dejado morir de inanicion si no le hubiera llegado desde fuera la rabia que le habia llevado a querer alimentarse. Ahora se arrastraba todo lo deprisa que podia en direccion al origen de su furia.

Flora se acerco a un agente rodeado de muertos y se tiro al suelo un segundo antes de que ella previera que la conciencia de el iba a ceder para evitar las balas, cuando el policia empezo a disparar con su arma reglamentaria a los cuerpos que lo rodeaban.

Una pistola de fogueo le habria prestado el mismo servicio. El efecto era el mismo, aunque los restallidos eran mas fuertes. Los cuerpos se sacudian ligeramente cuando recibian el impacto de las balas, pero ni se paraban siquiera, y al cabo de un minuto el policia habia desaparecido bajo una masa de brazos y piernas escualidos vestidos con pijamas azules.

Se oyeron entonces mas disparos procedentes de diferentes sitios. Flora alcanzo la verja, se cruzo con un furgon de policia conducido por una mujer que gritaba por la radio algo de que enviaran refuerzos. Flora siguio corriendo hacia abajo, hacia la carretera, y despues de recorrer unos cien metros vio a Elvy, que venia apresurada por el sendero de tierra.

Los disparos de las pistolas ahora sonaban lejanos, eran detonaciones amortiguadas, como si estuvieran celebrando una fiesta de fin de ano en algun lugar alejado. Flora se encontro con su abuela, la cogio de la mano y le dijo:

– Ven.

Mientras se apresuraban cogidas de la mano hacia las verjas, dentro de Flora se fue abriendo paso un presentimiento: «Es demasiado tarde».

Elvy le apreto la mano con mas fuerza, diciendo:

– Algo. Solo podemos… Como he podido yo… yo…

«No lo sabiamos», le envio Flora.

Otro par de furgones policiales avanzaban por la explanada en direccion a las verjas. Uno de ellos se paro a su lado y bajo la ventanilla delantera.

– ?Alto! ?No podeis estar aqui!

Flora miro hacia las verjas. Los muertos salian ahora en tropel hacia la carretera, en direccion a la ciudad.

– Mierda -se oyo decir a una voz en el interior del vehiculo-. Subid. Rapido.

Flora miro a Elvy y pudieron compartir sus pensamientos durante un par de segundos. La anciana se sentia muy avergonzada por haber malinterpretado el mensaje y no haber cumplido con su deber. No estaba preocupada por lo que pudiera pasarle a ella, ya era mayor y aquella era su oportunidad de hacer algo. Flora, por su parte, sabia que nunca podria volver a una vida normal despues de aquel segundo dentro de la Muerte.

Debian intentarlo.

Se alejaron del furgon, en direccion a los redivivos, pero subitamente se abrio una puerta lateral del vehiculo y un par de policias bajaron y las cogieron.

– ?No entendeis sueco? No podeis estar aqui.

Las metieron en el furgon a la fuerza; una vez dentro, las cogieron otras manos y las sujetaron. Volvieron a correr la puerta y la cerraron. El vehiculo retrocedio marcha atras varios metros, hasta que el policia que se encontraba al lado de la conductora ordeno:

– Da una vuelta.

La conductora le pregunto que queria decir y el copiloto le hizo con la mano un gesto circular, apuntando a la masa de muertos que se acercaban al furgon. La conductora comprendio lo que queria decir, resoplo y acelero.

La chapa resonaba al colisionar con los muertos, que salian despedidos cuando el vehiculo arremetio contra ellos. A traves de la ventanilla lateral, Flora vio como los atropellados volvian a levantarse de nuevo.

Se tapo los oidos y se dejo caer en las rodillas de Elvy, pero a traves del cuerpo sentia los golpes cuando el vehiculo chocaba contra la carne muerta.

«Esto se ha acabado», penso. «Se ha acabado».

Mar de Alands, 23:30

A Anna no le preocupaba saber donde se encontraban. No se veia ninguna isla, el faro de Soderarm habia desaparecido detras del horizonte y ellos flotaban en una amplia calle de plata sobre un mar sin limites. En algun sitio estaba Aland y mas alla Finlandia, pero no eran mas que nombres carentes de significado, ellos estaban en el mar, solo en el mar.

Algunas olas suaves chapoteaban contra el casco. Elias yacia a su lado. Todo era como debia ser, y si no lo era, eso ya no tenia ninguna importancia. Estaban fuera, lejos de tierra, y podian seguir flotando eternamente.

El sonido que rompio aquel silencio era tan impropio que Anna al principio lo tomo por una broma del universo:

Eine kleine Nachtmusic en una feisima version electronica. Despues rebusco el telefono movil dentro del edredon. Pese a que lo habia cogido precisamente por si se encontraba en una situacion como aquella, le parecia imposible que alguien pudiera ponerse en contacto con ella aqui, ahora, cuando no habia nada.

Por un instante estuvo a punto de tirarlo por la borda, le molestaba el ruido. Despues reflexiono y pulso el boton para responder.

– ?Si?

Al otro lado, una voz que se debatia en medio de la agitacion. O quiza fuera que la cobertura era mala.

– Hola, me llamo David Zetterberg. Queria hablar con Gustav Mahler.

Anna miro a su alrededor. La luz de la pantalla la habia deslumbrado lo suficiente como para que no pudiera distinguir la linea que separaba el mar del cielo; estaban flotando en el espacio.

– El… no se encuentra aqui.

– Perdon, he de hablar con el. El tenia un nieto que… Deseo decirle una cosa.

– Puede decirmela a mi.

Anna escucho el relato de David, le dio las gracias y desconecto el movil. Despues permanecio un rato mirando a Elias, luego lo cogio en sus rodillas y coloco su frente junto a la de el.

«Elias, he de decirte una cosa…».

Ella noto que el la escuchaba. Le conto lo que acababa de saber.

«No debes tener miedo…».

La voz del nino resonaba en la cabeza de Anna.

«?Seguro?».

«Si, seguro. Quedate aqui hasta… hasta que llegue el momento. Quedate dentro de mi».

Ella sintio a traves del edredon como se hundia el cuerpo de Elias, convirtiendose en un peso muerto. Entro dentro de ella.

«?Mama? ?Como es eso?».

«No lo se. Yo creo que uno se siente… ligero».

«?Se puede volar?».

«Quiza. Si, creo que se puede».

Un zumbido se alzo sobre el mar, sonaba como si se acercara algun transbordador, pero la unica luz visible era la de la luna y las estrellas. El silbido se hizo cada vez mas fuerte, iba acercandose al bote y Anna se arrepintio. Ella tenia a Elias consigo, estaba otra vez dentro de ella, como lo habia estado cuando empezo su existencia, y ella ya no queria abandonarlo. Mientras estaba pensando eso, sintio como

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