legisladores le han manifestado a nuestro companero en la camara que en la pasada noche y a lo largo de esta manana se habia producido una intensa campana de cabildeo, aqui, en la capital del estado… un esfuerzo relampago por parte de Anthony Pierce… Tony Pierce, jefe de la ODLD, el grupo nacional conocido con la denominacion de Organizacion de Defensores de la Ley de Derechos, que hace apenas un mes inicio una campana entre los legisladores de los estados en los que mas recientemente se ha votado la enmienda y que acaba de alcanzar su exito mas resonante aqui en Ohio. Nos dicen que a las once, Pierce se reunio con numerosos indecisos e incluso con muchos partidarios de la enmienda, demostrandoles, documentos en mano, de que forma la Enmienda XXXV causaria danos irreparables al pais, y, segun parece, consiguio que un numero suficiente de ellos rechazara la enmienda que hace una hora parecia imbatible en Ohio. Tony Pierce, como recordaran muchos de nuestros telespectadores, es el antiguo agente del FBI que se convirtio en famoso escritor, abogado y defensor de los derechos civiles. Su historial…»

Una voz atronadora apago el sonido del televisor.

– ?Ya conocemos su historial! -rugio el director Tynan, adelantandose hacia el aparato y agitando el puno en direccion a la pantalla-. ?Lo sabemos todo de ese hijo de puta! -Se dio la vuelta con el rostro enrojecido, miro fijamente a los demas invitados y despues clavo los ojos en el presidente.- Perdonen mis palabras, pero es que conocemos demasiado bien a ese bastardo de Pierce. Sabemos que fue el cabecilla de un grupo de activistas radicales de la Universidad de Wisconsin. Sabemos que gano en el Vietnam una medalla que no se merecia. Sabemos como consiguio introducirse en el FBI interpretando el papel de heroe de guerra e incluso enganando a nuestro gran director, el senor Hoover, que trato de ayudarle. Sabemos que era negligente en el cumplimiento de su deber, que dejaba en libertad a los delincuentes que hubiera tenido que detener, que falsificaba los informes, que intentaba hacerse el amo y que se insubordinaba. Por eso yo le eche a patadas de la Oficina. Conocemos los nombres de cuatro grupos radicales a los que su esposa esta afiliada. Sabemos que uno de sus hijos ha tenido hijos fuera del matrimonio. Sabemos por lo menos de nueve organizaciones subversivas alas que su despacho juridico ha representado. Conocemos a Tony Pierce perfectamente, y ya sabiamos que era un mal elemento antes de que empezara todo esto. Hubieramos debido destruirle en cuanto se puso al frente de la ODLD, pero no lo hicimos porque no deseabamos que un ex agente del FBI diera lugar a unos titulares de prensa negativos y perjudicara la imagen de la Oficina… y, ademas, no creiamos que nadie se tomara en serio a semejante payaso…

– No importa, Vernon, todo eso ya es agua pasada -dijo el presidente tratando de calmarle-. Ya ha causado el dano que pretendia, si es que efectivamente es responsable de lo que hace. Tendremos que encargarnos de que no vuelva a ocurrir.

Observando la escena, Chris Collins se sintio turbado y molesto. Le habia pillado por sorpresa el estallido inicial de Tynan.

Habia sido un arrebato ponzonoso y habia puesto de manifiesto en el director del FBI una faceta de inquisidor que el jamas hubiera podido imaginarse.

Collins habia tomado a Karen de la mano, como para compartir con ella su inquietud, cuando se percato de que el presidente le estaba haciendo senas.

Soltando la mano de su mujer, Collins se abrio paso entre McKnight y el lider de la mayoria en el Senado con el fin de acercarse al presidente, que se encontraba en compania de Tynan.

El presidente permanecio unos instantes frotandose pensativo la mandibula.

Bien, caballeros, hemos ganado en un lugar por un reves y hemos perdido en otro tambien por un reves. Ello nos demuestra lo voluble que es el pais. Pero no podemos permitir que esto vuelva a suceder. Solo nos queda un estado. Todas nuestras posibilidades se encuentran en California. Dentro de un mes. -Se detuvo.- No he prestado demasiada atencion a las encuestas relativas a la Costa. Estaba seguro de que esta noche alcanzariamos la victoria. Ahora sera mejor que prestemos mucha atencion. Ronald me dice que llevamos la delantera segun las encuestas del Golden State. Pero no me basta. California debe preocuparnos. Ya saben ustedes lo imprevisibles que son los de alli. Es nuestro ultimo cartucho y en el se cifran todas nuestras esperanzas. Quiero que usted, Vernon, y usted, Chris, pongan en ello todo su empeno. Tenemos que ganar.

