– No es ninguna broma. ?No lo notas? Cuanto mas nos alejamos de la ciudad, mas se me aclaran las ideas. Es como si hubiera estado en medio de la niebla y ahora esta se disipara.
– La niebla que dejamos atras en la ciudad era humo, papa.
– La niebla era visible, si. Pero hay otra niebla que ha caido sobre Roma. El panico, la confusion, la decepcion… Nadie puede pensar con claridad. Las personas van como locas, corriendo de un lado a otro fuera de si, escondiendose en agujeros, huyendo de sus propias sombras. Es como una pesadilla que no tiene fin. Pero ahora me siento como si despertara. ?No te sientes asi tu tambien?
Miro a su alrededor, inspiro profundamente y se echo a reir: ?Si!
– Estupendo. Quizas juntos le encontremos sentido a las cosas.
– ?Por donde quieres que empecemos, papa?
– Por este mismo sitio… pero retrocedamos veinte dias en el tiempo.
– ?Por que?
– Porque hace exactamente veinte dias que Clodio salio por la Via Apia. Anoche lo calcule.
– ?Y Milon?
– Milon se puso en camino al dia siguiente, el dia del fatidico encuentro…, pero ya llegaremos a eso en su momento. Empecemos por Clodio y reconstruyamos los acontecimientos tal como ocurrieron hasta donde sabemos, teniendo en cuenta tanto la version de Milon como la de Fulvia. -Aun no habia compartido con Eco todos los detalles de mi entrevista con Fulvia el dia anterior-. Para empezar, Fulvia me dijo que Clodio salio de su casa del Palatino a la hora tercia del dia aproximadamente. No tan temprano como nosotros (que salimos incluso antes de la salida del sol, antes de la primera hora). Pero la hora tercia habria sido muy temprano para un hombre como Clodio.
– ?Por que? ?Porque era tan disoluto como Ciceron asegura?
– No. Porque cuando un hombre tan poderoso como Clodio abandona la ciudad, aunque sea por un corto viaje, siempre deja muchos cabos sueltos y detalles de ultima hora que resolver. Llegue a la conclusion, por lo que Fulvia me confeso, que tal era el caso de Clodio aquella manana: notas garabateadas a toda prisa, mensajeros enviados, etcetera. Finalmente, Clodio se puso en marcha. Por el camino, antes incluso de salir del monte Palatino, se detuvo para visitar a un amigo que habia caido enfermo de muerte. Ciro el arquitecto.
– El nombre me resulta familiar. ?Iremos a interrogarle?
– Me temo que no podamos. Ciro murio aquel mismo dia, no mucho despues de que Clodio se despidiera de el. Era un arquitecto de ricos y famosos muy solicitado. Parecia mantenerse al margen de la politica. Ciceron lo contrato para que reconstruyera la casa del Palatino, despues de que la incendiara la turba. Clodio lo contrato cuando compro aquella monstruosidad de casa de Escauro, para que disenara todos los cambios. Deduzco que Ciro habia estado dedicando mucho tiempo a la casa de Clodio durante los ultimos meses, supervisando a los obreros y comiendo con la familia.
– Entonces, ?Ciro trabajo tanto para Ciceron como para Clodio?
– Deduzco que tenia temperamento artistico (demasiado talento para tomar partido). No solo utilizaron sus servicios Clodio y Ciceron; tambien le proporcionaron consejo legal. Parece ser que Ciro les consultaba a los dos por separado cuando cayo
– Un arquitecto con sentido de la simetria -comento Eco-. Dices que se mantenia al margen de la politica, pero me extrana. Todo el tiempo que pasaba en casa de Clodio, comiendo con la familia, con la posibilidad de moverse a su antojo…, ?que magnifico infiltrado habria resultado para Ciceron!
– Ya pense en ello. Aunque no fuera deliberadamente un espia, incluso en conversaciones normales, Ciro podra haber proporcionado inadvertidamente a Ciceron muchisima informacion acerca de los asuntos domesticos y las relaciones de Clodio. Y Ciceron sabia exactamente como sacar la informacion que deseara. Pero esto es mera especulacion. No tenemos ningun motivo para creer que Ciro fuera espia en algun sentido. Ciro simplemente constituye un curioso eslabon entre Ciceron y Clodio (precisamente otro ejemplo de lo pequena que es realmente la ciudad de Roma). El nombre de Ciro vuelve a surgir despues, por eso lo menciono ahora, pero su papel en la historia probablemente sea insignificante.
