A la sacudida inicial siguio una inmensa oleada de alivio, de regocijo casi. «Y ahora», penso Nigel estupidamente, «viene la parte en que, despues que la policia fracasa en su intento de atrapar al asesino, doy un salto y lo desarmo a puno limpio ante los ojos fascinados de mi amada. Sin embargo», anadio para si, «no pienso hacer nada de eso». Espero interesado a ver que ocurria a continuacion, y al segundo siguiente se recriminaba por consentir esos pensamientos. Oprimio la mano de Helen con mas fuerza.

– No seas tonto, Warner -dijo sir Richard, calmosamente-, mucho me temo que no puedas escapar.

– Tendre que correr el riesgo -contesto Robert-. Este mutis melodramatico es de pesimo gusto, pero lamento no poder evitarlo -se volvio hacia Fen-. Gracias por haberme dejado vivir esta noche -dijo-. Fue muy considerado de su parte. Posiblemente, si algun dia comparezco ante la justicia, pueda escribir la sucesora de Metromania que tengo en proyecto -la voz destilaba amargura-. Aunque lo dudo -retrocedio en direccion a la puerta-. No seria conveniente que me retrasase aqui para explicarles mi conducta con miras a justificarla. Pero por si nunca tengo oportunidad de hacerlo, lamento de todo corazon haber tenido que hacer lo que hice, no por mi, sino porque Yseut no era mas que una pobre oveja descarriada y porque contra Donald no tenia absolutamente nada. Para beneficio de la posteridad, que quede constancia de que reconozco haber obrado como un imbecil. Y -alzo la cabeza, no en ademan de arrogancia, sino de confianza justificada- creo que la posteridad se interesara por todo lo relacionado con mi persona.

Miro a Rachel.

– Y tu, querida. Lamento tener que… aplazar nuestras nupcias. No podre hacer de ti una mujer honesta - sonrio apenas, y su voz denoto ternura-. Y ahora -retrocediendo otro paso- los dejo. Y les advierto que si alguien (cualquiera) intenta seguirme, disparare sin vacilar -los envolvio a todos en una mirada rapida y salio.

Parecieron transcurrir siglos antes de que alguien se moviera; en realidad apenas fueron segundos. El inspector, revolver en mano, salio corriendo por la escalera, con Nigel, Fen y sir Richard pisandole los talones. El vestibulo estaba vacio, pero entraron en la sala a tiempo para ver a Robert trepando al escenario delante del telon. Se volvio al oirlos entrar y alzo la pistola. Un ruido ensordecedor parecio taladrar los timpanos de Nigel. Robert solto el revolver, y llevandose una mano a la pierna herida cayo doblado en dos como una muneca rota. Mientras corrian hacia el vieron que aun en medio del espantoso dolor que debia de sentir tanteaba el suelo en busca de sus gafas, que yacian rotas poco mas alla. Espectaculo grotesco, terriblemente patetico.

Pero tambien vieron otra cosa. Hubo un movimiento arriba, en la arcada del proscenio, y alzando la vista vieron que el telon de seguridad caia con la velocidad de una guillotina hacia el lugar donde yacia Robert, cegado y herido. No obstante saber que no llegaria a tiempo, Nigel echo a correr hacia la puerta que daba al escenario. Y mientras subia los escalones de dos en dos, con la sangre golpeandole en los oidos, oyo el estrepito escalofriante que parecio sacudir al edificio hasta los cimientos. De un salto llego a la galeria de electricistas, e hizo girar la llave. El telon subio nuevamente, mientras los demas cruzaban el foso de la orquesta en direccion a la figura tendida, inmovil.

Nigel se volvio hacia la persona que lo acompanaba en la pequena plataforma de hierro. Pero Jean Whitelegge tenia los ojos clavados en el vacio. Por fin lo miro sin ver y cayo desmayada al suelo. No hizo ademan de ayudarla, en cambio contemplo el pequeno grupo congregado abajo. Como desde una distancia infinita, oyo la voz de Fen, que decia:

– Ya no hay nada que hacer.

15

SE CIERRA EL CASO

Vivimos para el ahora,

El tiempo es inestable

Vano es el voto

Rota esta la fabula.

