consulado a su alcance… y, en un momento, su mundo se habia hecho anicos y su destino habia escapado a su control. Habia participado en un juego peligroso y al final lo habia perdido todo. Tanto si merecia su destino como si no, su ruina me conmovia. A pesar de todo, pretendia decirle lo que pensaba de como me habia tratado y pedir una compensacion.

El esclavo me acompano hasta una habitacion con una atmosfera decididamente femenina. Las paredes estaban pintadas con escenas de pavos reales con la cola totalmente abierta, pavoneandose por jardines profusamente floridos. Habia un tocador cubierto de cajitas de cosmeticos, joyeros, cepillos y espejos de mano pulidos, todos hechos de maderas finas y metales incrustados de piedras preciosas. Al otro lado de la habitacion, un amasijo de batas de colores y estolas sobresalia de un guardarropa abierto. Dominando la habitacion, habia una gran cama con colgaduras transparentes de color rojo. El aire estaba perfumado con jazmin y almizcle.

Percibi sonidos de chapoteos y risas que venian de una puerta que habia en el extremo mas alejado de la habitacion y que, evidentemente, daba a un cuarto de bano privado. Podia oir voces femeninas y masculinas. ?Donde me habia llevado el portero y por que se habia ido sin anunciarme? Carraspee tan alto como pude.

Las risas y los chapoteos cesaron. Se hizo un silencio de muerte. Aclare mi garganta de nuevo y grite:

– ?Milon?

La respuesta fue el silencio, seguido de una explosion de risas y chapoteos mas fuertes que antes.

– Espera ahi -dijo una voz femenina. Oi una conversacion en susurros y mas risas. Finalmente, la mujer aparecio en el umbral vistiendo una tunica sin cinturon que apenas disimulaba las rollizas y voluptuosas formas de su cuerpo. Masas de cabello rojizo sujeto con horquillas se amontonaban sobre su cabeza. Hiciera lo que hiciese en el bano, se las habia arreglado para no mojarse el pelo.

Habia conocido a su padre mucho tiempo antes. El dictador Sila estaba al final de su vida; Fausta Cornelia debia de ser solo una nina entonces. Treinta anos despues, Fausta era todavia demasiado joven para que se le notaran los estragos de la disipacion que habia arruinado el aspecto de su padre, pero habia un parecido familiar: la misma piel brillante, la misma sonrisa carnosa, la misma ardiente voluntad en la mirada. No era graciosa; cuando se movia, una parte de su cuerpo parecia sacudirse o balancearse. En lugar de gracia, exhalaba una carnosidad madura e, incluso desde una considerable distancia, podia sentir el radiante calor de su cuerpo, enrojecido por el bano caliente. Su alta cuna habia atraido a dos esposos prometedores; habian sido otros atributos los que habian atraido a una larga cadena de amantes y yo les estaba echando un buen vistazo.

– Asi que tu eres el Sabueso -dijo.

– Si. He venido a ver a tu marido para un asunto de negocios. Mi marido no esta.

– ?No? Mire a la puerta del bano. Aun podia oir algun que otro chapoteo y sonido de voces.

– Si Milon estuviera aqui, ?crees que estaria dandome un bano con dos de sus gladiadores?

Me miro para ver si su franqueza me sorprendia. Hice lo que pude para mostrarme inexpresivo.

Me imagino que Milon tiene que estar muy ocupado durante sus ultimos dias en Roma -dije-. No es absolutamente necesario que lo vea cara a cara pero quiero asegurarme de que recibe esto. -Le alargue el pequeno papiro con el sello de Pompeyo.

Entorno los ojos.

– ?Oh, no! Otra deuda. Gracias a los dioses, tengo mi propia renta, aunque sea a nombre de mi hermano. - Cogio el papiro y se dirigio hacia un pequeno pasillo. Pude ver el exagerado contoneo que se marcaba. Entramos en una sala desordenada llena de documentos-. El despacho de mi marido -anuncio con aire de disgusto-. Desde aqui iba a gobernar la Republica. ?En que broma se ha convertido! Supongo que no volvera a haber un hombre como mi padre, un hombre autentico que pueda hacer entrar en vereda a esta ciudad descontrolada.

– No estoy seguro de eso dije en voz baja pensando en Pompeyo y en Cesar.

No me escucho.

– Este es el ultimo monton de deudas -dijo senalando una gran caja llena de papiros y trozos de pergamino-. ?Tiramos la tuya encima? Ahi. Pero no te sorprendas si cae al fondo o se pierde para siempre.

– ?Quien se encarga de ordenar todas estas deudas? ?Lo esta haciendo tu marido?

– ?Por los dioses, no! Milon ha naufragado. Apenas puede decidir que sandalia ponerse primero por la manana. Un vistazo a esta habitacion y se convierte en un nino gimoteante. No, todo esto se organizara despues de que se vaya. Ciceron se encargara de todo. O deberia decir Tiron. Tiron es una maravilla organizando cosas.

– Ya veo. Entonces deja que ponga mi peticion separada del resto. Si quieres, dile a Ciceron que la atienda primero. Dile que Gordiano el Sabueso insiste. Ciceron sabra por que. Y Tiron tambien.

Me miro con mala cara.

– ?Y crees que yo no lo se? Se quien eres, Sabueso. Estoy mas al tanto de los negocios de mi marido de lo que crees. Estaba dispuesto a matarte, ?sabes? No hablo de otra cosa durante dias.

– ?Ah, si? -Su franqueza respecto a sus amantes no era ni de lejos tan sorprendente como su franqueza sobre los planes de su marido.

– Si. Milon te consideraba una amenaza bastante importante. Supongo que deberias sentirte honrado. Claro que, al final, veia un asesino en cada armario y un espia detras de cada arbusto. Tu le obsesionaste durante un tiempo. Ciceron no dejaba de decirle que exageraba la amenaza que suponias. Ciceron decia que tu reputacion habia sido inflada, que eras poco competente en realidad y que Milon debia dejar de preocuparse por ti.

– Muy amable por parte de Ciceron.

– Trataba de protegerte, estupido. Pero Milon estaba dispuesto a verte muerto, tenia sudores frios por ti. Al final, Ciceron consiguio comprometerle a que simplemente te secuestrara. Aunque debes de ser tan inteligente y perseverante como Milon pensaba… Escapaste antes de que comenzara el juicio. ?Por Hercules, menudo susto tuviste que darle a Ciceron cuando apareciste en el camino delante de el! -Solto una carcajada que parecia un ladrido.

– Ojala hubiera podido apreciar la broma en aquel momento.

– No podemos decir todos lo mismo, mirando hacia atras? ?Ojala hubiera sabido que casarme con Milon iba a terminar en semejante chiste! Como aquel horrible dia en la Via Apia, cuando pense que estaba viviendo una pesadilla y en realidad era una farsa grotesca desde el principio hasta el fin. La ironia mas cruel es que Milon nunca pretendio asesinar a Clodio. La lucha empezo sin que el hiciera nada y, cuando envio a sus hombres a perseguir a Clodio, ?les ordeno que no le hicieran dano! Los gladiadores todavia juran que no tocaron a Clodio en la posada.

– ?Es eso cierto?

– ?Lo dudas? Ven, dejare que ellos mismos te expliquen la historia.-Me llevo de vuelta a su habitacion-. ?Chicos! Podeis salir del bano. Mi visitante ha prometido que no os mordera.

Primero aparecio uno y luego el otro; los dos a la vez no habrian cabido por la puerta. Llevaban un taparrabos alrededor de la cintura y, por lo demas, estaban desnudos y humedos del bano, dos grandes masas humeantes de carne peluda, cada uno del tamano de dos hombres normales. Me di cuenta de que estaban marcados con pequenas cicatrices aqui y alla pero en su mayor parte estaban sin marcar, que es lo que uno esperaria de gladiadores que nunca han perdido un encuentro. Se movian con sorprendente agilidad y gracia, considerando su magnitud. Al contrario que en Fausta, en ellos no se bamboleaba ni se sacudia nada al andar; a pesar de su robustez, sus musculos eran solidos como el marmol.

Hice una mueca al ver sus famosas y feas caras tan cerca.

– Eudamo y Birria -susurre.

Cruzaron la habitacion con suprema indiferencia, apartaron las diafanas cortinas y se acostaron codo con codo en el colchon de Fausta. La cama crujio y se hundio bajo su peso.

Mi marido pretende llevarselos con el a Masilia -dijo Fausta con tristeza-. Necesita proteccion, desde luego. ?Pero, por los dioses, voy a perderlos a los dos!

– ?Entiendo que no tienes intencion de acompanar a tu esposo al exilio?

– Seguir a Milon a Masilia para vivir entre griegos y galos y consumidos charlatanes romanos? Preferiria vivir mis ultimos dias en una de las granjas de cerdos que Milon tiene en Lanuvio.

Mire a Eudamo y Birria con cautela.

– ?Estas segura de que saben hablar?

– Parece mucho esperar, ?no?, dados sus muchos talentos. Pero si, realmente saben hablar… aunque es Birria el que se encarga de hacerlo. Eudamo es el tonto, supongo que porque es el mas guapo. -El menos repulsivo de los dos esbozo una sonrisa afectada y se ruborizo. El mas feo arrugo la nariz y gruno-. Chicos, este

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