dijo:
– Creia que querias verme a solas.
Colgu quedo un momento desconcertado.
– Ah, si, claro. Muy bien, Donndubhain. Enseguida estaremos con vos.
Cuando aquel hubo salido, Colgu indico a Fidelma que tomara asiento.
– Donndubhain se ha convertido en un acerrimo partidario de la teoria de la conspiracion. Esta convencido de que acechan enemigos por todas partes. Espero que Eadulf no se haya sentido insultado. Confio mucho en el.
Fidelma le sonrio mientras se sentaba.
– Creo que sabes muy bien en quien depositar tu confianza.
– ?Que has averiguado en Imleach? Hemos recibido la noticia del ataque. Nuestro primo Finguine, principe de Cnoc Aine, ha llegado antes que tu y nos ha dado detalles.
– Eso tengo entendido -respondio Fidelma-. Por lo visto hay poco que anadir. El abad Segdae y los testimonios de Imleach deberian llegar a lo largo de los proximos dias, acaso manana.
– ?Testimonios? -pregunto Colgu con optimismo.
– Creo que los acontecimientos de Imleach, la desaparicion de las Santas Reliquias y el asalto al pueblo guardan alguna relacion con el intento de asesinato. Por cierto, ?como esta el principe de los Ui Fidgente? He olvidado preguntar por sus heridas.
Colgu le conto con sarcasmo:
– Tiene una leve cojera. La herida ha mejorado, pero ha empeorado su humor. Aparte de eso, goza de buena salud y sigue acusandonos de conspiracion. Su escolta, Gionga, casi no se separa de el.
– ?Sabeis que Gionga habia apostado guerreros en el puente del rio Suir para impedirme salir?
Su hermano puso gesto de preocupacion.
– Me entere despues. Gionga, o su principe, fueron astutos. Tan pronto se supo que habias llegado a salvo a Imleach, el principe Donennach acudio a mi para explicarme que Gionga, en una muestra de excesivo celo en su trabajo, habia apostado una guardia para impedir la huida de un posible complice de los asesinos. Los guerreros malinterpretaron sus ordenes y por eso intentaron evitar que fueras a Imleach. Donennach se deshizo en disculpas y explico que mas tarde les dio la orden de dispersarse.
– ?Cualquiera se lo cree! -exclamo Fidelma tras soltar una risilla desdenosa-. Tenian ordenes concretas de impedirme ir a Imleach. Me lo dejaron bastante claro.
– Pero, ?como podemos demostrarlo? Asi como Donndubhain defiende la teoria de una conspiracion contra los Ui Fidgente, ?que pruebas tiene? No tardaran en cumplirse los nueve dias. Me han dicho que el
Fidelma se debatia entre mostrarse optimista, o contarle a su hermano la dura verdad.
– Estoy contemplando varias vias que podrian conducir a la verdad, pero solo son vias que indagar. Por desgracia, la respuesta inmediata es que aun no tengo la solucion.
– Justo lo que imaginaba, ya que de lo contrario me lo habrias comunicado enseguida. Parece que tendremos que confiar en que tu talento permita sacar a la luz la verdad durante la celebracion de la vista.
Fidelma habria querido alentar a su hermano, pero se limito a preguntarle:
– ?Donennach de los Ui Fidgente sigue empenado en acusarte de conspiracion?
– Por lo visto, Solam se ha obstinado en demostrar que estoy implicado en una conspiracion para matar a Donennach. Los nobles de Muman han manifestado que no piensan aceptarlo. Con razon o sin ella, creen en mi porque soy su rey y estan convencidos de que no he cometido vileza alguna…
– Y es cierto.
– Pero es necesario demostrarlo. Si un tribunal nos condena a mi y a los Eoghanacht, temo que los nobles aleguen que ha habido una conspiracion, ?al igual que Donndubhain! Entonces tomarian el asunto en sus manos para castigar a los Ui Fidgente. La actitud de los Ui Fidgente esta encrespando por momentos a Donndubhain, que se muestra convencido de que ellos atacaron Imleach. Vislumbro la eventualidad de que Donndubhain acabe dirigiendo a los nobles en un ataque contra todos los clanes Dal gCais. El reino podria quedar dividido por las guerras. En lugar de la paz a la que aspiramos, podriamos entrar en otro ciclo de conflictos que podrian durar siglos.
– Los nobles de Muman te obedeceran si se lo ordenas… -empezo a decir Fidelma, pero su hermano la interrumpio.
– Ya corren rumores y amenazas contra los Ui Fidgente. Se dice que todo ha sido un intento deliberado de derrocar a los Eoghanacht y el poder de Cashel. ?Que puedo decirles yo del asalto a Imleach…?
– Todavia no sabemos si el asalto a Imleach fue obra de los Ui Fidgente -insistio Fidelma-. Hermano, debes controlar a los nobles de Muman, pues de suceder algo antes de la vista, estariamos realmente condenados ante los cinco reinos de Eireann.
Colgu estaba abatido.
– He puesto todos mis esfuerzos en ello, Fidelma. Pero tengo miedo… de verdad que tengo miedo… Se muy bien que entre los nobles hay jovenes exaltados capaces de tomarse la justicia por su mano recurriendo al acero; jovenes capaces de cabalgar hasta la region de los Ui Fidgente para vengar la destruccion del gran tejo de Imleach.
– Solo puedo decirte que en este asunto hay algo mas que la mera rivalidad entre los Eoghanacht y los Ui Fidgente, hermano. Durante la epoca que pase fuera de Cashel, dime, ?hubo alguna vez diferencias entre tu y Finguine de Cnoc Aine?
La pregunta desconcerto un poco a Colgu.
– ?Finguine? ?Nuestro primo? ?Por que iba a haberlas?
Fidelma no considero necesario responder a las preguntas de su hermano.
– ?Las hubo?
– No, que yo recuerde. ?Por que lo preguntas?
– Cuando el
Cathal habia sido rey de Cashel antes de que lo fuese Colgu.
– No lo creo -dijo su hermano, torciendo el gesto.
– Cathal tenia dos hijos -senalo Fidelma-. Finguine, que ahora es principe de Cnoc Aine, y Ailill, que es principe de Glendamnach. De los dos, Finguine tenia la edad para ser nombrado
– Tambien le dolio a muchos otros miembros del
Fidelma conocia muy bien el sistema de sucesion real en los reinos de Eireann. El hijo mayor no era el heredero inmediato, como ocurria en otros paises. Entre los hijos de los Gael, la familia del rey formaba un comite electoral para elegir un
