Completamente vulnerable.
Browne se abalanzo hacia el, al tiempo que gritaba:
– ?Miller! ?La prioridad es tuya!
El primer oficial Miller obedecio la orden de su capitan. Lo que ocurrio entonces solo habia sido previsto por Lesbee, el tecnico que conocia a la perfeccion infinidad de detalles.
Durante anos, habia observado que, cuando se le concedia a la sala de mando inferior la prioridad sobre el puente, la nave aceleraba un tanto. En el caso contrario, la nave desaceleraba al instante de forma similar. En ambos casos, algo menos de ochocientos metros por hora.
Los dos tableros de mandos no estaban sincronizados de manera perfecta. Los tecnicos solian burlarse de ese detalle, y Lesbee habia leido en cierta ocasion una oscura explicacion sobre la discrepancia. Se relacionaba con la imposibilidad de refinar dos metales hasta alcanzar la misma precision de estructura interna.
Se trataba de algo sabido de siempre: dos objetos jamas son exactamente iguales. Solo que en epocas pasadas la diferencia carecia de importancia. Se consideraba como una curiosidad tecnica, un interesante fenomeno de la ciencia metalurgica, un problema practico que obligaba a maldecir a los mecanicos, aunque sin mala intencion, cuando los tecnicos como Lesbee les pedian que elaboraran una pieza de recambio.
Por desgracia para Browne, la nave viajaba en aquel momento a casi la velocidad de la luz.
Las fuertes manos del hombreton, estiradas hacia el mas liviano cuerpo de Lesbee, tocaban ya el brazo de este cuando se produjo la momentanea deceleracion. El puente acababa de tomar el control de la nave. La repentina perdida de velocidad fue mas importante de lo que esperaba el propio Lesbee. Sin duda, para vencer la resistencia del espacio al movimiento hacia delante de la nave se precisaba mas potencia motriz de la que el habia pensado. Era preciso un tremendo impulso para mantener una aceleracion equivalente a una gravedad.
En un segundo, la gran astronave redujo su velocidad en cerca de doscientos cuarenta kilometros por hora.
Lesbee recibio el impacto de la deceleracion en parte contra su espalda y en parte contra un costado, puesto que habia girado un poco para defenderse del ataque de Browne.
El capitan, sin nada a que asirse, salio despedido a doscientos cuarenta kilometros por hora. Choco contra el tablero de mandos con un golpe perfectamente audible y se quedo alli, como pegado al material. Despues, una vez completado el ajuste, cuando la
Su uniforme aparecia descolorido. Lesbee le miro. La sangre que brotaba de el iba empapando el suelo.
– ?Piensas celebrar elecciones? -pregunto Tellier.
La gran nave, al mando de Lesbee, habia vuelto atras para recoger a sus amigos. La nave exploratoria, con el resto de los karnianos a bordo, fue situada en orbita en torno a Alta III y abandonada.
Los dos jovenes estaban sentados ahora en el camarote del capitan. Al formularle la pregunta, Lesbee se recosto en su sillon y cerro los ojos. No precisaba examinar su resistencia total a la propuesta. Ya habia saboreado las mieles del mando. Casi desde la muerte de Browne, observo que empezaba a pensar de la misma forma que el fallecido capitan. Entre otras cosas, aceptaba sus razonamientos sobre lo inconveniente de celebrar elecciones a bordo de una astronave. Eleesa, una de sus tres esposas, la mas joven de las dos jovencisimas viudas de Browne, les sirvio vino y abandono la estancia en silencio. Espero a que desapareciera. Luego, solto una tetrica carcajada.
– Mi buen amigo -dijo-, todos nos alegramos mucho de que el tiempo se comprima tanto a la velocidad de la luz. Con esta compresion de quinientas veces, cualquier exploracion a que nos decidamos requerira unos meses, unos anos como mucho. Y asi las cosas, no creo que debamos exponernos a una derrota electoral de la unica persona que conoce los detalles sobre el nuevo metodo de aceleracion. Hasta que determine con exactitud cuantas exploraciones vamos a llevar a cabo, mantendre en secreto nuestras posibilidades tecnicas. Pero pensaba, y sigo pensando, que otra persona deberia saber donde tengo archivada esa documentacion. Como es natural, he elegido al primer oficial Tellier.
– Gracias, senor -contesto el joven en tono oficial. En seguida adopto un aire visiblemente pensativo, mientras apuraba su vaso de vino-. De todos modos, capitan, creo que te sentirias mejor si convocaras las elecciones. Estoy seguro de que las ganarias.
Lesbee se rio tolerante y denego con la cabeza.
– Me temo que no comprendes la dinamica del gobierno. No existe un solo caso en toda la historia en que una persona en posesion del poder renunciara a el. -Y con la indiferente confianza que proporciona el poder absoluto, anadio-: No voy a ser tan presuntuoso como para oponerme a tamano precedente.
Nino problema
Arthur Porges
de
Durante dicha decada, escribio numerosos relatos, adquiriendo mayor fama en los generos de horror y misterio que en el de la ciencia ficcion, pese a un flujo constante de narraciones como The Fly (La mosca) (1952), The Ruum (1953) y The Rescuer (El rescatador) (1962). Sus obras giraban en torno a una sencilla idea argumental, pero estaban presentadas con un habilidoso toque de originalidad, que las convertia en memorables. El relato siguiente me entusiasmo ya la primera vez que lo lei, hace diez anos. Sencillo y breve, conserva su tremenda eficacia.
Si es posible aliviar el dolor absorbiendose en el trabajo mental, el matematico se cuenta entre los hombres mas afortunados. Mas alla de las bien cultivadas llanuras del analisis basico, se alzan por todas partes los picos no escalados de los grandes problemas, algunos de ellos acometidos durante generaciones, siempre sin exito. Y rodeando estos picos, o extendiendose hacia el horizonte, fuera del alcance de la vista, imperios inexplorados aguardan a sus inevitables conquistadores.
El profesor Kadar era como el hombre que entreve el paraiso, sintiendose incapaz de encontrar un sendero a traves del intransitable terreno que se interpone entre ambos. Habia ensayado pacientemente centenares de rutas, todas prometedoras, para toparse en el ultimo momento con el mismo abismo profundo, la senal de «carretera cortada».
Acababa de llegar a un nuevo punto muerto. Dejo caer el boligrafo, suspiro y hundio la cabeza entre las manos. Entonces, se oyo un sonido debil, de succion. El profesor alzo los ojos. Habia olvidado por un instante, una virtud del espinoso analisis que ocupaba un monton de copias amarillas.
?Cuanto tiempo llevaba alli el nino? Iba y venia de modo tan silencioso aquellos dias… Encaramado en el alto taburete cromado, un asiento incongruente para un nino de tres anos, permanecia sentado igual que un Buda frente a su padre. Y siempre con la misma mirada de introversion. Su faz enjuta, que conservaba la expresion tipica del recien nacido, adquirida en la matriz, habia acabado por parecerle oriental a Kadar. No, no se trataba de un idiota mongoloide, le aseguro el psicologo clinico. Simplemente, de un nino atrasado.
Los ojos del profesor, hundidos y melancolicos, se encontraron con los de Paul, que tenian, penso Kadar, un