agitadores solo para ganarse el favor de los padres de una ciudad, en una parada de descanso situada en la Via Apia (a menos que tuviera otro motivo).

– ?La susodicha emboscada a su enemigo mortal?

Eso es lo que podrian sugerir sus enemigos. Sencillamente, otro detalle a tener en cuenta.

?Que clase de sequito llevaba Clodio?

– Tres amigos y un numero de esclavos (Fulvia dice que veinticinco o treinta), la mayoria a pie y todos armados.

– ?Tantos?

– Un sequito enorme, seguro, pero nada insensato. ?De que otro modo podria viajar seguro por el campo un hombre como Clodio? Como asi fue, los guardaespaldas no fueron los apropiados para salvarle al final. Pero habra quienes sugieran que un grupo tan formidable debia de ir con intencion de atacar y no de defenderse. Otro detalle que habra que anotar.

– De manera que tenemos a Clodio por fin en camino.

– Si. Trata asuntos de ultima hora en casa, da un beso a Fulvia y se detiene a visitar al moribundo arquitecto. El y sus cerca de treinta hombres traspasan a zancadas la Puerta Capena (quizas una fria gota de agua le cae en la nuca, como me ocurrio a mi, y le da un susto). Es media manana: el mercado esta atiborrado de compradores y apesta a pescado. Esclavos y humildes ciudadanos lo reconocen y lo saludan. Los que lo desprecian se limitan a torcer el gesto y a morderse la lengua (se veian superados entre aquella multitud). El y sus amigos consiguen caballos en alguna parte (los establos de Pompeyo no pueden ser los unicos en el area) y se ponen en marcha por la Via Apia, con su sequito caminando tras ellos. Clodio probablemente hizo una pausa para rendir homenaje a las tumbas de sus ilustres antepasados (su hijo le acompana; ?y que padre patricio dejaria pasar la oportunidad de convencer de sus derechos de nacimiento a un nino?).

»Pasaron junto al celebre monumento de Basilio y Clodio no se detuvo a pensar (el sitio es peligroso unicamente de noche y tras el marchaba un tropel de hombres armados). La carretera es ancha, lo que permite a Clodio y a sus tres amigos avanzar uno al lado del otro, con su hijo a su derecha escuchando la conversacion de los adultos. El pequeno debe de estar muy impresionado con su padre (todos aquellos hombres al servicio de su papa, las grandes multitudes que se agolpan cuando papa habla, semejante mansion para vivir y crecer en ella). Y pensar que todo aquello se derrumbaria al dia siguiente…

»Ahora Clodio y su sequito han llegado al mismo tramo largo y monotono de carretera en el que nos encontramos nosotros. Clodio tiene a sus amigos a su lado para conversar animadamente y, desde luego, a su hijo, al que puede ir senalando los diferentes mausoleos y tumbas que continuan salpicando el camino aqui y alla. Cuando eso se acaba, puede explayarse sobre la misma carretera, como ha hecho todo Claudio desde que se construyo. Es una carretera magnifica, ?verdad? Los bloques de piedra cortados y encajados con suma perfeccion, la superficie tan suave y regular, el camino considerablemente ancho (carretas de bueyes pueden venir en direccion contraria y pasar sin necesidad de detenerse). Uno podria pensar que los mismos dioses habian construido semejante carretera, pero no, fue Apio Claudio Ceco, remoto antepasado de nuestro Publio Clodio. Una cosa mas para que el nino se sienta orgulloso.

»Aricia se encuentra al final del trayecto, a unas cuatro horas de camino. Un jinete con prisa lo haria en menos tiempo pero, dado que los guardaespaldas van a pie, Clodio y sus amigos estan obligados a mantener un paso lento pero constante. Camino de Aricia, ?junto a que pasarian?

– ?Junto a monton de nada! -replico Davo, confirmando su presencia despues de un largo silencio. Parecia haber adquirido el control de su montura y un mejor humor, dispuesto a reirse de si mismo.

– Un monton de tierras de labranza vacias, para ser exactos, interrumpidas de vez en cuando por algunos bosques y algunos pantanos en las zonas bajas, todo muy llano y no especialmente llamativo. A la izquierda, montanas lejanas en el horizonte. A la derecha, una pendiente suave y gradual hacia el mar. Y de frente, aumentando de tamano a medida que nos vamos acercando, el monte Albano. ?Que te parece, Davo?

Echo un vistazo a la baja masa puntiaguda del horizonte.

– ?Debe de ser enorme!

Sonrei.

