– Es posible aislarse en medio de una multitud -respondio Della con serenidad.
– Vos cuidareis del hermano Mochta, ?verdad, Della? -solicito Fidelma, lanzando una mirada a Eadulf como indirecta de que ya habia hablado mas de la cuenta.
Della sonrio a su amiga.
– Os doy mi palabra, Fidelma.
Della ya estaba ayudando al monje herido a tomar asiento. Al ver el relicario de san Ailbe, el hermano Mochta se tranquilizo visiblemente.
Fidelma tomo a Eadulf del brazo, que se habia quedado alli de buen grado hablando de los principios de la soledad, y lo insto a ir hacia la puerta.
– Volveremos a tiempo para la vista, hermano Mochta. Cuidaos esas heridas.
Alzo una mano para despedirse del monje y dedico a su amiga una sonrisa de agradecimiento.
Una vez fuera, mientras montaban en los caballos, Eadulf comento:
– Teneis una amiga peculiar, Fidelma.
– ?Della? No, no es peculiar. Simplemente es una mujer triste.
– No veo ningun motivo por el que estarlo. Aun es atractiva y no parece que le falte de nada.
– Os contare algo para que nunca mas volvais a mencionar nada al respecto. Della era una mujer de secretos.
Fidelma empleo la palabra
– ?Una mujer de secretos? -pregunto Eadulf, frunciendo el ceno sin alcanzar a entender el eufemismo.
Al comprender lo que Fidelma le estaba diciendo, se le ilumino el semblante.
– ?Quereis decir que era prostituta? -pregunto al recordar la palabra
Fidelma asintio con sequedad.
– Por eso queria impediros pronunciar una palabra mas ahi dentro. Es un tema delicado.
Desde una calle lateral accedieron a la calle principal de Cashel. Pasaron por delante de una taberna que habia en una esquina. Frente a esta, en la penumbra, vieron a un hombre bebiendo de un cuerno, que al verlos se apresuro a entrar. Eadulf fingio no haberlo visto, pero cuando dejaron atras la taberna dijo a Fidelma:
– Acabo de ver a Nion en la puerta de esa taberna que acabamos de pasar. Es evidente que nos ha visto y que no deseaba ser visto.
Fidelma permanecio impasible.
– Despues de pasar esta manana por la posada de Aona, era de esperar que estuviera en Cashel.
La reaccion de Fidelma le decepciono, pero se volvio a interesar por Della.
– ?De donde viene vuestra amistad con Della?
– Fui su abogada cuando la violaron -respondio Fidelma con calma.
– ?La violaron siendo prostituta? -pregunto Eadulf con incredulidad.
Fidelma enfurecio de subito.
– ?Acaso porque una mujer sea prostituta esta permitido que la violen? Al menos hay una ley que admite indemnizar a una mujer en tal circunstancia, aun en el caso de una
La vehemencia del tono incomodo a Eadulf, que luego dijo para disculparse:
– Solo creia que una prostituta no tenia derecho a tal compensacion, como tampoco sabia que lo tuviera para adquirir una propiedad.
Fidelma se ablando un poco.
– Puede heredar una propiedad de sus padres, pero en general no puede adquirirla ni por medio de matrimonio ni cohabitacion y, si durante esta union ha obtenido algun beneficio de su trabajo, no tiene ningun derecho a reclamar una parte del mismo.
Eadulf sonrio con satisfaccion.
– Entonces tenia razon, ?no?
– Salvo en que olvidaste que una prostituta puede renunciar a la vida que llevaba y, si asi lo hace, puede ser readmitida en sociedad.
– ?Eso le ha ocurrido a Della?
Fidelma hizo un gesto afirmativo.
– Hasta cierto punto. Renuncio a su vida previa tras la violacion. Concluido el caso en que la represente, se retiro a la casa que fuera de su padre. Ya hace algunos anos de eso. Por desgracia, mucha gente aun la trata con desprecio y su forma de protegerse no ha sido otra que la de recluirse.
– Esa no es la solucion -respondio Eadulf-. En soledad, uno se encuentra con lo que ha llevado dentro.
Fidelma lo miro un momento. De vez en cuando Eadulf hacia comentarios tan pertinentes, que veia con claridad por que habia llegado a gustarle y por que casi siempre confiaba en el. Otras veces era torpe y parecia exento de sensibilidad hacia las personas o los acontecimientos. Era un hombre paradojico; brillante e intuitivo por una parte, lento e irreflexivo por otra. Era irregular en su forma de ser, y dispar con respecto a la naturaleza lucida, analitica y caustica de ella.
En silencio, siguieron adentrandose en Cashel. Muchos la reconocian y algunos la recibian con una sonrisa, mientras otros formaban grupos, observando y susurrando sin disimular su curiosidad. Avanzaron hasta las puertas del grandioso palacio real.
Capa, el capitan de la guardia, se hallaba en la puerta.
– Bienvenida de nuevo, senora -la saludo al entrar-. El principe de Cnoc Aine ha llegado esta manana, asi que esperabamos vuestro regreso de un momento a otro.
Fidelma intercambio una mirada con Eadulf.
Antes de que pudiera decir nada, desde un edificio proximo aparecio corriendo su primo Donndubhain, presunto heredero de Colgu, para recibirles con una sonrisa.
– ?Fidelma! -exclamo con alegria-. Gracias a Dios que estais sana y salva. Han llegado a nuestros oidos las nuevas del asalto a Imleach. Como no, el principe Donennach niega cualquier implicacion de los Ui Fidgente. Pero eso ya cabia esperarlo, ?verdad?
Fidelma desmonto, y su primo la abrazo. Se volvio para desatar la alforja de la silla, y lo mismo hizo Eadulf.
– Tendreis mucho que contarnos sobre el asalto a la abadia -exclamo Donndubhain, que parecia emocionado-. Cuando lo supimos… bueno, me costo mucho evitar que vuestro hermano fuera a Imleach al mando de una guardia. Pero… -dijo, y callo, mirando a su alrededor como si temiera que le oyera algun conspirador- de haberlo hecho, Cashel habria quedado desprotegida. Y no hay que olvidar la presencia de Gionga y su escuadron de Ui Fidgente.
Fidelma se volvio hacia Capa para pedirle que se llevaran los caballos a los establos y los atendieran. Luego pregunto a su primo:
– ?Ha ocurrido algo de lo que debais informarme?
Donndubhain movio la cabeza indicando que no habia ocurrido nada.
– Esperabamos que vos llegarais con alguna noticia que esclareciera el misterio.
Fidelma sonrio, apesadumbrada.
– Las cosas nunca son sencillas -comento en un tono cansado.
– Vuestro hermano el rey quiere veros de inmediato -anadio su primo-. ?Os importa? ?O antes preferis descansar del viaje?
– Primero vere a Colgu.
– No es menester que vaya con vos el hermano Eadulf -se apresuro a decir Donndubhain, que iba delante de ella.
– En tal caso os vere luego -dijo Fidelma a su amigo, sonriendole con un cierto amago de disculpa.
Colgu esperaba a Fidelma en sus aposentos privados. Tras un calido saludo, Fidelma le pregunto por su herida.
– Gracias a nuestro amigo sajon, la herida esta curando bien. ?Ves? -dijo, alzando el brazo por encima de la cabeza para luego moverlo, mostrando asi la evidente mejoria-. Aun tengo una leve molestia, pero no hay infeccion y pronto estare bien, tal como prometio… -dijo y, tras hacer una pausa, pregunto-: ?No ha venido contigo el hermano Eadulf?
Fidelma miro a Donndubhain, que se habia quedado de pie junto a la puerta con cara de pocos amigos, y