– Comprendido. -Eco me miro fijamente-. Aun asi, sospecho del tal Ciro. Seguire observandolo de cerca. Vivo o muerto. -?Eso es tener espiritu!
– Oye, papa, no vengas ahora con juegos de palabras.
– Ha sido sin querer. Prosigamos: Clodio visito por ultima vez al moribundo Ciro y se marcho por la Via Apia. El motivo de su viaje era un asunto de negocios en la ciudad de Aricia, a unas trece millas de Roma. Es un viaje comodo de un solo dia a caballo, con la tradicional parada la primera noche en un viaje hacia el sur, en una zona que cuenta con posadas y tabernas para viajeros.
– ?Clodio tenia negocios alli?
– Se le habia designado para que se presentara ante el Senado de la ciudad a la manana siguiente. Fulvia no parecia saber por que se requeria la presencia de Clodio. Quizas fuera la epoca del festival anual del cerdo en Aricia o la celebracion de alguna deidad local. Los politicos se pasan el tiempo viajando a las ciudades remotas para captar votos. Clodio resulto ser el principal propietario de la region; Fulvia y el poseen una villa precisamente en aquel lado de Aricia. Algo que apuntar: Fulvia no le acompanaba. Eso es un poco extrano. Por todo lo que he oido, Fulvia era la tipica esposa servicial de un politico y generalmente las esposas los acompanan en este tipo de viajes. Mientras los politicos parlotean cordialmente con los magistrados locales, sus esposas irradian la virtud de matronas y comparten recetas con las esposas de los magistrados, o algo parecido. Pero Fulvia se quedo en casa.
– Le preguntaste por que?
– Me dijo que estaba preocupada por el estado de salud de Ciro. -Tan intima de Ciro era?
– Has visto su casa. ?Imaginate que se te muere el arquitecto en plena reconstruccion de semejante monstruosidad!
Entiendo lo que quieres decir. Pero ?importa realmente que Fulvia no acompanara a Clodio?
– Tal vez si, tal vez no. Considera esto: Si un hombre tramara una emboscada para su enemigo (como sostiene Milon que hacia Clodio), dejaria a su esposa en casa, ?no crees? Pero aqui hay algo curioso. Clodio llevaba consigo en cambio a su hijo. El chaval es solo un chiquillo, ocho anos de edad. Eso parece descartar la idea de que Clodio dejara a Fulvia en casa porque estuviera tramando actuar con violencia. Tambien habria dejado a su hijo sano y salvo en casa.
– ?Dijo Fulvia para que se llevo al nino con el?
– Dice que Clodio queria presentar a su hijo a los hombres importantes de Aricia. Ahora eso suena como un tipico politico romano (?nunca es demasiado pronto para empezar a cultivar al heredero!). Y, claro, ausente su esposa, ?que mejor manera de presumir de ser un buen padre de familia que llevando consigo a su hijito? Los enemigos de Clodio…
– Te refieres a Ciceron y a Milon.
– … han pasado anos tachandolo de incestuoso, antiguo efebo que se dedica a seducir a las esposas y a los hijos de otros hombres (puede que hayan dado con la verdad). Esta clase de rumores no arruinan necesariamente la reputacion de ningun hombre en la Roma hastiada y refinada, pero es puro veneno en el campo, en donde la gente todavia valora seriamente las antiguas virtudes. De modo que, cuando Clodio aparece para hablar a los ciudadanos de Aricia, quiere presentarse a si mismo como un esposo y un padre ejemplar. ?Que mejor manera de hacerlo que pronunciar su discurso con su hijo de ocho anos a su lado?
Eco fruncio el ceno.
– Pero el chico no estaba al dia siguiente, cuando Clodio y Milon se pelearon en la Via Apia, ?verdad?
– No. Pero ya llegaremos a ese punto. Una cosa mas a tener en cuenta mientras aun tenemos a Clodio camino de Aricia: una asamblea multitudinaria tuvo lugar en el Foro aquella manana, convocada por los mismos tribunos radicales que han estado instigando los desordenes desde que Clodio murio. Normalmente, Clodio se habia creido en la obligacion de asistir a dicha reunion para asegurarse de que todo iria segun lo planeado. En vez de eso, se dirigio a Aricia.
Eco se encogio de hombros.
– Un hombre no puede estar en dos sitios a la vez.
– No, asi que tiene que elegir. Algunos dirian que es dificil imaginarse a Clodio perdiendose una asamblea de