haberse derramado en aquel mostrador durante anos, me decia a mi mismo, pero habia manchas que podian ser otra cosa-. Marco debio haberlos enviado a todos de vuelta a la carretera, eso es lo que dice mi esposo. Pero ?que sabe el? No estaba aqui. La que si estaba era mi pobre hermana. Ella me lo conto todo. Me habia dejado al nino pequeno aquel dia. ?Oh, como le gustaba trabajar en esta taberna, tanto como a Marco! Nada podia alejarla. Cuando Clodio y sus hombres aparecieron, ella estaba en el piso de arriba sacudiendo las mantas y barriendo del suelo. Ojala su pequeno hubiera estado enfermo; ojala algo, cualquier cosa, la hubiera retenido en casa aquel dia. El trastorno que le causo lo que le sucedio a Marco ya fue lo bastante espantoso, pero para ella haber estado aqui, haber visto y oido…, algo se ha roto en su interior. Por eso tenemos que hacer todo lo que podamos para que la posada siga funcionando hasta que el pequeno Marco sea lo bastante mayor para ocupar el puesto de su padre.

Asenti con la cabeza.

– De modo que la rina…, la batalla…, comenzo en la carretera, pero Clodio termino aqui. ?Habia estado antes en la taberna? ?Conocia a tu cunado Marco?

– Oh, desde luego. Publio Clodio paraba aqui muchisimas veces cuando iba de paso hacia su villa de la montana. Yo misma me lo he encontrado en mas de una ocasion durante anos. Tan encantador… Nada mas verlo, podia decirse que era de alta cuna, eso no podia disimularlo. Esa manera suya de comportarse, siempre con esos trajes tan maravillosos, esos caballos tan elegantes, con aquel cabello y aquellas unas tan maravillosamente acicaladas. No se ven con frecuencia hombres que tengan unas unas tan bien cuidadas. Pero nunca fue un hombre distante. Siempre se acordaba del nombre de Marco, siempre le preguntaba por el pequeno Marco. El tambien tenia un hijo pequeno.

– Eso he oido.

– Claro esta que Publio Clodio no gustaba a todo el mundo. Desperto algunos resentimientos cuando empezo a construir la villa.

– ?Resentimientos?

– Bueno, hubo quienes dijeron que la manera con que se hizo con las tierras de los alrededores no fue del todo limpia; y otros se quejaron de que algunos de los arboles que talo eran parte de la sagrada arboleda de Jupiter. Y que las vestales tuvieron que salir de su antigua casa. Pero Clodio les dio dinero para que se construyeran otra, que esta solo un poco mas lejos del templo de Vesta que la antigua, asi que nunca he podido comprender de que se quejaban tanto. -Movio de un lado a otro la cabeza-. Pero no hablare mal de los muertos, menos aun cuando el lemur del pobre hombre dejo su cuerpo al alcance de mi voz.

– ?De manera que tu cunado era amable con Clodio, a pesar del resentimiento que algunos de vuestros vecinos pudieran haber albergado contra el?

– Oh, si. Supongo que por eso Clodio corrio hasta aqui cuando se encontro con problemas. ?Ojala no hubiera traido los problemas consigo! Pero no culpo al muerto. Culpo al otro.

– ?Que otro?

Cogio un trapo de detras de la barra y empezo a retorcerlo, apretando los punos hasta que se le quedaron blancos los nudillos.

– El hombre al que pertenecian los matones que perseguian a Clodio aquel dia. Es al bastardo a quien hay que culpar de lo que ocurrio aqui.

– A Tito Anio Milon te refieres.

Hizo un ruido con la garganta como si fuera a escupir.

– Si prefieres llamarlo asi… ?Milon! El mismo eligio ese nombre, ?verdad? Que tipo mas vanidoso para creer que se parece al gran heroe olimpico. Bueno, nadie de por aqui esta tan impresionado por el tal Milon. Es simplemente otro individuo del otro lado de la montana que se marcho a Roma a hacer fortuna. Es de Lanuvio. ?Lo sabiais?

– Si, creo haberlo oido.