Tanto Collins como Tynan asintieron energicamente.

El presidente tomo otro puro y espero a que Tynan se lo encendiera. Dando chupadas al mismo, se volvio hacia Collins.

– Se me acaba de ocurrir una idea, Chris. Es usted de California, ?verdad?

– Si, en efecto. Soy de la zona de la Bahia, pero he ejercido tambien en Los Angeles.

– Perfecto. Creo que mereceria la pena que regresara usted alli dentro de una o dos semanas. Podra desarrollar una sutil y eficaz labor de cabildeo en favor de la causa.

– Bueno -dijo Collins angustiado-, no se si podre ejercer tanta influencia. El unico paisano mio que es autenticamente popular, practicamente un idolo en California, es Maynard, el presidente del Tribunal Supremo.

El presidente sacudio la cabeza.

– No. Maynard no serviria. Se de buena fuente que no esta de nuestra parte. Ademas, es una persona muy poco practica. Y, aunque no lo fuera, no estaria bien visto que un juez se pronunciara acerca de una cuestion politica de esta clase.

– Menos mal -tercio Tynan-. Yo no me fiaria de el en un asunto tan importante como el de la Enmienda XXXV.

– No necesitamos a Maynard para nada -prosiguio el presidente dirigiendose a Collins-, pero es posible que le necesitemos a usted. No se subestime tanto, Chris. Al fin y al cabo, es usted el secretario de Justicia. Y eso tiene su importancia. Le prestaran atencion las personas que mas convengan. Si, me gusta la idea de enviarle a usted a California. Podemos sacarnos de la manga alguna excusa que justifique su presencia alli. Dejeme pensar.

A pesar de lo mucho que le desagradaba la idea, Collins sabia que no se atreveria a negarse.

– Hare lo que usted mande. Si lo considera importante…

– Tremendamente importante -le interrumpio Tynan-. Nada podria ser mas importante. Lo he dicho cientos de veces y lo volvere a repetir. Se trata de la ley mas crucial sobre la que jamas hayan votado los estados. Sin ella, nos quedaremos… nos quedaremos sin pais.

– Vernon esta en lo cierto -dijo el presidente-. Tenemos que enviar a alguien a California. O a usted… o tal vez a alguien de importancia que lleve mas tiempo en la administracion. -Se detuvo y despues anadio con energia:- Esta no la vamos a perder. No lo permitire. No dejare que las cosas sigan el mismo curso que han venido siguiendo. Esta manana he echado un vistazo al Salon Oriental para ver como iban los trabajos. Que desastre y que desgracia. Si ni siquiera la casa del presidente esta a salvo, ello significa que estamos ante un problema de enormes dimensiones. Y podria volver a ocurrir. ?Saben esos pastores alemanes y esos dobermans que me hicieron poner en los jardines? Seguridad, me dijeron. Anoche los francotiradores mataron otro, el sexto. Ahora me aconsejan que instale una valla electrificada, que rodee la Casa Blanca, que me convierta en un prisionero en mi propia casa, tal como ha tenido que hacer la mayoria de los ciudadanos honrados de este pais, que se han visto obligados a encerrarse tras cerrojos de seguridad y timbres de alarma. Pues bien, caballeros, no estoy dispuesto a que ello ocurra. Con la Enmienda XXXV devolveremos la civilizacion a este pais nuestro. Y lo haremos alcanzando la victoria en California.

– Amen -dijo Tynan.

En aquellos momentos aparecio la senorita Ledger.

– Perdon, senor presidente… Senor Collins, su guardaespaldas esta en la puerta. Tiene que hablar con usted. Dice que es urgente.

– Gracias -dijo Collins, y anadio dirigiendose al presidente-: Estoy dispuesto a hacer todo lo que pueda.

– La semana que viene se lo dire Ahora sera mejor que vaya y atienda sus asuntos.

Tras rogarle a Karen que se acercara con el al presidente para agradecerle la velada, Collins se despidio rapidamente de los invitados que tenia a su lado.

Precediendo a Karen, Collins cruzo rapidamente la Sala del Gabinete en direccion a la puerta, junto a la que esperaba su fornido guardaespaldas, el agente Mike Hogan.

– ?Que sucede? -le pregunto Collins al guardaespaldas.

– El coronel Noah Baxter, senor -repuso Hogan en voz baja-. Ha salido del estado de coma. Ha recuperado el conocimiento, pero se esta muriendo.

– Maldita sea, eso es terrible. ?Esta usted seguro?

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