Levanto los ojos, reflejando en ellos su frenesi. Paul le miro cara a cara. El delgado cuello del nino se movia, al tiempo que sus labios.

– Asi… Ha de ser asi. Si no…, queda muy feo -murmuro.

Su voz fue un balbuceo raro, agudo, como si tuviera que arrancar las palabras de un diafragma nunca antes utilizado.

Kadar, todavia confuso, miro por segunda vez los trazos a lapiz. Estaban invertidos porque, desde su taburete, Paul veia siempre asi los simbolos. Y naturalmente, su validez no dependia de la forma en que estuvieran escritos.

Cabia en lo posible que un ignorante escribiera una sencilla frase enunciativa, siempre que hubiera oido alguna vez las palabras. Con suerte, hasta redactaria una oracion compuesta perfecta desde el punto de vista gramatical. Pero ?que posibilidades tendria de escribir algo tan poetico como esto: «los vientos huracanados doblegan los maravillosos brotes de mayo»?

Kadar miro a Paul una vez mas. El nino no necesitaba cuadernos ni lapices de colores porque su mente veia todos los conceptos con una claridad total e inmediata. Sentado en el taburete, solo con eso, habia asimilado una educacion matematica completa a traves del trabajo de Kadar. Antes, Paul se habia dedicado a observar a la senora Merrit, sin encontrar nada en su trabajo que estimulara su intelecto. En cuanto a su mutismo, no habia duda de que, igual que su modo de caminar, se reducia a un problema fisico y relativamente desprovisto de importancia para una mente como la suya.

El profesor se sintio sumergido por una gran ola de alegria, mitigada sin embargo al instante por la pena. Porque Paul era un monstruo, aunque un monstruo superior. Se hallaba probablemente por encima, o mas alla, del amor en el sentido humano. Pero sus mentes podian comunicarse, y tal vez esa fuera la mejor comunicacion que existia.

Bueno es hablar, pero mejor es callar

John Brunner

de Amazing Stories, abril de 1965

Puesto que he incluido en este volumen un relato de un autor americano publicado por una revista britanica, me parece adecuado presentar un relato de un escritor britanico aparecido por primera vez en una revista americana. Y se trata precisamente de un autor cuya prolifica produccion ha estado dirigida, en conjunto, al mercado americano.

John Kilian Houston Brunner nacio en Preston Crowmarsh, Oxfordshire, el lunes 24 de septiembre de 1934. Devoto de la ciencia ficcion desde los seis anos, Brunner comenzo a escribir su primera novela a los diez. Jamas la concluyo, pero asi se inicio la cadena de acontecimientos que le llevaria a publicar su primera novela a los diecisiete anos -cuando todavia era estudiante-, en el floreciente campo del libro de bolsillo britanico, ademas de vender algunos cuentos a revistas americanas, siendo el primero de ellos Thou Good and Faithful (Tu, bueno y leal) (Astounding, marzo de 1953).

Despues de prestar servicio en las fuerzas aereas, volvio a dedicar todo su tiempo a escribir. Su prodigiosa produccion todavia no ha menguado. Su literatura abarca toda la gama de la ciencia ficcion y la fantasia, desde Father of Lies (Inventor de mentiras) (1962), relato de un picaro que crea mundos a voluntad, hasta Total Eclipse (Eclipse total) (1974), un fascinante acertijo espacial, pasando por la voluminosa y premiadisima novela sobre el tema de la superpoblacion, Stand on Zanzibar (Todos sobre Zanzibar) (1968), o The Squares of the City (Las plazas de la ciudad) (1965), basada en el ajedrez.

Lo que convierte la lectura de Brunner en una delicia es lo imprevisible del autor. Vease como muestra la siguiente e inteligente narracion, que, dicho sea de paso, figura tambien entre sus favoritas.

Ninguno de los guardas de la compania trato de detener a Jeremy Hankin cuando este se dirigio hacia la reluciente fachada del edificio que exhibia en llamativas letras el nombre SUENO PROFUNDO, S. A. Los vigilantes le habian reconocido, pese a no llevar el maquillaje que se veia obligado a usar en los anuncios publicitarios de la empresa, y sabian que Jeremy estaba autorizado a visitar cualquier parte del edificio que se le antojara. Se trataba de un privilegio otorgado por la sin duda muy agradecida empresa. Despues de todo, la compania debia grandes favores a Jeremy.

