ahora que se encontraba tan cerca de su destino. ?Que viene despues, Eco?
– Ummmmm. Me parece recordar unos pilones impresionantes a la izquierda de la carretera y un camino que llevaba a una villa, arriba en la cumbre.
– Si. Si no me equivoco en mis deducciones, sera alli donde pasemos la noche.
– ?La villa de Pompeyo?
– Por las indicaciones que me dio Cara de Nino, creo que ese es el lugar.
Eco dejo escapar un silbido.
– La vista debe de ser extraordinaria.
– Si. A Pompeyo parece gustarle vivir en sitios donde le sea posible divisar el mundo que le rodea desde las alturas. Pero no te detengas todavia. ?Que hay despues en la carretera?
– Mas villas privadas. Una de ellas debe de pertenecer a Clodio.
– Si, la suya es aquella enorme mole que parece encaramarse por la ladera del monte.
– ?El espacio en el que podaron todos los arboles y lo excavaron todo?
– Si. Al parecer, gran cantidad del espacio interior esta bajo tierra, como los sotanos, defendible como una fortaleza, segun me conto Fulvia. Por lo que me dijo, deduzco que Clodio estaba especialmente orgulloso del lugar, mas contento incluso que con el palacete del Palatino. Tendremos ocasion de verlo mas de cerca. Alli fue donde el viaje de Clodio termino por aquel dia, a solo una milla o asi a este lado de Aricia. Debian de quedarle algunas horas de sol. Clodio inspecciono el terreno probablemente, hablo con el capataz y vio todo lo que tienen que ver los propietarios de fincas cuando llegan a una de sus propiedades. Su cocinero preparo un banquete al que fueron invitados algunos personajes del lugar. Todo parece muy respetable, muy aburrido. Despues de aquel viaje a caballo, probablemente el pequeno Publio se quedaria dormido en el triclinio despues de la cena. A la manana siguiente, Clodio presenta sus respetos al Senado de la ciudad de Aricia, y despues sigue una breve recepcion. En seguida vuelve a su finca, poco despues del mediodia o a primera hora de la tarde. Fulvia dice que pretendia pasar al menos una noche alli.
?Tenia mas asuntos que tratar
– No se. Seamos sentimentales y asumamos que queria disfrutar de su condicion de padre pasando el tiempo con su hijo, paseando por los terrenos arbolados que circundan la villa. Pero llego un mensajero.
– ?Que mensajero?
– El que Fulvia envio aquella manana con objeto de dar a su esposo la mala noticia del fallecimiento de Ciro el arquitecto. Le pedia a Clodio que retornara a Roma de inmediato.
– ?Era realmente necesario que se apresurara a volver a casa?
– Fulvia parecio entenderlo asi. Ciro estaba lo bastante cerca de haber nombrado a Clodio entre sus herederos y Fulvia dependia del hombre para finalizar su casa del Palatino. Su muerte la abrumo. Deseaba que su esposo regresara a casa.
– ?Y Clodio lo dejo todo por atender corriendo a su llamada?
– ?No lo encuentras verosimil, Eco?
– No se, papa. Tu has tenido mas relacion con esa mujer que yo.
– Si, bueno, me atreveria a decir que cuando Fulvia dice a un hombre que haga algo, las probabilidades de que el hombre haga lo que Fulvia le pide son bastante elevadas.
– ?Incluso Clodio?
– Incluso Clodio. Que es lo mismo que decir que considero creible lo que Fulvia me conto aunque no necesariamente convincente: que Clodio queria pasar otra noche en su villa, pero en vez de eso se encontro de nuevo inesperadamente de vuelta en la Via Apia camino de Roma, debido al mensaje de Fulvia. Si ese fue el caso, entonces no hubo emboscada premeditada, ?verdad? Cuando Milon y sus matones pasaron por alli, Clodio debia haber estado paseando con su hijo por el bosque; en cambio, se hallaba en la Via Apia, pero solo por casualidad.
– Pero ?donde estaba su hijo si no estaba con el cuando se produjo el enfrentamiento?
– A decir de Fulvia, Clodio habia prometido al nino un tiempo de estancia en el campo y lo dejo en la villa con su tutor.
?Te parece verosimil que dejara al muchacho, papa?
?Por que no? Podria pensarse que Fulvia habia querido que le trajeran a su hijo, pero los ricos ven estas cosas de diferente manera. Supongo que si fuera propietario de una enorme villa en el campo con un numeroso personal de esclavos que llevaran la casa, podria sentirme comodo dejando a mi hijo de ocho anos a su cuidado. O quizas el chico sea un mocoso insufrible y un pesimo viajero. Tal vez habia sido absolutamente insoportable el dia anterior y Clodio no pudo soportar otro largo viaje con el monstruo y quiso librarse de el.
Eco se echo a reir.
– ?Eso esta mejor! Olvidemos los sentimentalismos.
– A algunos les podria parecer sospechoso, desde luego, que a Clodio se le ocurriera salir de la villa con una compania armada precisamente cuando Milon venia aproximandose por la Via Apia y que precisamente se le ocurriera dejar a su hijo a salvo. Otro detalle mas que apuntar.
– Asi que por fin llegamos a Milon. ?Que hacia en la Via Apia?
– Oiste su discurso en el Foro el otro dia. Le esperaban en Lanuvio con motivo de una ceremonia religiosa. Es la ciudad que hay despues de Aricia, un par de millas mas al sur. Por lo que puedo decir, los hechos que Milon relato en el
– Entonces, hay discrepancias en cuanto al momento en que se produjo el incidente. Fulvia dice que ocurrio a la hora prima de la tarde; Milon dice que ocurrio no mucho antes de la puesta de sol. ?Es eso importante, papa?
– Significa que uno de los dos tiene que estar equivocado… o mintiendo deliberadamente.
– ?Tratare de reprimir mi sorpresa!
– Si, pero ?por que mentir acerca de la hora, Eco? Ademas, si Fulvia o Milon han mentido al respecto, entonces ?en que mas podria estar mintiendo una u otro?
– ?Crees que lo averiguaremos simplemente yendo a esos lugares y haciendo algunas preguntas?
– Podemos intentarlo -dije.
El monte Albano se perfilaba delante de nosotros, aumentando de tamano de forma paulatina y constante. La cima aparecia cubierta de nubes que proyectaban su sombra por las pendientes mas elevadas, de tal manera que la montana parecia brotar de las llanuras soleadas que la rodeaban como una sombria masa de dudas. Davo fruncio el entrecejo, mirando el panorama con recelo. No era el unico.
Capitulo 15
Aunque llegamos a Bovilas antes de la cuarta hora, ya estaban preparando la comida del mediodia. El humo salia por la cocina, situada en la parte posterior de la posada, transportando olores a pan cocido y a carne asada.
?Me muero de hambre! -dijo Eco. Las tripas de Davo rugian solidariamente.
– Estupendo -dije-. No tendremos que inventar ninguna excusa para detenernos en la taberna.
Era un edificio de dos plantas hecho de piedra erosionada. Las tierras de los alrededores estaban despejadas