vuestra propia conducta.

– ?De que me acusais entonces? ?De que me acusais exactamente? -pregunto con voz fria y amenazadora.

– No os acuso de nada, Forbassach. Conoceis lo bastante bien la ley para no malinterpretar mis palabras - puntualizo Fidelma-. Una apelacion se limita a presentar los hechos ante el tribunal y plantear preguntas, a las que debe responder el tribunal.

El obispo Forbassach entorno los ojos ante aquella respuesta mordaz.

– Permitidme oir esos hechos a los que os referis; podeis plantear las preguntas tambien, dalaigh.

Que nadie pueda decir que no soy un hombre justo.

Fidelma tuvo la sensacion de que estaba luchando contra un muro de granito; procuro hacer acopio de fuerza interior.

– Apelo alegando irregularidades legales. A continuacion presentare las razones especificas.

»En primer lugar, el hermano Eadulf es mensajero entre el rey Colgu de Cashel y el arzobispo Teodoro de Canterbury. Gozaba, por tanto, de la proteccion y el privilegio que comporta su rango. Este rango no se tuvo en cuenta durante el juicio. Portaba consigo una carta del rey y el baston blanco de un ollamh, o emisario que goza de inmunidad en procesos legales.

– ?Un baston blanco de oficio? ?Un mensaje? -repitio el obispo Forbassach, pues parecia haberle hecho gracia lo que acababa de oir-. No se presentaron como pruebas en el juicio.

– Porque no se dio ocasion de hacerlo al hermano Eadulf. No obstante, yo los presentare ahora…

Fidelma se volvio para coger los objetos del banco sobre el que los habia dejado. Los mostro en alto para que los examinaran.

– Las pruebas retrospectivas no son validas -sentencio el obispo Forbassach con una sonrisa-. Vuestra prueba es inadmisible. Que vos hayais traido esos objetos de Cashel…

– Los halle en la habitacion de huespedes de la abadia, donde los habia dejado el hermano Eadulf -replico Fidelma, furiosa ante el intento de Forbassach de desestimarlos.

– ?Como sabemos que es asi?

– Porque sor Etromma se encontraba conmigo cuando los saque del colchon de la cama que ella identifico como aquella en la que habia dormido el hermano Eadulf.

El obispo miro hacia donde sor Etromma estaba sentada.

– Poneos de pie y acercaros, sor Etromma. ?Es esto cierto?

Era evidente que sor Etromma temia al obispo Forbassach, asi como a la abadesa, a la que lanzo una mirada medrosa al levantarse.

– Acompane a sor Fidelma al dormitorio de huespedes; ella se agacho sobre el colchon y saco esos objetos.

– ?La visteis sacar los objetos de alli? -insistio el brehon.

– Estaba de espaldas a mi y se volvio para mostrarmelos.

– Lo cual indica que tal vez los llevaba consigo y solo fingio haberlos encontrado en el colchon -sugirio el obispo Forbassach con un tono de satisfaccion-. Las pruebas no pueden presentarse como tales.

Fidelma estallo, indignada.

– ?Protesto! ?Como dalaigh, jure respetar y defender la ley, y vuestra insinuacion mancilla mi honor!

– ?Como brehon, estoy bajo el mismo juramento, y aun asi osais poner en duda mis sentencias! -espeto a su vez Forbassach-. Si esta bien que uno lo haga, esta bien para cualquiera. Proseguid con vuestros argumentos.

Fidelma trago saliva, tratando de dominar sus emociones. A nadie iba ayudar si perdia los estribos, y menos a Eadulf.

– En segundo lugar, despertaron al hermano Eadulf, lo agredieron y lo llevaron a una celda sin informarle de que se le acusaba. Se le encerro en la celda durante dos dias sin agua ni comida. Y no supo por que lo habian detenido hasta que Forbassach entro para comunicarle de que crimen se le acusaba. No se nombro a ningun dalaigh, a ningun abogado, para que lo defendiera, y tampoco se le permitio poner en duda las pruebas. Solamente se le pidio que reconociera su culpa.

– Si hubiera sido inocente, podria haber presentado su declaracion -refunfuno el obispo Forbassach-. De todas maneras, cuanto habeis dicho se basa meramente en la palabra del sajon. Argumentos denegados. Proceded.

Fidelma insistio sin dejarse arredrar.

– En tal caso, remitamonos a las irregularidades de las declaraciones de la testigo. Mandaron venir a sor Etromma para identificar a la nina. ?Como es posible que la identificara si nunca la habia visto antes de ver el cuerpo? Alguien le habia dicho que era una novicia de la abadia. Si bien no lo sabia de primera mano.

– Se lo dijo la maestra de las novicias.

– Esta ya habia partido en santa peregrinacion. Y aunque se lo hubiera dicho, vos conoceis bien la ley, Forbassach. No conocia a la nina directamente. La declaracion de Etromma no es valida segun las normas de los tribunales.

– Corresponde al juez decidir si es valido o no -respondio el obispo Forbassach sin dar su brazo a torcer-. Y yo decidi que la identificacion era un asunto menor; lo importante era que la nina fuera identificada, no quien la identificara.

– Estamos hablando de normas legales -replico Fidelma-. Pero pasemos al siguiente testigo: el medico, el hermano Miach, que examino el cuerpo. Juro que la nina habia sido violada. Cierto, era una virgen que habia tenido relaciones sexuales antes de morir. Como medico es cuanto deberia habernos dicho. No obstante, tambien aporto su opinion sobre las pruebas, y aquella fue que la nina habia sido violada. Con esto no digo que no fuera asi, solo digo que una opinion no es una prueba y, por consiguiente, no debiera haber sido aceptada como tal. Las pruebas no indican sin lugar a dudas que clase de relacion sexual se dio antes de la muerte. ?Fue un crimen de focloir o sleth, es decir, fue una violacion con uso de fuerza o una violacion con persuasion? Esto debiera haberse matizado y considerado.

»Por otra parte, tenemos la declaracion de sor Fial, segun la cual, en plena oscuridad, vio como un hombre agredia y estrangulaba a su amiga en el muelle. Debio de pasar a un metro del lugar donde se estaba perpetrando la agresion. ?Y como reacciono ante lo que vio? Se limito a esperar entre los fardos y a mirar mientras agredian y estrangulaban a su amiga. Luego vio al hombre correr hacia la abadia y entrar. Todo esto en plena oscuridad. Se quedo de pie alli sin saber que hacer… ?cuanto tiempo? No nos lo dijo. Y ni siquiera se lo podemos preguntar porque, al parecer, sor Fial ha desaparecido de la abadia. Se quedo alli sin intencion alguna de socorrer a su amiga. Entonces aparecio la abadesa, y permanecio oculta en la penumbra mientras Mel examinaba el cuerpo. Tardo un buen rato en aparecer y contar lo que habia pasado.

Fidelma callo un momento; un silencio absoluto se habia impuesto en la sala.

– Luego contamos con la declaracion de Mel, el capitan de la guardia, que, al acercarse al muelle, vio la figura de la abadesa, de la abadesa Fainder, a caballo mirando el cuerpo tendido en el suelo. Aun asi, no se llego a llamarla a declarar sobre su posicion en este asunto. Senalo el cuerpo a Mel, quien se encargo, con su companero Daig, de llevarlo a la abadia. Asimismo, Fial, nuestra testigo ausente, les dijo que identificaba al agresor como el monje sajon que se hospedaba en la abadia.

»Eadulf se hallaba durmiendo y, oportunamente, tenia en la cama consigo un pedazo ensangrentado del habito de la nina asesinada y no hizo ademan de ocultarlo.

Forbassach intervino con una sonrisa adusta y burlona.

– Creo que habeis echado por tierra vuestros propios argumentos, dalaigh. Las pruebas demuestran claramente que el sajon estaba en la cama con dicha pieza de ropa ensangrentada, lo cual indica sin lugar a dudas que es el culpable.

– Yo creo que las irregularidades pesan mas que las pruebas, y esas irregularidades deben aclararse antes de tomar en cuenta las manchas de sangre. Ya he analizado las circunstancias de su detencion, que, como ya he dicho antes, no estan conformes con la ley. El acusado esta detenido en la abadia. Ya conocemos las consecuencias. Lo que no sabemos es de que modo la testigo ausente, Fial, identifico al hermano sajon. Es mas,

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