Maxwell.

– Y la clave de todo -decia Gervase Fen- era sencillamente lo siguiente: el disparo que oimos no fue el que mato a Yseut.

El, Helen, Nigel y sir Richard estaban otra vez en la habitacion que se abria al jardin y al patio. Habian pasado dos dias. Acababan de regalarse con una comida opipara en el George (que Helen, haciendo a un lado las protestas de sir Richard y con gran regocijo de Fen, se empeno en pagar) y ahora escuchaban el Post Mortem comodamente instalados. Despatarrado en un sillon, Fen hablaba haciendo peligrar con sus ademanes la integridad del vaso que sostenia en la mano.

– Nuestra apresurada suposicion al contrario -prosiguio- fue precisamente lo que hizo que el caso pareciera imposible. Y, como les dije, supe la verdad a los tres minutos de haber entrado en ese cuarto. Williams nos aseguro que nadie habia entrado o salido; nosotros mismos estabamos convencidos de que nadie podia haberla matado, fraguado el suicidio y huido en ese tiempo; accidente o suicidio igualmente imposibles, por razones ya vistas. ?Que otra alternativa quedaba?

Nigel juro por lo bajo.

– Pero si hubo otro disparo -dijo-, ?donde fue a parar la bala? ?Y como diablos hizo para disparar y dejar las impresiones de Yseut en el arma despues?

– Por supuesto que no disparo con ese revolver. Uso una pistola de fogueo, despues de preparar la escena con el revolver verdadero. Eso tenia la ventaja adicional de dejar un conveniente olor a polvora fresca en el aire; y tambien dejaba en el rostro de Yseut las quemaduras que sugerian que se habia suicidado, o que la habian matado de un tiro a quemarropa.

– ?Entonces no fue asi?

– Claro que no. ?Como podia haber sido asi? Ella estaba viva cuando entro en ese cuarto, y nadie la siguio dentro.

– Veo una dificultad -tercio Helen-. Ese Williams estaba fuera, en el corredor, de manera que desde alli no pudo disparar; Donald y Nicholas ocupaban la habitacion de enfrente, por ese lado tampoco pudo ser; y Williams vio a Robert cuando venia hacia aqui, de manera que no pudo haberlo hecho entonces. ?Como se explica? Me sigue pareciendo imposible.

– Si, claro -concedio Fen-. Ese, estoy de acuerdo, es el punto siguiente. Como comprenderan, inmediatamente despues del crimen no tenia la menor idea al respecto. En ese momento solo sabia lo suficiente para identificar al asesino sin dudas. Solamente una persona habria podido preparar el cuadro del suicidio y disparar el tiro de senuelo, y ese alguien era Warner. Nadie de fuera entro en la habitacion; nadie salio de aqui, excepto el. Por lo tanto, no quedaba otra alternativa. Fingio ir al lavabo, hizo los preparativos necesarios, disparo y volvio al lavabo antes de que Williams hiciera acto de presencia (recuerden que Yseut estaba muerta cuando bajo). O tal vez se oculto detras del biombo de la salita, para escabullirse fuera cuando Williams entro en el dormitorio. Despues salio del lavabo y se encontro con nosotros que bajabamos. Como lo razonable era suponer que unicamente al asesino se le habria ocurrido fraguar un suicidio, entonces, evidentemente, Warner era el asesino. Por otra parte, una visita al lavabo significa una coartada excelente; normalmente nadie lo interroga a uno a fondo acerca de esas intimidades. Y probablemente eso tambien le haya servido para otro proposito: imagino que en estos momentos por las cloacas de Oxford nadan un par de guantes y una pequena pistola de fogueo.

– ?Y cuales fueron esos preparativos? -quiso saber Nigel.

– Abrir la ventana, borrar las impresiones, dejar el revolver junto al cadaver y colocarle el anillo. Despues disparo la pistola, sosteniendola cerca de la cabeza de Yseut para dejar las marcas de polvora. Todo eso no puede haberle llevado mas de tres minutos, a lo sumo cuatro, probablemente menos. Y otra cosa: ?recuerdan que les llame la atencion sobre el hecho de que en el cuarto no se habia tocado nada por lo menos durante el cuarto

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