Pompeyo lo rechazo. Fue un error por parte de Milon, si quieres saber mi opinion. Se sintio obligado a buscar la bendicion del Grande: Ya deberia saberlo. Pero nuestro Milon es un hombre sencillo, en el sentido virtuoso de la palabra, como lo fueron supuestamente nuestros antepasados. Al haber hecho tantos favores a Pompeyo en el pasado, Milon asumio que el Grande se sentiria obligado a devolverselos ahora que Milon pasa por grandes apuros. ?Piensa otra vez! ?Conque los tribunos radicales sabian lo del rechazo?

Asenti:

– ?Como dijo Salustio? «…Envio un mensaje indirecto al sinverguenza, en el que le pedia cortesmente que se abstuviera de volverle a llamar, para no tener que negarse otra vez a verle.»

– Siempre has tenido una memoria excelente para las palabras -dijo Ciceron con tranquilidad.

Verdaderamente -dijo Celio-podrias hacer obsoleta la taquigrafia de Tiron. Se volvio a Ciceron-. Pero ?como se enteraron Salustio y los demas del mensaje de Pompeyo? Se mando en secreto, y a su casa, no a Milon directamente.

– Quizas Pompeyo no fue tan discreto como quiso hacernos creer -dijo Ciceron-. Muy facil, susurrar la noticia de oido en oido hasta que los tribunos la conocieran. Pompeyo es de momento como todos los demas. Esta probando las aguas.

Celio volvio a mi:

– ?Y que dicen Salustio y los demas tribunos acerca del subsiguiente intercambio de mensajes entre Milon y Pompeyo?

Negue con un movimiento de cabeza:

– Solamente mencionaron la visita y la negativa de Pompeyo.

– Entonces, tal vez Pompeyo este siendo discreto, al fin y al cabo -dijo Celio-. ?Te das cuenta, Gordiano? Milon se quedo trastornado cuando Pompeyo se nego a recibirle. Cuando le llego el mensaje de Pompeyo declinando cualquier visita posterior, Milon envio a Pompeyo un mensaje de vuelta rogandole que lo reconsiderara y ofreciendole…

– ?Celio! -interrumpio Ciceron.

– Deberiamos contarle todo a Gordiano -insistio Celio-. Bueno, pues Milon se ofrecio a retirar su candidatura para consul si Pompeyo asi lo deseaba. «Una palabra tuya, Pompeyo Magno, y por el bien de Roma abandonare la ambicion que tengo de servirla.» Por supuesto, en realidad lo que buscaba era algun estimulo forzado. «No, no, querido companero, la politica me impide recibirte, pero por supuesto que debes presentarte a los comicios.» Pero no fue eso lo que obtuvo.

– ?Que dijo Pompeyo?

– El Grande al parecer esta muy por encima de la reyerta para molestarse por las insignificantes ambiciones de Milon. Le replico con una respuesta tajante: «No soy yo el que ha de decir quien puede o no presentarse a las elecciones para un cargo. Nunca sonaria con imponer mi opinion al pueblo romano, que es muy capaz de hacer sus propios juicios de valor sin mis consejos». ?Frio, frio! Tan frio como la lluvia que esta cayendo.

Ciceron cabeceo:

– No fueron favores pequenos los sacrificios que Milon hizo por Pompeyo durante anos. Pero ahora que Milon tiene problemas y Clodio ya no es una amenaza, a Pompeyo le falta tiempo para cortar sus ataduras con Milon.

– Aun asi, puede que Pompeyo ceda si se le puede hacer ver que es por su propio interes -dijo Celio.

– No podemos contar con eso -dijo Ciceron-. Milon tendra que moverse sin el apoyo de Pompeyo.

Celio asintio:

– Estoy de acuerdo. Esta noche se propagara la noticia del rescate de Lepido. Eso ira a favor de Milon; Milon defiende el orden y la tradicion frente a la chusma ingobernable. Y nosotros no deberiamos subestimar el resentimiento que las personas decentes sienten contra los clodianos por quemar el Senado. Creo que podemos contar con una multitud favorable manana.

– ?Manana? -pregunte.

Celio sonrio:

– Otro contio, esta vez convocado por mi. Procura venir, Gordiano. Les pagaremos con la misma moneda.

– Espero que hables en metafora.

Celio se echo a reir.

Capitulo 8

Eco vino temprano a la manana siguiente para contarme multitud de noticias.

– Papa, ?sabes lo que ocurrio ayer en la casa de Lepido despues del contio?

– Si.

– Al parecer, todo un combate. Dicen que habia sangre por toda la casa de Lepido. Los bustos de sus antepasados quedaron hechos anicos. Pero ahora se le conocera como el interrex que, hizo frente a la multitud con firmeza. ?Ya tiene sus cinco dias de fama!

– Tuvimos mucha suerte de que la violencia no se desatara en el Foro mientras estabamos entre el gentio. ?Que habria pasado si al pequeno ejercito de Milon se le hubiera ocurrido aparecer por alli en lugar de quedarse por la casa de Lepido, aguardando para una emboscada? Ya soy viejo, Eco. No puedo correr mas deprisa que la multitud.

– Nadie te obligo a que fueras al contio, papa.

Solte un grunido.

– ?No te fias de mis nuevos guardaespaldas?

Volvi a grunir:

– Supongo que el comite del Senado elegira hoy un nuevo interrex.

– Eso es lo que se comenta. Nadie sabe con exactitud donde se reunen (probablemente fuera de la ciudad). Han mantenido el sitio en secreto por temor a otro bloqueo o a un combate. El nuevo interrex tendra autoridad para convocar comicios, pero con tanta inestabilidad parece poco probable que veamos realmente nuevos consules durante los proximos cinco dias. Ah, y hablando de inestabilidad, hoy habra otro contio, esta vez…

– Convocado por el tribuno menos radical Marco Celio.

– Si, y dicen que…

– El mismo Milon puede que hable.

Eco me miro con malicia.

– Papa, estas notablemente informado para ser un hombre que no pone un pie en el Foro a menos que te arrastre yo alli. Algo me dice que has vuelto a hablar con Ciceron. Cuentamelo todo.

Le di todo lujo de detalles de la visita que habia hecho el dia anterior a la casa de Ciceron.

Eco saco sus propias conclusiones:

– Pompeyo se esta comportando como un bastardo, ?verdad?

– Ah, pues no lo se.

– ?Vaya traidor! Milon fue su aliado durante anos, y ahora… Ah, pero cosas insignificantes como un asesinato pueden agriar hasta las relaciones mas sinceras. Si Milon mato a Clodio, ?hasta donde llegan las obligaciones de amistad para Pompeyo? Eco me miro con curiosidad.

– ?Por que dices «si»?

– ?A que te refieres?

– Has dicho «Si Milon mato a Clodio».

– Ah, supongo que lo he dicho…

– Pues no entiendo por que defiendes a Pompeyo. Esta «cosa insignificante» (este asesinato) parece que unicamente haya reforzado el apoyo de Ciceron a Milon.

– Si, no se puede criticar la lealtad de Ciceron.

– Supongo que es porque son muy parecidos.

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