opuesto al director del FBI con toda su gigantesca maquinaria, y subitamente se sintio muy cerca de ellos. Habian conseguido ganarse por completo su confianza. Decidio revelarles como, a ultima hora, Tynan habia conseguido inutilizarle-. Bueno, creo que no hay nada que ocultar. Le dire por que no puedo ponerme publicamente de su parte.-Puede usted confiar en nosotros, Chris -dijo Pierce esbozando una leve sonrisa.
Collins reflexiono acerca de lo que iba a decirles, sin saber siquiera por donde empezar.
– Ayer acudi a ver al presidente Wadsworth. Le dije que habia recibido informacion en el sentido de que Tynan habia sido el responsable del asesinato del presidente del Tribunal Supremo Maynard…
– ?Como! -exclamo Pierce-. De eso no teniamos ni idea. ?Lo sabe usted con toda certeza?
– Creo que si. Lo he sabido a traves de una persona que se vio mezclada en el asunto, pero no puedo demostrarlo. No pude demostrarle al presidente ni eso ni otras muchas cosas. A pesar de todo, ataque a Tynan con todas mis fuerzas. Le pedi al presidente que cesara a Tynan. Se nego. Entonces le dije que no tendria mas remedio que dimitir de mi cargo y trasladarme a California para manifestarme en publico en contra de la enmienda. Y estaba dispuesto a hacerlo, tal como ustedes saben.
– Pero entonces se tropezo usted con el detestable Tynan -dijo Pierce.
– Exactamente. Se planto personalmente en mi despacho en un abrir y cerrar de ojos.
– Para someterle a chantaje y obligarle a guardar silencio -dijo Ingstrup.
– Si, estaba dispuesto a someterme a un chantaje -dijo Collins.
– Cuentenos lo que ocurrio -dijo Pierce volviendo a llenarse la pipa y encendiendola. Collins accedio a hacerlo, tras una ligera vacilacion. Les conto todos los detalles de las pruebas que Tynan habia reunido contra su esposa y les hablo del nuevo testigo presencial que habia conseguido descubrir.
– Lo hizo sin demasiadas sutilezas -termino diciendo Collins-. Me expuso las condiciones de la rendicion. No deberia dimitir. No iria a California. No podria oponerme a la enmienda. Si aceptaba las condiciones, Karen estaria a salvo. Su caso de Forth Worth no seria abierto de nuevo. Si le desafiaba y seguia adelante, Karen tendria que volver a comparecer ante un tribunal. No tuve mas remedio que doblegarme y aceptar sus condiciones.
– Pero ella le ha dicho a usted que es inocente -dijo Van Allen.
– Pues claro. Es inocente. Creo en ella. Pero no podia permitir que volviera a soportar ese tormento. Tuve que ceder -dijo Collins levantando las manos-. Y aqui estoy… Sanson con el cabello cortado.
Observo que Pierce miraba a Van Allen y que este asentia imperceptiblemente con la cabeza. Pierce miro despues a Ingstrup que tambien asintio.
– Tal vez podamos ayudarle, Chris -dijo Pierce dirigiendose de nuevo a Collins.
– ?Como?
– Interviniendo con nuestras pequenas fuerzas de contraataque, con nuestro IFBI. En Texas tenemos a uno de nuestros mejores hombres: un ranchero llamado Jim Shack. Fue agente del FBI durante diez anos, pero se harto de su trabajo al acceder Tynan al cargo de director. Tenemos, ademas, a otros dos que todavia son miembros del FBI pero que odian a Tynan. Podrian hacer mucho por usted, y hasta es posible que le proporcionaran a Sanson un peluquin.
– No se que podrian hacer.
– En primer lugar, podrian examinar el caso de su esposa y averiguar de que se trato efectivamente. Despues, podrian realizar algunas pesquisas y tratar de averiguar si Tynan posee un nuevo testigo, tal como asegura… o bien si miente y se basa para su chantaje en unas pruebas que no existen.
– No se me habia ocurrido pensar en eso.
– Pues es muy posible, no le quepa duda.
– No se -dijo Collins frunciendo el ceno-. No quisiera correr ese riesgo. Si Tynan se enterara…
– Jim Shack y los demas hombres son muy discretos. Superan a los mejores hombres de Tynan.
– Dejeme pensarlo -dijo Collins preocupado.
– No dispone de mucho tiempo -le recordo Pierce-. La Asamblea de California votara hoy…
– ?Ah! -exclamo Van Allen levantandose de la silla-. Lo dan por television. Ya casi lo habiamos olvidado.
Se dirigio apresuradamente hacia el aparato, que se encontraba instalado sobre la mesa del tocador.
– Si -dijo Pierce-. Vamos a ver si da resultado la labor de cabildeo que hemos venido desarrollando entre los asambleistas. Si votan en contra, todo habra terminado para Tynan y habra finalizado nuestra mision, Pero si votan a favor…
– ?Cuales son las probabilidades? -pregunto Collins sentandose en el sillon.
– Segun los ultimos datos, la Asamblea se inclinaba por la ratificacion. La votacion decisiva sera la del Senado. Aunque nunca se sabe. Ahora veremos.
El aparato ya estaba conectado. Los cuatro hombres que se hallaban en la estancia centraron toda su atencion en la pantalla.
La camara estaba enfocando el lema en letras doradas que figuraba encima del retrato de Abraham Lincoln que colgada sobre la tribuna del presidente de la Asamblea. El lema decia: LEGISLATORUM EST JUSTAS LEGES CONDERE.
– ?Que significa? -pregunto Van Allen.
– Significa «El deber de los legisladores es elaborar leyes justas» -explico Collins.
– Aja -dijo Pierce.
La camara se estaba retirando lentamente con el fin de ofrecer una panoramica de los escanos en los que se deliberaba acerca de las leyes y resoluciones. Mostraba ahora a los ochenta asambleistas en sus respectivos escanos, asi como los microfonos situados en los cinco pasillos.
Estaba teniendo lugar la tercera y ultima lectura de la resolucion, es decir de la Enmienda XXXV.
– Tynan, la clausula de Tynan -dijo Pierce sin dirigirse a nadie en particular.
Prosiguio la lectura a traves del aparato de television.
El locutor empezo a hablar en voz baja.
Collins lo estaba observando todo como clavado en su asiento. Los minutos iban pasando y las luces se iban encendiendo en el tablero.