asesinos. Dudo que lo hubiera hecho si hubieran sido de los suyos y se hallaran implicados en la misma intriga.
– Me refiero a que hay que investigar muchas cosas antes de llegar a tomar una decision -dijo Fidelma-. Tambien hemos descubierto que el hombre que acompanaba al arquero habia sido religioso, que llevo la tonsura de san Pedro, pero se habia dejado crecer el pelo desde hacia unas semanas. Ademas, sabemos que sus manos presentaban varias manchas de tinta, lo cual demuestra que era
Saco el crucifijo de plata elaborada y lo mostro a su hermano.
Colgu lo tomo y lo examino con un gesto de concentracion.
– Es una magnifica obra de arte, Fidelma. Es muy valioso. Dudo que se hiciera en este reino, ya que el diseno no es propio de Eireann -apunto y, de pronto, lo miro con recelo-. Diria que ya lo he visto. Pero, ?donde?
Fidelma mostro interes.
– Trata de recordar, hermano. Y procura averiguar para que un antiguo monje de la Fe iba a convertirse en asesino y llevar consigo semejante pieza de valor.
Colgu se quedo mirando a su hermana con aire pensativo.
– ?Crees que tras este asunto subyacen intereses mas profundos?
– Eso creo. Hay algo que no encaja -respondio-. La informacion que tenemos ahora no aporta una facil resolucion.
Llamaron a la puerta y esta se abrio tras la invitacion de Colgu.
Donndubhain entro y hablo sin esperar el permiso de Colgu para hacerlo. Asi le correspondia por derecho. No parecia contento.
– El principe de los Ui Fidgente ha solicitado que le recibais en audiencia. Su capitan, Gionga, le ha convencido de que Cashel es culpable de tramar una conspiracion para matarle.
Colgu solto un efusivo reniego.
– ?Podemos demorarle? Todavia no hemos llegado a una conclusion sobre este asunto.
Donndubhain movio la cabeza en senal de negacion.
– El principe os esta esperando en la Gran Sala. No me atreveria a reprenderle por sus formas, ya que esta de mal humor.
De acuerdo con el protocolo, incluso un principe debia esperar una invitacion antes de entrar en la Gran Sala de Cashel, donde el rey recibia a visitas e invitados oficiales. Ese mismo protocolo tambien exigia que los invitados esperaran en la antesala, previa invitacion a obtener una audiencia con el rey.
El rey se levanto con cuidado, procurando no ejercer presion sobre el brazo. Podia disculpar a su invitado herido, ya que habia desatendido las reglas de protocolo debido a la tension.
– En tal caso habra que ir a ver que requiere el principe de los Ui Fidgente -dijo con resignacion-. Acompanadme vos tambien, Eadulf. Quiza precise de vuestro robusto brazo sajon.
Cuando entraron en la sala, el principe de los Ui Fidgente ya estaba sentado. Le sudaba la frente y su postura revelaba desazon. No cabia duda de que la herida, ya fuera o no superficial, le incomodaba. De pie tras el estaba Gionga con cara de pocos amigos. No habia nadie mas, salvo Capa, el escolta del rey, detras del trono.
Donennach fue a ponerse en pie, pero Colgu, que no era un hombre susceptible, le hizo una sena para que siguiera sentado. El rey se acomodo en la silla oficial, apoyando el brazo con cuidado. Fidelma tomo asiento a la izquierda de su hermano, y Donndubhain se sento a la derecha. Eadulf se coloco de pie cerca de Capa.
– Decidme, Donennach, ?en que puedo serviros?
– Vine aqui como vuestro invitado, Colgu -empezo a decir el principe-. Acudi con el deseo de que nosotros, los Ui Fidgente, llegaramos a un estado de paz con los Eoghanacht de Cashel.
Hizo una pausa. Colgu tuvo la atencion de esperar. No habia nada que decir al respecto, pues se trataba de la mera observacion de un hecho.
– El ataque que se ha perpetrado contra mi… -Donennach vacilo- contra ambos -corrigio- deja en el aire ciertas preguntas.
