desalentando al pueblo y matar al rey?

– Y recordad que uno de los asesinos habia sido religioso -apunto Eadulf-. Seguramente sabria que representan las Reliquias.

El abad Segdae se sobresalto, pues era la primera noticia que tenia de aquel detalle.

– ?Estais diciendo que un miembro de la Fe levanto un arma contra el rey? ?Como es posible? Que un hombre del clero levante un arma cual asesino… ?Es impensable! -exclamo sin dar credito a lo que estaba oyendo.

Eadulf hizo un gesto desapasionado, e inmediatamente dijo:

– No es la primera vez que tal cosa ocurre.

– Pero en Muman si -objeto Segdae con enfasis-. ?Quien era ese hijo de Satan?

– Se sabe de cierto que no era del reino -respondio Fidelma, y dio el primer sorbo de vino-. Aona, el posadero del Pozo de Ara, ha dicho que hablaba con acento del norte.

Eadulf la secundo.

– Creo que acertamos al dar por sentado que era del norte. Incluso ese extrano tatuaje de un ave que llevaba en el brazo se ha identificado como algo que solo puede ser propio de la costa noreste, porque aqui en el sur no se conoce. Asi que el religioso no es de esta region.

De repente, el abad Segdae se quedo inmovil en la silla. Su tez habia empalidecido. Sus facciones se tensaron. Estaba mirando a Fidelma con verdadera consternacion. Intento hablar varias veces, antes de que la garganta seca le permitiera articular palabra.

– ?Decis que el asesino llevaba un ave tatuada en el brazo? ?Y que tambien hablaba con acento del norte?

Fidelma lo afirmo, extranada por la reaccion del viejo abad.

– ?Podeis describir al asesino? -pidio con ansiedad en la voz.

– De aspecto rechoncho, baja estatura y cabellos rizados y canosos -dijo Fidelma-. Un sujeto entrado en carnes, de unos cincuenta anos. Tenia el pajaro tatuado en el brazo izquierdo. Era una especie de halcon… se le conoce como aguila ratonera.

El abad Segdae se dejo caer hacia delante con las manos en la cabeza, gimiendo.

Fidelma se puso en pie y dio un paso incierto hacia el curtido anciano.

– ?Que sucede? ?Algo va mal? -le pregunto.

El abad tardo un momento en recobrar la compostura.

– La persona a la que habeis descrito es el hermano Mochta, el conservador de las Santas Reliquias. El que ha desaparecido de la abadia.

Se hizo un largo silencio.

– ?Estais seguro? -pregunto Eadulf, sintiendose ridiculo, pues por la descripcion no cabia duda alguna; era imposible que hubiera dos personas que compartieran tales caracteristicas.

Segdae expelio aire de los pulmones con un bufido casi violento.

– Mochta procedia del clan Brasil de Ulaidh -empezo a contar.

– Un reino del norte -aclaro Fidelma a Eadulf.

– Tenia ese mismo tatuaje caracteristico en el antebrazo izquierdo.

Fidelma guardo silencio un momento para reflexionar sobre la cuestion.

– En tal caso, el misterio no hace mas que complicarse, Segdae -observo finalmente y, haciendo caso omiso del desconcierto que aparecia en la mirada del abad, prosiguio-: ?Cuando fue la ultima vez que visteis al hermano Mochta?

– Le vi anoche durante las visperas.

Las visperas era la sexta hora canonica del breviario de la Iglesia, que los religiosos cantaban cuando Vespero, el lucero de la tarde, aparecia en el cielo.

– ?Solia salir mucho de la abadia? -pregunto Fidelma.

Segdae movio la cabeza y dijo:

– Que yo sepa, apenas salio de la abadia desde que llego para ser nuestro scriptor hace diez anos.

Eadulf alzo las cejas y miro significativamente a Fidelma.

– ?Y decis que era el scriptor de la abadia? -se apresuro a preguntar.

Segdae hizo un gesto afirmativo.

– Llego para trabajar en los Annals y mas adelante paso a ser el conservador de las Santas Reliquias.

– Dado el valor y la importancia de tales reliquias -sugirio Eadulf-, lo extrano es que se nombrara conservador a un hombre de otro reino.

– El hermano Mochta era un hombre devoto y aplicado, que cumplia rigurosamente con sus deberes religiosos. Entregado siempre a esta abadia y a su tierra adoptiva.

– Hasta ahora -anadio Eadulf.

– Ha estado diez anos con nosotros, seis de los cuales como conservador de las Reliquias. ?Insinuais que las robo y anoche fue a Cashel para matar al rey Colgu? Es imposible de creer.

– Sin embargo, si era como habeis descrito, incluido el tatuaje del aguila ratonera en el antebrazo izquierdo, su cuerpo yace muerto en Cashel, pues lo mataron al intentar huir del lugar del delito -argumento Eadulf.

El abad encorvo los hombros, angustiado.

– Pero, ?como explicar entonces la sangre y el desorden de su celda? El hermano Madagan, mi administrador, enseguida penso, como yo, que la misma persona que habia robado las Reliquias habia atacado y herido a Mochta.

Fidelma dijo, pensativa:

– Debemos resolver ese misterio. Mientras tanto, parece que ya sabemos quien es uno de los asesinos que yacen muertos en Cashel.

– Pero ahora estamos ante un misterio mayor que el que de antes -se lamento Eadulf-. Si fue el hermano Mochta quien robo las reliquias y…

Fidelma lo interrumpio al llevarse las manos al marsupium, la bolsita de piel que llevaba a la cintura, y extraer un papel que dio al abad.

– Quiero ver si identificais esto, Segdae.

Era el papel con el boceto del crucifijo que habia pedido al hermano Conchobar. Aplano el papel para que el abad lo viera mejor.

El abad lo tomo con ansia.

– ?Que significa esto? -exigio al ver el dibujo.

– ?Lo reconoceis? -pregunto a su vez Fidelma.

– Claro que si.

– En tal caso, decidnos de que se trata.

– Es una de las Santas Reliquias de Ailbe. Segun la historia, Ailbe fue ordenado obispo en Roma. Dicen que el obispo romano Zosimo el Griego lo obsequio con este crucifijo, elaborado por los mejores artesanos de Constantinopla. Es de plata, con cinco grandes esmeraldas. ?Quien hizo este dibujo y para que?

Con cuidado, Fidelma volvio a doblar el papel y a colocarlo en el marsupium.

– El asesino de baja estatura llevaba encima la cruz. La encontraron tras morir en manos de Gionga, el capitan de la guardia de los Ui Fidgente.

Eadulf se dio una palmada de satisfaccion contra el muslo.

– Bueno, ya tenemos un misterio resuelto. El hermano Mochta robo las Reliquias y luego intento asesinar a Colgu y a Donennach.

– ?Esta el crucifijo a buen recaudo? -pregunto Segdae con inquietud.

– Esta requisado en Cashel como prueba para el juicio.

El abad Segdae suspiro hondo.

– De este modo, al menos un objeto de las Santas Reliquias esta a salvo. Pero, ?donde estan las demas? ?Las habeis encontrado?

– No.

– Entonces, ?donde estan? -pregunto el abad, casi gritando por la desesperacion.

– Eso queremos averiguar -afirmo Fidelma.

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