trabajoso viaje a Belen para que tu pudieras llegar berreando a este mundo en plena tormenta, y despues la visita de angeles de las alturas a unos pastores, entre todos los hombres posibles. Y esos potentados, los Magos; tambien le hablo al recaudador de impuestos de su venida. Y luego murio, en pleno desvario, podria decirse, aunque de forma muy apacible.

Baje la mirada al suelo desertico. ?Estaria aun muy lejos el rio? -?Lloras! ?Vaya, fijate, estas llorando! -dijo- No me esperaba una cosa asi. Esperaba que te avergonzaras de que un varon tan justo haya muerto en brazos de un ladron respetable, pero esas lagrimas me desconciertan. Despues de todo, tu te largaste y dejaste que el viejo se las arreglara solo en mitad del rio, ?no es asi?

No respondi.

El se puso a silbar entre dientes una tonadilla como las que uno puede silbar o tararear mientras camina, y en efecto, dio toda una vuelta caminando a mi alrededor mientras yo seguia sin moverme.

– Bueno -dijo tras pararse frente a mi-. Eres un hombre de corazon tierno, ya es algo para empezar. ?Pero un profeta? No lo creo. En cuanto a esa mania de que tu has creado el mundo entero, vaya, dejame recordarte lo que sin duda ya sabes: una pretension parecida me costo a mi el puesto que ocupaba alla arriba, en la corte celestial.

– Me parece que lo embelleces demasiado -dije. Mi voz estaba aun cargada de lagrimas, pero las secaba el viento abrasador del desierto.

– Ah, ahora me hablas sin citar las Escrituras, con tus mismas palabras. -Rio, una imitacion perfecta de mi risa anterior, y me dirigio una sonrisa calida, casi hermosa.» ?Sabes?, los santos casi nunca me dirigen la palabra. Escriben larguisimos poemas campanudos en los que yo salgo hablando con el Senor de la Creacion y El hablando conmigo, pero ?ellos mismos, los escribas? En cuanto oyen mencionar mi nombre, gritan y salen corriendo despavoridos.

– Y a ti te gusta que se mencione tu nombre, ?verdad? Sea cual sea el nombre. -Empece a enumerar despacio-: Ahriman, Mastema, Satanel, Satan, Lucifer… ?Te gusta, verdad, que te invoquen?

Guardo silencio.

– Belcebu -dije-. ?Es ese tu nombre favorito? -Y anadi en griego-: Senor de las Moscas. -?Odio ese nombre! - dijo con un espasmo de rabia-. No respondo a ninguno de esos nombres.

– Claro que no. ?Que nombre podria rescatarte del caos que es tu objetivo real? -replique-. Demonio, diablo, enemigo. -Negue con la cabeza-. No, no respondes a ellos. Tampoco respondes al nombre de Azazel. Los nombres son aquello en lo que suenas, nombres y propositos y esperanzas, y tu no tienes ninguna de esas cosas.

Me volvi y segui caminando.

El me siguio. -?Por que me hablas? -pregunto encolerizado. -?Por que me hablas tu a mi?

– Senales y maravillas -dijo, las mejillas encendidas por la sangre que se le agolpaba, salvo que lo simulase-. Demasiadas senales y maravillas te rodean, mi miserable amigo andrajoso. Y ya te he hablado antes. Llegue una vez hasta ti en suenos.

– Lo recuerdo. Y elegiste tambien el disfraz de la belleza. Debe de ser algo que ansias con desesperacion.

– No sabes nada de mi. ?No tienes ni idea! Yo fui el primogenito del Senor al que tu llamas Padre, miserable mendigo.

– Ten cuidado. Si te enfureces demasiado, podrias desaparecer en una nubecula de humo.

– Esto no son bromas, aprendiz de profeta -dijo-. Yo no aparezco y desaparezco por capricho.

– Desaparece por capricho -repuse-. Eso sera suficiente. -?De verdad no sabes quien soy? -Su cara se deformo de subito por un dolor profundo-. Muy bien, te lo dire. -Y en hebreo pronuncio las palabras-:

Helel ben Shahar.

– Luz brillante de la manana -dije. Levante la mano derecha y chasquee los dedos-. Te he visto caer… asi.

Un rugido terrorifico me rodeo, y la arena salio volando como si estuvieramos en medio de una tormenta en lugar de a la placida luz del sol, y a punto estuvo de despenarme desde lo alto del risco.

Me senti llevado en volandas a gran velocidad y de pronto me rodeo otro rugido, mas familiar e inmenso, y mis pies se posaron en el borde del parapeto del Templo, del Templo de Jerusalen, bajo la inmensa boveda celeste y por encima de la enorme multitud de personas que entraban y salian de aquel lugar. Yo estaba de pie en el pinaculo y veia, alla abajo, a todos los que recorrian los amplios patios interiores.

Los ruidos y los olores de la muchedumbre llegaban hasta mi. Senti el dolor agudo de las punzadas del hambre. Y por todas partes se extendian los techos de Jerusalen, mientras la gente hormigueaba en el laberinto de sus estrechas callejuelas.

– Mira todo esto -dijo el, a mi lado. -?Por que habria de mirar? -replique-. No estamos alli en realidad. -?No? ?Crees que no? ?Crees que es una ilusion?

– Tu estas lleno de ilusiones y enganos.

– Entonces tirate abajo, ahora, desde esta altura. Dejate caer sobre esa muchedumbre. Veremos si es una ilusion. Y si no lo es, ?que? ?Acaso no esta escrito?: «El hara que sus angeles cuiden de ti, y con sus manos te sostendran, para que ni siquiera un dedo del pie te golpees contra una piedra.»

– Oh, tu has sido un asesino desde el principio -le dije-. Te encantaria verme caer ahi abajo, ver como se rompen mis huesos, ver esta cara que tan bien imitas ensangrentada y hecha pedazos. Pero quieres mas todavia, ?no es asi? El cuerpo no significa nada para ti, por mucho tormento despiadado que le des. Lo que quieres es mi alma.

– No, estas equivocado -dijo en voz baja, inclinandose hacia mi tanto como pudo-. Y estamos aqui, si, te he traido a este lugar, sin ilusiones ni enganos, para mostrarte donde has de empezar tu trabajo. Eres tu quien asegura ser el Cristo. Eres tu a quien anuncian otros como el Hijo de David, el principe que conducira a su pueblo a la victoria final, sois tu y tu pueblo quienes habeis celebrado tu inmenso poder y tu eventual conquista en un libro tras otro, en un poema tras otro. ?Lanzate al vacio!, te digo.

Hazlo y deja que los angeles te sostengan. ?Deja que tu batalla empiece con ese pacto entre tu y el Senor al que aseguras servir!

– No voy a poner al Senor a prueba aqui -dije-. Y tambien esta escrito:

«No tentaras al Senor tu Dios.» -?Cuando, entonces, vas a empezar la batalla? -pregunto como si de verdad deseara saberlo-. ?Como reclutaras tus ejercitos? ?Como difundiras tu mensaje entre todos los judios de esta tierra, y de la siguiente, y de la que sigue a la siguiente? ?Como haras saber a las comunidades de judios de los rincones mas alejados del Imperio que ha llegado el momento de empunar la espada y el escudo y formar bajo tus banderas en el nombre de tu Dios?

– Lo sabia ya cuando era nino -dije mirandole. -?Que sabias?

– Que eres el Senor de las Moscas, pero estas a merced del Tiempo. No sabes lo que va a ocurrir en el Tiempo.

– Bueno, si eso es verdad, entonces la mitad de las veces tu no vales mas que yo, porque tampoco lo sabes, y esos gusanos que hay alla abajo y a los que llamas hermanos y hermanas no son nada, porque no saben ni siquiera lo que va a ocurrir en el instante siguiente. Por lo menos tu tienes visiones y planes.

Me agarro como si tomara posesion de mi, y una mueca de malevolencia le desencajo el rostro. -?Que has sabido tu del Tiempo en esos anos aburridos que has desperdiciado en Nazaret? ?Que llegara el momento en que entregaras al polvo tus musculos doloridos, toda tu persona? ?Por que lo toleras? ?Por que lo tolera El? Tu dices conocer Su voluntad. Dime, ?por que no lo suprime? -?Suprimir el Tiempo? -pregunte con un hilo de voz-. ?El regalo del Tiempo? -?Regalo? ?Es un regalo estar perdido en este mundo miserable que El ha creado, perdido para la despiadada ignorancia de los otros, en el Tiempo?

– Ah, si que conoces una cosa, y es la desgracia. -?Yo? ?Yo conozco la desgracia? ?No conocen ellos la desgracia, dia a dia, y no la has conocido tu al lado de ellos? ?Crees que esa vida y el Tiempo fueron un regalo para ese chico, Yitra, al que apedrearon tus aldeanos? Sabes que era inocente, ?o no lo sabes? Oh, fue tentado, pero era inocente. ?Y el Huerfano?

Ese nino ni siquiera supo por que murio. ?Sabes lo que habia en sus corazones cuando vieron volar las piedras hacia ellos? ?Que crees que hay en el corazon de la madre de Yitra, y por que esta llorando en este mismo momento?

– Te preguntaria de donde viene la esperanza sino del Tiempo. Te pediria que me respondieses, pero tu ya

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