nulos. Atribuimos tal fallo a la presentacion del material, no a su esencia. Nos serviamos de cualquier persona para efectuar las grabaciones, aunque sobre todo de actores y actrices sin empleo y con experiencia en declamacion. Algunas de las voces seleccionadas llegaron a provocar reacciones de hostilidad subliminal en las clientes, con la consiguiente resistencia a la palabra hablada. Por tal razon, formamos un equipo bajo la direccion de Ted, Ted Mannion, aqui presente, para que se encargase de desarrollar una voz optima. Y lo consiguieron. ?Maravillosa! De hecho, nuestro programa estandar mas reciente ya la utiliza.
– ?U… una voz
– Claro, ?por que no? Disponiamos ya de toscos voders hace casi medio siglo. Simplemente, nosotros teniamos mas incentivos que otros investigadores para perfeccionar el dispositivo. ?Ah! Y cuando digo «una» voz optima, incluyo tambien la destinada a los hombres. Una voz de mujer, claro esta, aunque en este caso todavia lo estamos discutiendo, como ya habra oido. Supongo, senor Hankin, que ahora querra saber donde encaja usted. Bien, la respuesta es muy simple. Necesitabamos contar con una base mucho mas amplia de clientela (un termino elegante que significa mucho mas dinero) para compensar el paso de nuestros programas estandar al metodo de la voz artificial. Un metodo muy caro… Y asi, se me ocurrio la idea de una busqueda a nivel nacional del hombre y la mujer con la voz optima. Usted resulto el elegido. Cuando analizamos su breve grabacion, y pese a su evidente nerviosismo, encontramos un tipo increiblemente proximo al ideal. De hecho, de haber sido usted un actor experimentado, o alguien acostumbrado a hablar en publico, incluso hubieramos pensado en usar su voz en la realidad, lo mismo que de manera oficial.
– Pero no lo haran -murmuro Hankin.
Desde que decidio acceder a las suplicas de Mary y presentarse a la cita, no habia cesado de fortalecerse para la dificilisima prueba con el tranquilizador pensamiento de que su persona resultaba totalmente indispensable, de que seria el instrumento que ayudase a infinidad de gente insegura y ansiosa. Tal sosten se habia derrumbado en un abrir y cerrar de ojos.
Inconsciente de la bomba que habia colocado bajo la precaria confianza en si mismo de Hankin, Welland asintio con entusiasmo.
– Exacto -dijo-. Todo cuanto le pedimos, senor Hankin, es el derecho a usar su nombre e identidad en asociacion con nuestra voz masculina optima. Sus verdaderas prestaciones personales seran escasas: apariciones en publico y ante la television, en las que mantendremos su intervencion en un minimo razonable, sesiones fotograficas, etc… -Agito una de sus peludas manos-. Y por eso le pagaremos veinticinco mil al ano, con un contrato por cinco anos y excelentes perspectivas de renovacion. ?Que le parece?
Hankin no contesto. Aquella fue la sombra precursora de lo que vendria despues.
Mary conocio a Welland durante los ensayos para el programa especial de television en que el nombre y el rostro de Jeremy iban a ser presentados al publico. Hankin los vio conversar. Mas tarde, trato de averiguar donde se habian metido a partir de entonces, pero el irritable director del programa se vio obligado a gritarle en un momento dado y ya no se preocupo de otra cosa que no fuera acabar el trabajo.
Cada segundo de cada minuto de cada hora le parecio aborrecible. Ni siquiera el incentivo del dinero le hubiera mantenido en su puesto. Si se quedo fue simplemente porque sabia cuanta importancia otorgaba Mary a ese dinero.
Y pensando en Mary y en lo que de ahora en adelante ya no podria proporcionarle, sintio la mayor depresion que habia sufrido en toda su vida.
Quizas el asunto fuera tan sencillo como aparentaba. Quiza supo siempre que solo su voz -dulce, sosegada, rica en matices, musicalmente modulada- atrajo a Mary hacia el. Y quiza su creencia en lo anterior sostuvo su capacidad fisica para satisfacer los deseos mas juveniles de su esposa. De pronto, su voz habia dejado de pertenecerle, para reducirse a un sonido creado por medios artificiales, por un conjunto de computadoras, graduado de acuerdo con un tipo de reaccion a gran escala detectada en un inmenso sector de la poblacion.
Jeremy deseo que todo aquel asunto acabara de una vez y se le permitiera volver a la vida carente de excitaciones, pero soportable, que hasta entonces habia llevado.
No fue asi.
