dientes que callaran.

– ?Conoceis bien al hermano Bardan? -prosiguio Fidelma inocentemente.

El hombrecillo la miro con desden y le pregunto:

– ?Os parece correcto que dos abogados contrarios discutan de asuntos que afectan a la vista de Cashel?

Fidelma noto que se le despertaba el mal genio, pero se contuvo.

– No sabia que estuvieramos discutiendo al respecto -replico, tratando de atenuar el tono gelido de su voz-. Aunque por lo que decis, se os ha informado de todos los detalles del caso, asi que no importa si hablamos en terminos generales.

– Como dalaigh, me corresponde interrogar a quien yo quiera. Mi principe, Donennach, me envio un mensajero con la orden de que acudiera a Cashel, y con el llevaba una copia del protocolo que redacto Donndubhain, el tanist de Cashel. Acto seguido, parti de inmediato.

Fidelma insinuo con una rapida sonrisa:

– Supongo que el mensajero de Cashel os dijo que yo habia venido a Imleach, y por eso estais aqui, ?cierto?

Solam se ruborizo.

– He venido aqui… -empezo a decir, y entonces se dio cuenta de adonde lo habia conducido su oponente.

– El camino que va de Luimneach a Cashel queda al norte de la abadia, de lo cual deduzco que os parecio prudente pasar antes por aqui. ?Tengo razon?

El hombrecillo entorno los ojos.

– Sois una dama muy astuta -afirmo con frialdad-. Vuestra reputacion os precede.

– Cuan gratificante -exclamo Fidelma, y luego hizo una pausa para que el silencio pesara sobre la pregunta.

– Como dalaigh -explico Solam-, mi obligacion era averiguar si habiais sido capaz de reconocer el crucifijo. Debo creer que si. El crucifijo de Ailbe fundo esta abadia; un crucifijo que ha desaparecido de la capilla donde se ha custodiado a lo largo de mas de un siglo.

Fidelma disimulo su asombro al descubrir lo poco que habia tardado Solam en reunir toda la informacion. Este estaba reclinado contra la silla, componiendo un gesto ufano.

– No sabia que el hermano Bardan fuera tan locuaz -dijo en un susurro.

Solam no mostro amago de negar que habia obtenido la informacion del boticario.

– Sin duda es mas servicial que muchos otros del lugar.

– Haceis justicia a vuestra reputacion, Solam -dijo Fidelma.

– Descubrireis que ahora tengo pruebas de que esta conspiracion de asesinato no fue idea de los Ui Fidgente, como alegais.

– Estais mal informado, Solam -le contradijo Fidelma-. Yo jamas he alegado nada. Ya que hablais del deber de un dalaigh, tambien es mi responsabilidad reunir hechos y presentarlos ante los brehons. Otros han hecho alegaciones; yo no. No dejare de buscar la verdad hasta convencerme de haberla encontrado.

– Creo que encontrareis la verdad mas cerca de Cashel de lo que creeis -insinuo el abogado de los Ui Fidgente.

De pronto se inclino sobre la mesa, mirandola de frente sin pestanear. En un mismo tono, en poco mas que un susurro, le dijo:

– Yo creo que vuestro hermano esta conspirando para destruir a los Ui Fidgente. Creo que pretende completar la victoria que obtuvo en Cnoc Aine el ano pasado, cuando nuestro rey, Eoganan, fue asesinado. ?Que mejor justificacion para aniquilarnos que alegar que nuestro principe, Donennach, esta implicado en una conspiracion para asesinarlo por venganza? Si consigue que el pueblo se lo crea, conseguira el apoyo necesario para destruir a los Ui Fidgente. Sacare la verdad a la luz… ?que Colgu, vuestro hermano, es quien esta detras de esta conspiracion!

Solam se echo hacia atras, desafiante, y cruzo los brazos.

Fidelma guardo silencio unos instantes y a continuacion se permitio un asomo de sonrisa en la comisura de los labios. Movio la cabeza con tristeza.

– Teneis una excelente tecnica judicial, Solam. Por desgracia, mas os vale reservarla para la sala del tribunal. Y no lo olvideis: los brehons se basan en hechos, no en arranques emotivos.

Solam se puso en pie de un salto. Estaba rojo de furia. Fidelma habia hecho una acertada valoracion de su caracter vehemente. Considero para si que la expresiva irritabilidad del dalaigh podia ser para ella un buen recurso en su defensa ante los brehons. Por un momento penso que la ira de Solam iba a estallar en forma de furia verbal. Pero el menudo dalaigh trago hiel.

– El tiempo dira -murmuro Solam con rabia antes de salir indignado de la biblioteca, y haciendo tal ruido, que un par de escribas levantaron la cabeza de los libros.

El bibliotecario jefe se levanto de su sitio y se acerco a Fidelma con mirada ofendida.

– El Ui Fidgente no ha devuelto el libro a su lugar -comento al ver el libro que Solam habia estado consultando-. Supongo que ya ha terminado, ?no?

Fidelma hizo una mueca al bibliotecario y se excuso:

– Supongo que si.

El monje se inclino para recoger el volumen, pequeno y encuadernado en piel. De forma inesperada, Fidelma extendio una mano y detuvo al hombre.

– Un momento…

Giro el libro para leer el titulo. Era un ejemplar de la Vida de Ailbe. Lo entrego al bibliotecario, reflexionando.

Eadulf estaba con el abad Segdae en la celda privada de este. Ambos levantaron la cabeza con sorpresa al ver entrar a Fidelma, que fue al grano:

– ?Como es posible que el hermano Bardan sepa que os mostre el esbozo de un crucifijo que descubrimos encima de uno de los asesinos de Cashel, el cual se identifico como una de las Reliquias desaparecidas de Ailbe?

El anciano abad de rasgos falconidos parpadeo.

– Yo no se lo dije -protesto-. Pero todo el mundo sabe que las Reliquias y el hermano Mochta se han desvanecido, Fidelma.

– Pero nadie tendria por que saber que el crucifijo fue hallado en el cuerpo del asesino.

El abad abrio las manos.

– No me parecio que debiera mantenerse en secreto entre los religiosos superiores de la abadia. Las Reliquias constituyen una gran preocupacion para todos nosotros. Al fin y al cabo, somos la primacia de este reino. Aqui acuden los reyes Eoghanacht para prestar juramento junto al antiguo tejo. ?Por que iba a ser un secreto?

– No os echo la culpa de nada, Segdae -lo tranquilizo Fidelma-. Decidme, ?a quienes lo mencionasteis?

– Se lo dije al hermano Madagan por ser el administrador de la abadia.

– ?Y al hermano Bardan? ?Se le dijo a el?

– La abadia es una comunidad de vinculos estrechos. Las noticias vuelan. Es imposible mantener secretos entre los hermanos y las hermanas de la Fe.

Fidelma suspiro para si. El abad tenia toda la razon.

Saltaba a la vista que Segdae estaba preocupado por la forma en que miraba ora a Fidelma, ora a Eadulf.

– ?Por que ambos mencionais al hermano Bardan? -les pregunto-. El hermano Eadulf tambien me estaba interrogando sobre el. ?Sospechais que puede haberse conducido de un modo impropio para un miembro de esta abadia?

– Ya le he explicado al padre abad que solo queremos aclarar algunos aspectos circunstanciales -se apresuro a intervenir Eadulf.

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