos se las bebieron en la cocina, donde tronaban los extractores. Los cocineros los habian puesto en marcha para mitigar el calor de las placas que no se podian apagar, y ahora sucedia lo mismo con los extractores. Apenas podian hablar con el ruido, pero al menos hacia fresco.

Poco a poco la mayoria de sus companeros se fue marchando, pero David decidio quedarse por si llamaba Eva. En la radio, en las noticias de las diez, dijeron que el fenomeno de la electricidad parecia afectar solo a la zona de Estocolmo; la tension electrica, medida en voltios por metro, en algunos lugares podia compararse con la de un rayo a punto de descargar. El noto que se le erizaba el vello de los brazos. Quiza fue un escalofrio, quiza electricidad estatica.

Al principio, cuando empezaron a vibrarle las caderas, creyo que se trataba de otro efecto de la tension existente en el aire, pero luego comprendio que era el movil. No reconocio el numero visible en la pantalla.

– Si, diga, soy David.

– ?Es usted David Zetterberg?

– ?Si?

Algo en la voz de aquel hombre hizo que se le empezara a formar un nudo de angustia en el estomago. Se levanto de la mesa y salio al pasillo hacia el camerino para oirle mejor.

– Me llamo Goran Dahlman, soy medico del hospital de Danderyd…

Cuando el doctor termino de informarle, David se vio envuelto en una niebla fria y no sintio las piernas. Apoyado contra la pared, cayo contra el cemento. Se quedo mirando fijamente el telefono que sostenia en la mano y lo tiro como si fuera una serpiente venenosa. Salio disparado y le piso el pie a Leo. Este alzo la vista.

– ?David! ?Que pasa?

De lo ocurrido durante la media hora siguiente David no iba a conservar ningun recuerdo. El mundo se habia paralizado, se habia vuelto absurdo. A Leo le resulto dificil abrirse paso en medio de un trafico que solo respetaba las normas mas elementales, ahora que habian dejado de funcionar todos los dispositivos electronicos. El comico iba encogido en el asiento del copiloto y miraba las parpadeantes luces de color ambar sin verlas.

Solo cuando llegaron al vestibulo del hospital fue capaz de sobreponerse lo suficiente y declinar el ofrecimiento de Leo para acompanarle arriba. No recordaba la respuesta de Leo ni como habia localizado la seccion. Solo se encontro alli de buenas a primeras, y el tiempo retomo su ritmo inapelable.

Si, se acordaba de una cosa. Cuando recorria el pasillo en direccion a la habitacion de Eva, parpadeaban todas las luces situadas sobre las puertas y el estruendo de las alarmas era constante. Le parecio totalmente logico, puesto que aquella catastrofe lo superaba todo.

* * *

Eva habia chocado con un alce y habia fallecido mientras David se dirigia al hospital. El medico le habia dicho por telefono que no habia ninguna esperanza, pero que su corazon aun latia. Ahora habia dejado de latir. Se habia parado a las 22:36. Veinticuatro minutos antes de las once el corazon habia dejado de bombear la sangre alrededor del cuerpo.

Un unico musculo en el cuerpo de una sola persona, una cagada de mosca en el tiempo, y el mundo habia dejado de existir. David estaba junto a la cama de ella con los brazos caidos, con el dolor de cabeza ardiendole en la frente.

Alli yacia todo su futuro, todo lo bueno que el habia imaginado que la vida podia darle. Alli reposaban los ultimos 12 anos de su pasado. Todo habia desaparecido, y el tiempo se contrajo en un unico e insoportable ahora.

David cayo de rodillas a su lado y le cogio la mano.

– Eva -le susurro-. Esto no vale. No puede ser asi. Yo te quiero. ?No lo entiendes? No puedo vivir sin ti. Tienes que despertarte ahora. No puede ser sin ti, nada puede ser sin ti. Yo te quiero muchisimo y por eso esto no puede ser asi.

El no paraba de hablar, un monologo de frases repetidas que cuantas mas veces las decia mas autenticas y verdaderas le parecian, hasta el punto de que empezo a crecer en su interior el convencimiento de que aquellas frases iban a surtir efecto. Si. Cuanto mas decia que era imposible, mas absurdo se volvia todo, y habia conseguido albergar la vana esperanza de que fuera a producirse el milagro si seguia repitiendo aquello; entonces, se abrio la puerta.

– ?Que tal? -pregunto una voz femenina.

– Bien, bien -respondio David-. Vayase de aqui.

David presiono la mano fria de Eva contra su frente, oyo el roce de la tela cuando la mujer se agacho y le puso la mano en la espalda.

– ?Puedo ayudarle en algo?

David giro lentamente la cabeza hacia la enfermera y se echo hacia atras con la mano de Eva aun en la suya. La mujer parecia la propia Muerte. Tenia unos pomulos prominentes y los ojos muy abiertos, atormentados.

– ?Quien es usted? -susurro el.

– Me llamo Marianne -contesto la sanitaria sin mover apenas los labios.

Se miraron fijamente el uno al otro con los ojos de par en par. El agarro la mano de su mujer con mas fuerza, para protegerla contra quien venia a buscarla, pero la enfermera no hizo ademan de acercarse. En vez de eso se puso a sollozar.

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