– Tito Anio Milon le llamas. No nacio tampoco con ese nombre. ?Ni siquiera nacio con el nombre de Tito! El tipo nacio simple y llanamente Cayo Papio, como su padre antes que el, y dejadme que os asegure que los Papio de Lanuvio no hicieron nunca nada importante digno de recuerdo. Desde su nacimiento, es tan vulgar como la mierda. Pero cuando su padre murio, lo adopto su abuelo, que era el padre de su madre, Tito Anio, el de tan nobles antepasados. Conque Milon adopto el nombre del anciano y le anadio un nombre propio, y asi fue como Cayo Papio paso a ser Tito Anio Milon. Ahora, todo el mundo ha oido hablar de el. Heredo tambien el dinero de su abuelo cuando el viejo murio, pero dicen que se lo gasto todo en esos estrafalarios juegos funebres que impuso para impresionar a los votantes de Roma. ?Lo que puede llegar a hacer un hombre con el fin de que lo elijan para un alto cargo! Bueno, ninguno de mis parientes votaria al tipo ese. Siempre aparentando y dandose tono, tan falso como cada uno de sus tres nombres. No, nunca soportamos a Milon.

Se interrumpio para coger aire y se puso a limpiar el mostrador con el trapo, como si pudiera borrar asi las manchas de sangre.

– Ah, Milon se detenia aqui de cuando en cuando, de regreso a su casa de Lanuvio, pagaba una ronda para todos, decia algunas palabras bonitas y se aseguraba de que todo el mundo le observara. ?El chico del pueblo que se habia convertido en un personaje poderoso en Roma, amigo de Ciceron, aliado de Pompeyo, seguro de convertirse en consul uno de estos dias! Pero si me preguntais, Milon no tenia ni una pizca del encanto de Clodio. Clodio entraba en la sala y era como si alguien encendiera las velas por todas partes, de repente todo resplandecia. Milon entraba fanfarroneando y riendose burlonamente y era como si alguien te echara el mal aliento en la cara. Su encanto era pura apariencia. Podia verse como le rechinaban los dientes cuando tenia que mezclarse con la gente comun que habia dejado atras. Por lo que se refiere a esa mujer suya, como se llama…

– Fausta, creo -apunto Eco.

– Ah, si, Fausta Cornelia… Bueno, ahi esta el caso de un hombre que contrae matrimonio para subir de categoria, ?si alguna vez hubo alguno! ?Como acabo la hija del viejo dictador Sila amarrada a Cayo Papio de Lanuvio? Un simple juego de dinero y politica, supongo. Los matrimonios entre personas asi siempre se reducen a frios calculos, ?no es cierto? Dicen que no le ha impedido tener todos los amantes que quiera. Dicen que Fausta es ahora mas mujerzuela de lo que lo fue con su primer marido. Aun asi, dejame que te diga que nunca fingio relacionarse con la gente del pueblo. Cuando ella y Milon se paseaban por la Via Apia y el se detenia aqui para invitar a todo el mundo a beber, la gran Fausta Cornelia permanecia firmemente arrellanada en ese carruaje estrafalario, rigida como una estatua, con la mirada siempre al frente, como si le fuera a dar torticolis por mirar a personas como una servidora. Bueno, podia comprender que se quedara fuera de la taberna una dama como ella… La esposa de Clodio, Fulvia, era igual, ella y sus mujeres eran siempre muy suyas cuando Clodio hacia un alto para entrar, pero si la vieras en la hierba, a la sombra de los arboles, jugando con su hijito o amamantando a la pequena, comportandose como una persona normal…, no como Fausta Cornelia, demasiado buena incluso para intercambiar una mirada con sus semejantes. Pero hubo una vez, una vez…

La mujer se agito subitamente y solto una risita ahogada.

– La naturaleza consigue lo mejor de cada uno al final, ?eh? -logro decir cuando recobro la compostura-. Recuerdo la vez…, oh, debia de estar muy necesitada, porque envio a un esclavo para que me preguntara donde estaban los servicios. Mande a una chica para que le ensenara el camino hasta el pequeno edificio que hay al otro lado, junto al arroyo, pasados los establos. La chica volvio diciendo que Fausta Cornelia no habia encontrado los servicios a su gusto, que se habia negado a usarlos. Puedes apostar a que Milon salio de la taberna y se puso en marcha poco despues. ?Supongo que se lo estuvo aguantando todo el tiempo hasta llegar a Lanuvio! Pero ?como? Incluso la Via Apia tiene algunos baches. Todos nos quedamos hablando de la anecdota, preguntandonos si habria tenido algun accidente en el carruaje y como reaccionaria Milon. Oh, podeis imaginaros la expresion de su cara…

Volvio a escaparsele la risa hasta que se le saltaron las lagrimas. Por fin se apaciguo y se enjugo las lagrimas con el dorso de las manos.

?Ay, el conejo! Ya estara hecho, seguramente.

Y dicho esto, volvio a desaparecer por la puerta trasera.

Eco alzo una ceja.

– Parece que Clodio y Milon eran bastante conocidos por estos predios.

Вы читаете Asesinato en la Via Apia
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату