Murchad bramo:

– ?Hombre al agua!

Muchos de los que habia en cubierta, entre ellos Fidelma, corrieron al lado de estribor. El barco navegaba a toda vela, y veian la cabeza del hermano Guss a una distancia cada vez mas alarmante, subiendo y bajando en el agua.

– ?Preparados para virar por redondo! -ordeno Murchad a voz en grito.

La tripulacion al completo aparecio como por arte de magia y empezo a abatir las velas, mientras Gurvan y otro marinero empujaban la espadilla con todo el peso de su cuerpo para virar el barco, con aparente lentitud, siguiendo el recorrido de un arco abierto.

Fidelma corrio a la cubierta de proa.

Sor Crella seguia alli de pie. Estaba encorvada hacia delante, y con los brazos se rodeaba los hombros. Vio como Fidelma se acercaba tratando de no perder el equilibrio. Estaba palida y tenia los ojos muy abiertos. El gesto de horror en su rostro era innegable.

– Se… se ha caido… -balbuceaba, incapaz de reaccionar.

– ?Que le habeis dicho? -exigio Fidelma con severidad-. ?Que le habeis dicho a Guss?

La chica la miraba como si no pudiera hablar.

– Se apartaba de vos -insistio Fidelma, hablandole con dureza para hacerla reaccionar-. ?Le estabais amenazando?

– ?Amenazando? -Sor Crella la miro con perplejidad-. No se que quereis decir.

– Entonces, ?que le habeis dicho para que se asustara tanto que cayera al agua?

– ?Como puedo saberlo?

– ?Que le habeis dicho?

– Le he dicho que sabia lo de la septima union, solo eso.

– ?Que? -Fidelma no sabia de que hablaba.

– Deberiais conocerla -le echo en cara sor Crella, recuperando la compostura en un momento. Su rostro adopto una mirada de desafio-. Ahora dejadme en paz. Lo sacaran del agua de un momento a otro y podreis preguntarselo vos misma.

Sor Crella aparto a Fidelma y se alejo corriendo por la cubierta.

Sin perder un instante, Fidelma volvio con Murchad. La tripulacion y los demas pasajeros seguian asomados a ambos lados del barco intentando localizar a Guss en el agua.

– ?Podremos alcanzarle? -pregunto Fidelma sin aliento cuando llego al lado de Murchad.

– Me temo que por el momento ni siquiera se le ve -respondio el capitan con pesadumbre.

– ?Como? Pero si estaba muy cerca.

Murchad se mostraba taciturno.

– Aunque hubieramos reducido la vela y virado enseguida, nos habriamos alejado mucho del lugar en que ha caido. Hemos retrocedido y pasado otra vez por la estela, pero no hay senales de el.

Levanto los ojos al tope del palo mayor, donde habian apostado a un vigia.

– ?Alguna senal, Hoel? -bramo.

La voz respondio con una negativa.

– Haremos lo posible por encontrarlo. La unica posibilidad de que se haya salvado es que sea un buen nadador.

Fidelma miro hacia donde estaba el hermano Bairne mirando al agua con gesto de preocupacion.

– ?Sabeis si Guss sabe nadar? -le pregunto.

El hermano Bairne movio la cabeza.

– Ni siquiera un buen nadador aguantaria mucho en estas aguas.

– Hare lo que este en mis manos -estaba diciendo Murchad-. Es lo unico que puedo hacer.

Fidelma se coloco junto al hermano Bairne.

– Cuando gritasteis, ?que visteis? -le pregunto en voz baja para que los demas no la oyeran.

– ?Que que he visto? He gritado porque he visto que Guss retrocedia dando traspies cerca del borde.

– Pero, ?os habeis fijado en que lo ha hecho retroceder de esa forma tan peligrosa?

– Yo creo que no era consciente del peligro que corria.

Fidelma se impacientaba.

– ?Habeis visto si sor Crella lo amenazaba?

El hermano Bairne puso cara de asombro.

– ?Que sor Crella lo ha amenazado? ?Hablais en serio?

– ?No habeis reparado en que Guss estaba hablando con sor Crella en la cubierta de proa?

– Si, claro. Estaban hablando, y el hermano Guss ha dado unos pasos hacia atras quiza de manera algo precipitada, o eso me ha parecido. He gritado para advertirle, pero ha tropezado y ha caido -explicaba el hermano Bairne mirandola con perplejidad.

– Gracias. Solo queria saber que habiais visto, nada mas.

Regreso a la cubierta de popa sin prisa y con la cabeza ligeramente inclinada hacia delante, sumida en sus reflexiones. A medida que pasaba el tiempo, el desanimo se abatia sobre todo el mundo. Al cabo de una hora, Murchad dio por concluida la busqueda.

– Me temo que no hay nada que podamos hacer ya por ese pobre muchacho - comunico a Cian, que habia vuelto a imponer su autoridad sobre el grupo-. Debe de haberse ahogado en el momento de caer. Ahora ya podemos desechar toda esperanza. Lo lamento.

Fidelma descendio al camarote de sor Crella.

Sor Crella estaba tumbada boca arriba con la vista fija en el techo. Al ver entrar a Fidelma, se incorporo con un gesto esperanzado, pero al ver la expresion sombria de Fidelma, su subita alegria desaparecio.

– Murchad ha suspendido la busqueda del hermano Guss -anuncio Fidelma-. No hay esperanza de hallarlo con vida.

Sor Crella no altero el semblante.

– Ahora quiza podais explicarme a que os referiais -prosiguio Fidelma.

La voz de sor Crella palpitaba con tension.

– Una dalaigh como vos deberia saber que es la septima union.

– ?La septima union? -repitio Fidelma con la mirada lucida-. ?Os referis a la septima forma de union entre varon y mujer? ?El termino juridico que designa las relaciones sexuales secretas?

Sor Crella cerro los ojos sin responder.

– Si, conozco la ley sobre la septima union -asintio Fidelma-, pero carece de todo sentido en estas circunstancias. ?Por que el hermano Guss ha reaccionado de esa manera?

– Solo le he dicho que yo sabia que no dejaba de acosar a Muirgel. -Sus ojos brillaban, su mirada era desafiante-. ?Sabeis? Creo que Guss la mato porque no respondia a sus insinuaciones.

Fidelma se sento en la unica silla del camarote.

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