es Gordiano. Le estaba contando algunas cosas sobre el dia en que Clodio murio y no me cree.
– ?Quieres que le separemos la cabeza de los hombros?
– No, Birria. Quiza otro dia. ?Recuerdas como comenzo la pelea aquel dia?
– Claro que si. -Birria cruzo los brazos detras y se le marcaron unos biceps tan grandes como la cabeza-. Nos encontramos con ese imbecil de Clodio en el camino, lo que podria haberse convertido inmediatamente en un problema, pero pasamos sin novedad, todos tan suaves como la seda. Pero el imbecil no pudo dejar pasar la oportunidad de gritarnos un insulto en el ultimo momento.
– Y perdisteis la paciencia, ?no es cierto? -dijo Fausta en tono compasivo.
– Yo si. Le arroje una flecha. Queria que le rozara la cabeza, pero hizo un movimiento y le hirio en un hombro. -Birria rio-. Lo tiro limpiamente del caballo y eso que yo ni siquiera queria hacerlo. Entonces se armo la marimorena y cada hombre se las arreglo como pudo. Cogimos a los mejores. Poco despues corrian como conejos por el bosque y por la carretera.
– Entonces vuestro amo os envio tras ellos -interrumpio Fausta.
– Despues de que se le pasara la rabieta -dijo Birria.
– ?Y cuales fueron sus instrucciones?
Birria se estiro en el colchon. Sus piernas se salian tanto que casi podia tocar el suelo con los dedos.
– El amo dijo: «Matadlos a todos si teneis que hacerlo, pero traedme vivo a Clodio. No toqueis ni un pelo de su cabeza u os mandare a los dos a las minas». Asi que perseguimos al imbecil hasta Bovilas, donde se habia escondido en la posada. Tuvimos que entrar y sacar a sus hombres a rastras, uno por uno. El estupido posadero se puso en nuestro camino y Eudamo se ocupo de el. Teniamos la situacion bajo control y lo unico que faltaba era sacar a Clodio de la posada arrastrandole por el pescuezo. Entonces aparecieron el tal Filemon y sus amigos. Levanto el brazo, grito algunas amenazas y sacudio el puno, pero tan pronto dimos dos pasos hacia el, dejo escapar un chillido y puso pies en polvorosa. El y sus amigos se dispersaron por todas partes, asi que fuimos tras ellos. ?Que otra cosa podiamos hacer? Eudamo persiguio a uno, yo a otro y todos nuestros hombres siguieron a los demas. Alguien tendria que haber tenido el sentido comun de quedarse y vigilar a Clodio, pero nadie lo penso. -Se encogio de hombros, con lo cual se arracimo una gran masa de musculos alrededor de su cuello de buey-. Aquel dia todo fue una locura.
Sacudi la cabeza ante la simpleza de su pensamiento.
– Y cuando finalmente cazasteis a los testigos y volvisteis…
– Clodio se habia ido.
Asenti con la cabeza.
– Porque Sexto Tedio ya habia aparecido por alli y lo habia despachado a Roma en su litera mientras vosotros estabais persiguiendo a Filemon…
– Si, pero no lo sabiamos -protesto Birria-. Cuando regresamos a la posada, no podiamos imaginar donde demonios habia ido a parar Clodio.
– Asi que discutisteis durante un rato; esa fue la discusion que Filemon oyo
Birria se encogio de hombros.
– Decidimos volver y preguntar al amo que teniamos que hacer. Clodio estaba herido. Nos imaginabamos que no podria ir muy lejos.
– Y, en el camino, adelantasteis a Sexto Tedio, que estaba descansando al lado de la casa de las vestales y que os saludo mientras su hija…
– No hicimos caso del viejo senador y nos apresuramos a reunirnos con nuestro amo. Milon echo un vistazo a los prisioneros, vio que no llevabamos a Clodio y cogio otra rabieta. Mientras paseaba arriba y abajo, subimos a los prisioneros a un carro y los mandamos a la villa del amo en Lanuvio, junto con la senora. Entonces el amo decidio que Clodio probablemente habria vuelto a su villa de la montana y nos dirigimos hacia alli.
– Pero al llegar, no encontrasteis a Clodio.
– Buscamos por todas partes…, en las cuadras, detras de los montones de piedras y por toda la casa. Empezamos a amenazar a los esclavos, al capataz y al tal Halicor. «?Donde esta Publio Clodio?», repetia sin cesar el amo.
– ?Asi que buscabais al amo en la villa…, no al hijo!