El programa especial de television constituyo un tremendo exito. Al terminar, se celebro una fiesta de la que el habia esperado evadirse, ya que rara vez bebia en exceso. En realidad, su maximo anhelo se centraba en irse a dormir. En atencion a Mary, sin embargo, soporto la celebracion hasta pasada la medianoche, observando que su esposa disfrutaba de los cumplidos que tantos hombres semiborrachos le dedicaban. Y ella mostraba un aspecto maravilloso, por que negarlo. Se habia ido de compras con el primer anticipo sobre el sueldo de Jeremy, regresando con varios vestidos exquisitos y un soberbio peinado.
A las doce y media se dio cuenta de que su esposa habia desaparecido y que lo mismo ocurria con Welland.
Despues del divorcio -que no fue seguido de matrimonio para ninguna de las dos partes, puesto que Welland estaba aburrido y soluciono todo el asunto con cierta cantidad de dinero procedente de los ya extraordinarios beneficios de Sueno Profundo-, Hankin cayo en un silencio practicamente total y en una apatia casi insuperable. Tenia tanto dinero que no sabia que hacer con el. Si se mostraba en publico en alguna parte -la publicidad en torno a su persona habia llegado a tal punto que ni siquiera disponia de un minuto para si mismo-, surgian en el acto articulistas de los periodicos que se deshacian en alabanzas y mujeres resueltas a confesarle que oian su voz todas las noches. Por regla general, aprovechaban tambien la ocasion para exponerle sus problemas intimos, no del todo satisfechas con el impersonal accesorio telefonico, similar a un microfono, que compartia sus almohadas. En dos ocasiones, como minimo, maridos frustrados habian tratado de enzarzarse en una pelea con Jeremy, persuadidos de que les habia arrebatado el afecto de sus esposas.
Se mantuvo oculto por mas de un ano. No se aventuro a regresar al ambiente que le habia herido de manera tan profunda hasta que la empresa adquirio el solar urbano y construyo el edificio Sueno Profundo, S.A. Fue la simple curiosidad lo que le atrajo. ?Que uso estarian haciendo de los recursos que el habia puesto a su disposicion?
En aquella primera visita, se alegro de no encontrar alli a Welland. El ejecutivo estaba disfrutando de unas breves vacaciones en las Bahamas, en compania de cierta conquista reciente. Ted Mannion, que habia concebido una especie de piedad por el, casi un afecto, le revelo, con una extrana mezcla de rudeza y ternura, los secretos de la red Sueno Profundo, ya diseminada por todo el continente.
Hankin contemplo las relucientes maquinas que le iban mostrando: las que analizaban los informes sobre los clientes y decidian que programa entre los por entonces mas de cien convenia mejor a su estado, las que enviaban tales programas preempaquetados y las capaces de corregir los programas estandar de acuerdo con las solicitudes especiales de psiquiatras con clientes bajo su cuidado. Estas ultimas solo precisaban de una grabadora, un microfono manual y un elaborado sistema de cortes y filtros.
– Es sorprendente lo que tu voz ha hecho por nosotros -comento Mannion.
– Vuestra voz -le corrigio Hankin.
Una muestra caracteristica de la extension del nuevo lenguaje que habia adoptado. Pocas palabras y, en la medida de lo posible, un monosilabo. La voz le habia pertenecido alguna vez, pero ya no era suya. De una forma vaga, encontraba incorrecto usarla para fines propios.
– No -replico Mannion-. Sin la realidad de tu persona unida a ella…, sin tus peliculas, tus apariciones en television…, no habria sido mas que una buena voz, util para propositos generales. Contigo detras, la gente la acepta como la voz de un amigo. ?Te das cuenta de que tienes doscientas setenta mil amigas?
La esperanza aleteo fugazmente en la mente de Hankin. Despues, dio media vuelta con un gesto de indiferencia. De las paredes, colgaban fotografias del Hankin-imagen elaborado por la compania. En el vestibulo, aparatos de video con cintas sin fin ofrecian fragmentos de los espectaculos patrocinados por Sueno Profundo, en los que habian forzado a participar al Hankin-imagen.
«Ese no soy yo.
– Yo tambien pienso que Welland es un sinverguenza -dijo Mannion, tras una larga vacilacion-. Pero el lleva las riendas. Sin Welland, seguiriamos en el mismo punto que al comienzo: un servicio exclusivista, para unos cuantos tipos ricos. Me gusta mas tratar a decenas de millares de clientes.
Como de costumbre, Hankin no replico. Por fin, cuando el silencio se alargo de modo interminable, Mannion anadio:
– Me haces sentir como un ladron. Te quedas ahi parado, sin abrir la boca… ?Como si yo te hubiera robado la voz, maldita sea! ?No podia saber que era