hombros.
– Yo solo quiero que se analicen los hechos.
Fidelma se volvio hacia su hermano y alzo las cejas en un gesto de interrogacion.
– Sometase a arbitraje lo ocurrido. ?De que modo debe hacerse?
– El texto juridico
Donennach miro a Gionga antes de volver a mirar a Fidelma con reserva.
– ?Sereis vos el juez que represente a Cashel? -pregunto con un atisbo de mofa-. Vos sois la hermana del rey, por lo cual no deberiais formar parte de este juicio.
– Si insinuais con ello que tengo una optica sesgada de la ley -replico Fidelma-, os dire que no es asi. No obstante, yo no sere el juez de Cashel. Hay otros mejor cualificados que yo para tal cometido. Solicitare que se pida al
El principe de los Ui Fidgente espero sentado, con la clara sospecha de que la propuesta podia ocultar una trampa.
– De acuerdo, nueve dias. El tribunal se reunira el dia de la fiesta del Santisimo Mateo. Mandare llamar a mi
Colgu esbozo una sonrisa furtiva mirando a Fidelma.
– Sera como ha dicho mi hermana. Ella es la abogada de Cashel.
– Asi sea -concedio Donennach, y anadio, pensativo-: Pero ?que juez de Laighin sera nuestro mediador externo?
– ?Ya habeis pensado en alguien? -pregunto Colgu.
– El
Colgu no conocia a aquel hombre.
– ?Has oido hablar de este juez a quien llaman Rumann, Fidelma? -inquirio.
– Si, es de fama reconocida. Nada tengo que oponer a que se le pida que forme parte del juicio como juez tercero y principal.
Donennach se levanto de la silla con la ayuda de Gionga.
– Asi esta bien. En lo que respecta al juez, nombro al
– Podeis confiar en ello -respondio Colgu con frialdad-. Lo menos que podeis esperar es que colaboremos para llegar al fondo de este asunto. Pediremos a los escribas que redacten el protocolo para incoar el procedimiento, y lo firmaremos, a fin de asegurar que todos se reunan el dia senalado.
Cuando el principe de los Ui Fidgente se hubo ido, Colgu se echo contra el respaldo con un claro gesto de intranquilidad.
– Se que la sugerencia ha sido la correcta, Fidelma, pero, como tu misma has senalado antes, las pruebas van en contra de Cashel.
Donndubhain movio la cabeza con aire pesimista.
– Ha sido un movimiento en falso, prima.
Fidelma perfilo una sonrisa.
– ?Poneis en tela de juicio mi capacidad como abogada, Donndubhain?
– Tu capacidad, no, Fidelma -intervino Colgu-. Pero normalmente un abogado solo es bueno si lo son las pruebas de las que dispone. ?Conoces a ese abogado de los Ui Fidgente…, como se llama?
– Solam. He oido hablar de el. Dicen que es eficiente, aunque tambien dado a la vehemencia.
– ?Como defendereis Cashel? -pregunto Donndubhain.
– Yo se que Cashel no ha intentado asesinar a Donennach. Hay tres alternativas.
– ?Solo tres? -pregunto Donndubhain con mal humor.
– Solo tres que tengan sentido. Una es que podriamos argumentar tambien que los Ui Fidgente estan conspirando contra Cashel; que este suceso no es otra cosa que una artimana para inculparnos. En segundo lugar, se argumentaria que los asesinos formaban parte de una contienda sangrienta; que actuaron por su cuenta buscando vengarse de Colgu y Donennach. En tercer lugar, podria arguirse que los asesinos actuaron por su propia cuenta para echar a perder la paz que se estaba negociando entre los Ui Fidgente y Cashel.
– ?Te inclinas por alguna de las tres, Fidelma? -pregunto Colgu.
– Estoy abierta a las tres, si bien diria que la primera posibilidad es poco probable.
– ?La posibilidad de que los Ui Fidgente esten detras de los presuntos asesinos? ?Por que? ?Porque tambien atacaron a Donennach? -pregunto Colgu.
– Porque por mucho que no me guste Donennach, ha aceptado someterse a un arbitraje y no ha tenido ningun reparo en designar para ello al
Colgu se volvio hacia Donndubhain.
– Sera mejor que elaboreis el protocolo para que Donennach y yo lo firmemos. Luego enviaremos emisarios para convocar a Rumann de Fearna y a Solam de los Ui Fidgente.
Cuando Donndubhain abandono la sala para cumplir su cometido, Colgu le dijo a Fidelma con preocupacion:
– Esto sigue sin gustarme, Fidelma. Todavia tenemos que refutar las acusaciones de los Ui Fidgente.
Las palabras de Fidelma no le tranquilizaron.
– En tal caso, como tu
– Pero ya tenemos todas las pruebas que existen… a menos que encuentre un hechicero que resucite a los asesinos.
Eadulf, poco avezado a aquel tipo de humor, hizo una discreta genuflexion. Colgu y Fidelma no se dieron cuenta.
– No, hermano -replico Fidelma-. Me refiero a empezar desde donde nos lo permite la unica pista real.
Su hermano puso cara de curiosidad.
– ?Donde? -pregunto.
– En el pais de nuestro primo, Finguine de Cnoc Aine, ?donde si no? Quiza pueda descubrir quien hizo las flechas. Si lo averiguo, tal vez de con la identidad del arquero.
– Solamente dispones de nueve dias, Fidelma -dijo Colgu.
– Lo tengo presente -asintio Fidelma.
De pronto, el rostro de Colgu se ilumino.
– Puedes solicitar al abad Segdae de Imleach que te acoja. Y dado que es experto en arte eclesiastico, acaso pueda proporcionarte informacion sobre el crucifijo. Estoy convencido de que me resulta familiar, pero no se donde lo he visto antes.
Fidelma ya habia pensado en ello, pero en vez de confesarlo, se limito a sonreir.
– Ahora bien -objeto-, aunque puedo llevarme una de las flechas como muestra, no puedo llevarme el crucifijo, el cual debe permanecer aqui como prueba para el
– Excelente. Al fin y al cabo, quizas exista todavia un rayo de esperanza en toda esta confusion -dijo Colgu elevando el tono-. ?Cuando partiras a Imleach?