Sus visitas a la sede comercial de Sueno Profundo, S.A. habian aumentado en frecuencia desde que se separara de su esposa. La mayoria de las veces no hablaba con nadie, y en los ultimos tiempos ni siquiera abria la boca. Se limitaba a errar de piso en piso, con una expresion de nostalgia en su rostro, atisbando con curiosidad a traves de las puertas de vidrio de los despachos, aceptando los saludos de los impresionados administrativos jovenes, los cordiales ejecutivos y los apocados clientes, con la tipica sonrisa forzada y un gesto de la cabeza.

De cuando en cuando, una sonrisa de amargura aparecia y desaparecia en su redondeado y palido rostro. Sin embargo, duraba tan poco que no daba tiempo a advertirla y comenzar a extranarse.

El edificio ocupaba toda una manzana y contaba con tres entradas. En el ultimo mes, Jeremy habia adoptado el habito de salir por una puerta distinta de la que habia entrado. Asi, los guardas de la empresa no esperaban verle de nuevo en cuanto se esfumaba en el interior.

Los cuatro pisos superiores los ocupaba Sueno Profundo, S.A.; el resto estaban alquilados. Muy de vez en cuando, Jeremy abandonaba el ascensor en una de las plantas inferiores y se quedaba mirando los nombres de las otras firmas comerciales, pintados en las puertas opacas. Nunca se habia atrevido a investigar mas a fondo. Consideraba el edificio como una especie de tablero de ajedrez tridimensional, situado en lo alto de una columna de niebla vagamente luminosa. Los demas habitantes del edificio se morian dentro y fuera de dicha niebla. Solo tomaba conciencia de ellos cuando compartian el ascensor o pasaban a toda prisa por el vestibulo. Jeremy les miraba incierto, preguntandose cuantos de ellos serian clientes de Sueno Profundo, S. A. Miraba en particular a las jovenes secretarias. ?A cuantas les hablaria todas las noches? ?Para cuales seria su companero de cama publicamente reconocido…?

Tomo su ascensor habitual, el primero de los cuatro. Sin excusarse por estirar el brazo por delante de otro de los ocupantes, apreto el boton del sobreatico. Sueno Profundo, S. A. guardaba su mercancia mas valiosa en la cima del edificio. En las restantes tres plantas pertenecientes a la compania habia pocos detalles que la distinguieran de otras firmas comerciales: pequenos y grandes despachos, amueblados con mayor o menor elegancia, segun la categoria de sus ocupantes, separados por paredes de vidrio o madera, dotados de telefonos de plastico negro u otros colores y decorados con cuadros de Klee y Matisse, evocadores de un alto nivel social. Graficos discretamente impresionantes reflejaban la marcha de la aventura, que, partiendo de la nada, paso por la discontinuidad de la Gran Busqueda y termino en la actual y fantastica cumbre del exito…

Fue Mary quien le metio en todo aquello, quien se detuvo, mientras Jeremy solo pensaba en alejarse a toda prisa, junto a la caseta de la esquina y el educado joven de la grabadora. Los ojos de Mary brillaron de interes, reconociendo la realidad oculta tras de lo que podria haber sido un simple ardid publicitario. Ademas, el nombre grabado en la fragil caseta ambulante significaba muy poco. Las sorprendidas caras de la gente que se agolpaba a su alrededor demostraban que, hasta entonces, la razon de la repetida proclama de aquel joven habia llegado a oidos de muy pocas personas.

Ligeramente desconcertado por el entusiasmo de Mary, pero cediendo galante a sus deseos, ya que se sentia muy orgulloso de su joven y encantadora esposa y solo llevaban dos anos casados, Jeremy se detuvo tal como habia hecho ella y la tomo de la mano.

– ?Que significa todo esto? -murmuro.

Examino los llamativos laterales de la caseta, en busca de alguna explicacion, y no encontro sino enigmaticos rompecabezas publicitarios.

– Se trata de la Gran Busqueda -respondio Mary-. Me entere ayer por la noche, en la television. Una campana de la empresa Sueno Profundo.

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