– Realmente no. Es solo una montana pequena en relacion con otras, pero supone una importante senal en estas llanuras. Son muchas ciudades pequenas entre cordilleras y estribaciones. Aricia es una de ellas. Pero la primera a la que llegaremos, exactamente cuando el terreno comience a elevarse, es Bovilas. Eco, tu has venido por aqui en numerosas ocasiones, cuando ibas a Neapolis. ?Que distancia hay entre Bovilas y Roma?

– Un poco mas de once mojones.

– Y ?que hay en Bovilas?

– Papa, solo he ido alli de pasada. No estoy seguro de haberme detenido alguna vez.

– ?Piensa!

Entrecerro los ojos con la mirada puesta en las estribaciones que habia delante de nosotros, como si asi pudiera distinguir los detalles a semejante distancia.

– Me parece recordar una posada junto a la carretera. Y un establo.

– Si, el establo habra estado alli probablemente de una forma u otra durante mas de doscientos anos, desde que se adoquino el primer trayecto de la Via Apia, de Roma a Bovilas. Apio Claudio Ceco construyo la carretera como una ruta militar para que la utilizaran las legiones; por eso es tan amplia y recta. Bovilas era la primera parada para los mensajeros militares, un lugar para cambiar los caballos. Y donde hay un establo, por supuesto hay una posada. ?Que aspecto tiene la posada de Bovilas?

– Un edificio de piedra de dos plantas.

– Si, probablemente haya dormitorios comunitarios en la planta superior, una taberna en los -bajos y una cocina en la parte posterior. Un establo y una posada. ?Que mas?

Eco se encogio de hombros.

– Algunas casas desperdigadas, alejadas de la carretera. Ah, y un altar a Jupiter construido a la sombra de- viejos robles dispuestos en circulo junto a un riachuelo. Un paraje muy bonito.

– Robles, si; no bien comienza a elevarse el terreno en la carretera a la altura de Bovilas, los arboles se hacen mas densos. La cumbre de la montana es un bosque en toda regla. Supongo que no habras visto nunca un bosque, Davo.

– He visto lo que llaman arboledas, que crecen alrededor de los templos en la ciudad.

– No es exactamente lo mismo. Bueno, ya es mucho para Bovilas, pero no demasiado, ?verdad? No es un lugar muy especial para exhalar el ultimo aliento, pero alli fue donde murio Clodio al dia siguiente. La refriega comenzo ya avanzada la carretera, pero aparentemente los hombres de Milon persiguieron a Clodio hasta la posada, donde hizo su ultima parada. Segun Fulvia, fue un senador llamado Sexto Tedio el que paso por alli y se encontro con el cuerpo tirado en la carretera. Ordeno a sus esclavos que lo introdujeran en la litera y lo envio a Roma. Tu y yo vimos en que condiciones estaba cuando llego ante Fulvia, apunalado y estrangulado. Y despues de Bovilas, Eco, ?que mas hay en la carretera?

– El terreno empieza a elevarse, como ya has dicho. Pendientes pobladas de arboles con fincas de gente rica, pilones instalados a ambos lados de senderos privados que conducen a las grandes mansiones que apenas se vislumbran al pasar. estiro el cuello y entrecerro los ojos-. Algo nuevo, mas proximo a la carretera…, una especie de templo…

No es un templo sino una residencia. La casa de las virgenes vestales. Tienes razon, es nuevo, construido en los ultimos anos. Antes, las vestales vivian en alguna parte de la montana, mas arriba. Hay un templo de Vesta por alli arriba. No es un sitio en donde nosotros los hombres podamos poner los pies. Continua, jinete imaginario. ?Que mas hay a continuacion por la carretera?

Al otro lado de la carretera…, algo mas de caracter religioso… relacionado con las mujeres. Un santuario, no un templo…, ?un santuario a Fauna, la Buena Diosa!

– ?Excelente! Un rincon para que los adoradores de Fauna dejen sus ofrendas y recen plegarias y tambien otro sitio en donde no seriamos particularmente bien recibidos. Pero, en opinion de Fulvia, fue en el tramo de la carretera directamente enfrente del santuario de la Buena Diosa en donde comenzo la pelea entre Clodio y Milon. Echaremos un vistazo mas detallado a la extension del terreno para ver si parece apropiado para tender una emboscada. Pero volvamos a Clodio en el dia anterior a su muerte, de camino entre Roma y Aricia. Habra pasado por todos estos lugares, quizas sin detenerse, deseando apresurar la marcha

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