– Esa fue una sucia mentira que los clodianos inventaron despues; decian que el amo trataba de cazar al hijo pequeno de Clodio. ?Que habriamos hecho con el? Ni siquiera sabiamos que el chico estaba alli y puedes estar seguro de que no lo vimos. Era a Clodio al que buscabamos. El amo estaba frenetico porque no lo encontrabamos. No dejaba de preguntamos si la herida de Clodio era muy grave. Se imaginaba que Clodio estaria escondido en las colinas…
– Y mi querido esposo tuvo miedo ante lo que podria pasar despues -anadio Fausta-. Una vez derramada la sangre, Clodio estaria deseoso de vengarse. Milon no supo que Clodio estaba muerto hasta que vino a hurtadillas a la ciudad al dia siguiente. Entonces oimos la historia de como Sexto Tedio habia encontrado el cuerpo y nos imaginamos lo que debia de haber pasado.
– ?Realmente lo hicisteis? -dije-. Y el siguiente paso de Milon fue elaborar su propia version fantastica del incidente…, ese disparate de que Clodio le habia preparado una emboscada.
– Fue un buen intento -dijo Fausta tristemente-. Pero no habia manera de librarse, ?verdad? Ni siquiera con Ciceron de su parte… ?Y como lo complico todo! La ironia, ?sabes?, es que Milon nunca pretendio asesinar a Clodio ni hacerle dano a su hijo. Una vez Clodio estuvo herido (por ti, Birria, chico malo, malo, malo), Milon solo queria que se lo trajeran vivo para mantenerlo a salvo y en silencio hasta que supieramos que hacer despues. Pero Filemon aparto a los hombres de la posada. O bien las heridas de Clodio eran peores de lo que todos pensabamos, o…
– ?Si?
– Milon sugirio a Ciceron que algun otro podria haber terminado con su vida.
– ?Como podria haber pasado algo asi?
Clodio tiene muchos enemigos en el monte Albano. Ha causado muchos problemas. Cualquier lugareno que hubiera pasado por alli y hubiera visto a Clodio herido y solo, podria haberse sentido tentado de aprovechar la situacion. Y hubo informes de que Clodio tenia marcas de estrangulamiento en el cuello…, tu mismo hablaste de ello a Ciceron. Eudamo y Birria juran que nunca tocaron su cuello…, asi que ?de donde vienen esas marcas, a menos que un grupo desconocido estrangulara a Clodio mientras ellos perseguian a Filemon? Eso explicaria por que Sexto Tedio lo encontro muerto en el camino, aunque todavia estaba vivo en la taberna cuando Birria y Eudamo salieron en persecucion de Filemon. -Fausta lanzo un suspiro, mas de aburrimiento que de cansancio-. Esa fue otra de las teorias de Milon pero Ciceron dijo que no tenia sentido seguirla. «?Por que tratar de convencer al jurado de que eres tecnicamente inocente con una logica retorcida y decir que tus hombres hirieron a Clodio y que otra persona lo mato? Nunca lo creeran, tanto si es cierto como si no. ?No te disculpes y argumenta defensa propia!» Si Filemon no hubiera aparecido, habriamos traido a Clodio vivo. Pero Sexto Tedio aparecio en el momento mas inoportuno y envio el cuerpo a Roma sin que nosotros lo supieramos. ?Captas la ironia, Gordiano?
– Si -dije-. Mas de lo que imaginas. Fausta suspiro.
– Toda esta charla sobre el pasado me esta deprimiendo. Ahora debes irte, Gordiano. Acababa de terminar mi bano cuando llegaste y es la hora de mi masaje. -Se ilumino-. A menos que quieras unirte a mi…
– Creo que no.
– ?Estas seguro? Eudamo y Birria dan unos masajes extraordinarios. Veinte dedos entre los dos…, en realidad diecinueve, ya que Eudamo perdio uno en una pelea…, ?y un poderio! Podrian romperme en dos como si fuera una rama pero me hacen sentir tan ligera y flexible como una nube. Pueden arreglarselas con dos tan facilmente como con uno. Podria ser muy interesante. -Su expresion no dejaba lugar a dudas de lo que queria decir.
– ?Y tu esposo?
– No volvera hasta dentro de-varias horas.
– ?Estas segura?
– Bastante segura…
Recorde la inclinacion que tenia Fausta Cornelia a ser cogida en posiciones comprometidas e imagine a Milon entrando y viendonos a los cuatro. No era el tipo de confrontacion que me gustaria tener con Milon la vispera de su exilio, aunque a Fausta Cornelia le habria divertido bastante.