llenas de confidentes. En cuanto a las viviendas en general…
– Yo he echado un vistazo a ese asunto -dijo Maynard-. He simulado estar considerando la posibilidad de adquirir una casa para trasladarme a vivir aqui. Ha sido inutil. Solo los empleados de la Argo pueden adquirir casas. La empresa es la titular de las hipotecas de todas las casas que se adquieren. Los pagos dela hipoteca se deducen del salario. Si el propietario decide abandonar la ciudad, tiene que volver a vender la casa a la empresa.
En el caso de las viviendas de alquiler, el alquiler se deduce tambien de la paga.
– Mas esclavitud -dijo Radenbaugh.
Collins se acerco a Maynard.
– ?Que mas ha averiguado?
– Lo suficiente como para que me sienta asqueado -repuso Maynard-. Jamas me habia tropezado con un desprecio tan descarado por la Ley de Derechos. En determinado momento, me he detenido a tomar algo en un bar de la empresa. Mientras esperaba y por curiosidad, he garabateado sobre una servilleta… bueno, en realidad, sobre dos, he garabateado, digo, los derechos fundamentales que garantizan las diez primeras enmiendas de la Constitucion, es decir, la Ley de Derechos que entro en vigor en diciembre de 1791. Al lado de cada una de las enmiendas, he anotado la forma en que esta era observada en Argo City. Oigan esto… -Se saco del bolsillo de la chaqueta las dos servilletas y se cambio las gafas de sol por otras de lectura de lentes cuadradas-. Oigan esto - repitio Maynard-. La Enmienda I garantiza la libertad de religion, prensa y expresion y los derechos de reunion y recurso. Aqui, en Argo City, o se acude a una sola iglesia o no se acude a ninguna. Se lee un solo periodico que es el
– ?Un campo de internamiento? -pregunto Collins parpadeando y recordando su desplazamiento al lago Tule en compania de su hijo Josh.
– Si. Cuatro semanas de confinamiento en aquel campo acabaron con todas las protestas. Jamas ha vuelto a haber ninguna otra. -Maynard trato de seguir leyendo sus garabatos de la primera servilleta.- La Enmienda II garantiza al ciudadano el derecho a la tenencia de armas, es decir, garantiza a cada estado el derecho a disponer de unas fuerzas armadas. No ocurre asi en Argo City. Aqui solo puede llevar armas un grupo escogido de altos empleados de la empresa que gozan de plena confianza. La Enmienda III dice que ningun soldado puede alojarse en el domicilio de un particular sin el consentimiento del propietario. Hace cinco anos se establecio una norma por la cual, en tiempos de emergencia, los componentes de la policia pueden trasladarse a vivir al domicilio de cualquier ciudadano. La Enmienda IV prohibe los registros injustificados. En Argo City una ordenanza autoriza a los hombres del
– Sinverguenzas -murmuro Radenbaugh-. Aunque se equivocaron al juzgarme, yo tuve por lo menos doce jurados y pude elegir mi propio abogado defensor.
Maynard tomo la segunda servilleta y siguio leyendo.
– La Enmienda VII tambien garantiza el derecho a un juicio por el sistema de jurados en los delitos de derecho consuetudinario. Ello es totalmente ignorado en Argo City. La Enmienda VIII garantiza una fianza no excesiva y protege al ciudadano contra las multas igualmente excesivas y los castigos crueles o insolitos. Bueno, pues aqui, por un simple delito menor, se fija una fianza tan elevada que el acusado no tiene mas remedio que pudrirse en la carcel hasta que le juzguen. No he podido averiguar la cuantia de las multas, pero al parecer los castigos son crueles e insolitos. Los culpables pierden sus viviendas. Las protestas y los delitos mayores le envian a uno a un campo de internamiento cercado por alambre de puas en el calido desierto. Cualquiera sabe que otras disposiciones contemplan sus codigos. La Enmienda IX salvaguarda otros derechos no especificados en la Constitucion. A este respecto, no he conseguido averiguar gran cosa, como no sea el hecho de que los ciudadanos de Argo City no poseen unos derechos demasiado claros, a excepcion del derecho a comer y dormir en determinadas condiciones. La Enmienda X reserva todos los poderes no delegados en el gobierno federal, segun la Constitucion, a los estados y al pueblo. Aqui resulta evidente que todos los poderes delegados por la Constitucion en el gobierno federal, los estados o el pueblo estan totalmente controlados por la empresa.
– O por Vernon T. Tynan -dijo Collins.
– O por Tynan, si -dijo Maynard conviniendo con el. Se habia vuelto a guardar las servilletas en el bolsillo-. Senores, ?como es posible que haya ocurrido tal cosa? El gobierno federal no tiene conocimiento de lo que esta sucediendo aqui. Pero el estado de Arizona… Seria logico suponer que el estado conociera la situacion y actuara en consecuencia.
– No, yo comprendo muy bien que pueda darse esta situacion -dijo Randeubaugh-. En una proporcion de diez a uno, la Comision Empresarial de Arizona, que es la que teoricamente deberia controlar las empresas, esta controlada por la Argo. Tynan descubrio algunas irregularidades cometidas por la Argo y decidio exigirles su colaboracion en su gran experimento.
– Es la situacion mas espantosa que he visto jamas -dijo Maynard con voz sumamente agitada.
– No podemos cruzarnos de brazos sin hacer nada -dijo Collins-. En mi calidad de secretario de Justicia, tengo que intervenir. Puedo enviar aqui a un equipo de investigadores…
– No -le interrumpio Maynard levantando la mano-, esa no debe ser nuestra preocupacion mas inmediata. Argo City, con sus catorce mil habitantes, no es lo mas grave en estos momentos, porque no es mas que una parte de un problema mucho mas complejo. Usted mismo lo ha dicho, senor Collins. Estan en juego otras muchas cosas… muchas mas.
– Se refiere usted a la Enmienda XXXV.
– Sabemos que la comunidad exenta de criminalidad de Argo City le inspiro al director Tynan la idea del desarrollo de la Enmienda XXXV. Sabemos que en el transcurso de los ultimos cuatro anos ha comprobado y corregido diversos aspectos de la enmienda utilizando Argo City en calidad de laboratorio de experimentacion de la supresion de libertades y la represion. Sabemos que hoy hemos visto un adelanto de lo que seran los Estados Unidos dentro de un ano y en los anos venideros si California ratifica la Enmienda XXXV y la convierte en parte de nuestra Constitucion. -El presidente del Tribunal Supremo se levanto y cruzo la habitacion pensativo. Parecia debatirse en un conflicto interno. Pero, al regresar junto a Collins y Radenbaugh, resultaba evidente que habia llegado a una conclusion.- Senores -dijo-, he adoptado una decision. En lo que de mi dependa, California no ratificara la Enmienda XXXV.
Collins no pudo ocultar su alborozo.
– ?Va usted…? ?Que piensa usted hacer, senor Maynard?
– Voy a hacer lo que le prometi que haria si usted me demostraba con pruebas que nuestra democracia esta corriendo un autentico peligro -repuso Maynard-. Me ha mostrado usted una parte del Documento R, al parecer el plan magistral del director Tynan. He visto aceptar el fascismo a cambio de la seguridad. Y veo que este fascismo se extendera a toda la nacion bajo el disfraz de la ley. No puedo permitir que ello ocurra. -Maynard miro fijamente a Collins.- Primero voy a hablar con el presidente. Intentare persuadirle de que modifique su postura. Si no lo
