Vanguard 1. Cinco dias mas tarde fallecia Cyril Kornbluth, a consecuencia de un ataque cardiaco, en el duro clima de invierno de su ciudad natal. Solo tenia treinta y cuatro anos.
La muerte de Kornbluth llego solo unas semanas despues del fallecimiento de otro de los grandes de la ciencia ficcion, Henry Kuttner, tambien joven, a los cuarenta y tres anos. Si la contribucion fundamental de Kuttner al genero habia tenido lugar en los anos cuarenta, la de Kornbluth seguia en pleno auge. Sus numerosos y excelentes relatos breves, ademas de sus colaboraciones con Judith Merril y las mas abundantes con Frederick Pohl, se han convertido en clasicos, y el hecho de que su talento se truncara en plena juventud supuso uno de los peores golpes que la ciencia ficcion hubo de sufrir. Kornbluth fue uno de los escasos talentos creativos y originales de los ultimos anos de la decada de los cincuenta. Al faltar el, el campo de la ciencia ficcion dio un paso atras en el camino del progreso.
Para el aficionado a la ciencia ficcion, la situacion se tornaba cada vez mas lobrega. No solo desaparecian las revistas, sino que morian los grandes escritores. El veterano Bob Olsen, un nombre legendario de los dias de Gernsback, fallecio en 1956, seguido por Ray Cummings y por el dibujante J. Allen St. John, en 1957. Ajeno al genero, pero asimismo un talento creativo, Lord Dunsany moria en octubre del mismo ano.
Lo que deberia haber sido un momento triunfal para las revistas de ciencia ficcion, el amanecer de la era espacial, degenero en una terrible epoca de afliccion. Apenas sorprende que cada vez mas aficionados se pasaran al floreciente campo del libro de bolsillo, que no solo reimprimia numerosos clasicos perdidos de los anos treinta y cuarenta -antes solo en posesion de los mas fervientes coleccionistas-, sino que los autores de ciencia ficcion producian mas y mas novelas, destinadas en concreto a dicho campo editorial. 1956 vio la edicion de
Y asi, el infortunio se abatio sobre el mundo de la revista, que entablo una lucha feroz por la supervivencia.
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No causa sorpresa alguna que la primerisima victima de la desgracia fuera la unica revista sobreviviente de formato normal;
En junio de 1958, aparecieron por ultima vez dos revistas.
William Hamling advirtio tambien las senales de peligro. En octubre de 1955, tras el exito del
Ocho revistas habian cerrado ya un ano despues del nacimiento de la era espacial, y el final de esa situacion no se vislumbraba todavia.
La conversion tuvo lugar en el numero de febrero de 1959, al mismo tiempo que la publicacion pasaba a mensual. No se trataba, en realidad, de una revista en papel satinado. Estaba impresa en papel barato, y solo la cubierta -una llamativa franja amarilla, con una audaz ilustracion de Alex Schomburg- era de material especial. Al fin y al cabo, solo contaba la primera impresion. Ademas de los relatos normales, excelentes, Margulies presentaba una innovacion, una seccion de reediciones, titulada «Departamento de historias perdidas».
Se trataba de un negocio arriesgado y merecia triunfar. No fue asi. Los ingresos resultaron desconsoladores. El numero de junio de 1959 murio en la etapa de correccion y jamas fue impreso. No obstante, dos ejemplares fueron depositados en la Biblioteca del Congreso para registrar su propiedad intelectual, y se sabe que existen otros dos, convirtiendose asi en la mas rara de todas las ediciones de revistas de ciencia ficcion.
Por una ironia, la revista nueva que sobrevivio mas tiempo fue
Los anos cincuenta habian sido testigos de una profusion de supuestas peliculas de ciencia ficcion, la mayoria protagonizadas por agresivos monstruos, surgidos de todas partes. Realizadas en general de manera consternadora, hasta el punto de provocar la risa, ello no fue obstaculo para que atrajeran a un numeroso publico, sobre todo juvenil. Como es natural, cuando la industria cinematografica comprendio la potencialidad del campo, se multiplicaron las peliculas sobre dicha base. En consecuencia, se nos ofrecieron necedades como
Cosa extrana, la primera revista que se especializo en el genero fue britanica.
El mercado americano respondio mejor a este tipo de publicacion. En enero de 1958,