– Dad por descontado que se estan buscando respuestas sin perder tiempo -intervino Fidelma.
– No esperaria menos -reprocho Donennach-. Pero Gionga me ha informado de cosas que me desconciertan. Me ha dicho que los asesinos, a los que el mato, son hombres de Cnoc Aine, la region gobernada por vuestro primo, Finguine. Por consiguiente, estan bajo vuestra responsabilidad, Colgu de Cashel. Yo mismo he visto que uno de los asesinos llevaba tatuada la insignia de vuestra propia elite militar.
– Sin duda habreis oido el dicho, Donennach,
Donennach la miro con mala cara.
– ?Que insinuais? -le dijo con desden.
– No confieis en las apariencias. Es tan facil colgarle una insignia a una persona, como lo es ponerle un abrigo. Un abrigo o la insignia solo dicen lo que esa persona quiere que creamos de ella -contesto Fidelma con calma.
Donennach entorno los ojos.
– Quizas el rey, vuestro hermano, querra explicar el significado de tal defensa.
– Una defensa implica una acusacion -le reprendio Colgu con sutilidad-. No nos conviene acusarnos mutuamente, sino aclarar la verdad.
Donennach movio la mano con indiferencia.
– ?De modo que reconoceis que me debeis una explicacion?
– Aceptamos -reconocio Colgu con cautela- que uno de los dos hombres a los que mato Gionga portaban la insignia de una orden de Cashel. Pero eso no le identifica como un hombre que estuviera a mi servicio. Como os ha dicho mi hermana, es facil colocar algo en un hombre para confundir a otros.
De pronto Donennach parecia incomodo y lanzo una mirada a Gionga.
– ?Como se que no se trata de una tentativa de Cashel para destruir a los Ui Fidgente? -exigio.
Al oir aquello, Donndubhain exploto. Se levanto de su asiento, llevandose la mano alli donde habria estado la vaina de la espada. Pero era norma no entrar nunca armado en la Gran Sala de un rey.
– ?Esto es una afrenta a Cashel! -grito-. ?Los Ui Fidgente tendrian que tragarse lo que han dicho!
Gionga se situo delante del principe, llevandose asimismo la mano a la espada que no tenia.
Colgu alzo una mano para detener a su
– Calmaos, Donndubhain -le ordeno-. Donennach, ordenad a vuestro hombre que retroceda. Mientras esteis en Cashel, nadie os inferira dano alguno. Lo juro por la Santa Cruz.
Donndubhain reculo y se hundio en su asiento, mientras Gionga, tras hacer Donennach una sena con la mano, volvio a su puesto, detras del principe.
Se impuso un silencio glacial.
En todo este tiempo, Colgu no aparto la mirada del rostro del principe.
– Decis que no sabeis si lo acontecido ha sido un intento de Cashel para destruiros. ?Puedo tener la misma seguridad de que no se trata de una conspiracion de los Ui Fidgente para atentar contra mi vida? -pregunto sin alterarse.
– ?Que he conspirado contra vos? ?Aqui, en Cashel? Si casi me mata la flecha de un asesino -dijo Donennach, cuya voz empezaba a adquirir un tono irritable.
– En vez de acusarnos mutuamente, deberiamos unir fuerzas para descubrir la identidad de los culpables - repitio Colgu, tratando de refrenar la furia contra su invitado.
Donennach solto una carcajada burlona.
Fidelma se puso en pie bruscamente y se coloco entre ambos con una palma extendida de cara a cada uno de ellos en una posicion simbolica.
Entonces callaron, pues en tales circunstancias un
– Nos hallamos ante una disension -dijo con serenidad-. Pero los desavenidos carecen de pruebas suficientes para argumentar con logica y profundidad sus respectivas circunstancias. Este asunto debe someterse a arbitraje. Debemos resolver el misterio de lo que ha sucedido e identificar al responsable. ?Estais de acuerdo?
Fidelma miro a Donennach.
El principe tenso los labios en una delgada linea al devolverle la mirada. Luego se relajo y se encogio de