pena a causa de su esposo, por entonces prisionero de guerra. Me senti conmovido por el hecho de que hiciera en si un lugar para mi pena, aunque realmente no supe ver que la habia juntado con la propia.
El sermon del profesor Bulgaraux, del que pienso dar algunos extractos, no defraudo mis esperanzas. Lo reproducire con su peculiar estilo de puntuacion, pero no basandome simplemente en la memoria, sino tambien en el recordatorio impreso que mando imprimir, bajo los auspicios de la Sociedad Autogenista. Se titulaba: «Sobre la Muerte de un Alma Virgen».
Empezaba:
«Amigos y co-creyentes, dolientes y especuladores: la muerte es el suceso mas importante de nuestras vidas. Solo es comparable a los suenos, pues en un sueno no cabe revision -solo nuevos suenos y la interpretacion de los suenos. Tampoco hay revision de la muerte- sino otras muertes y nuestras reflexiones sobre ellas.
»Ahora bien, hay solo dos muertes interesantes, podriamos decir, satisfactorias, la muerte de un gran criminal y la muerte de un alma virgen. Puesto que ambas son la misma cosa, e indican aquella inocencia a que aspiran retornar.
»El secreto de la inocencia es el desafio. Criminal y alma virgen. El criminal desafia el orden de la sociedad -el alma virgen desafia el orden de la naturaleza. Ambos sobrepasan sus cuerpos en favor de… el deseo.
»Por lo tanto, la muerte -del criminal y la del alma virgen- son muertes voluntarias.
»Nosotros, que hemos sido dejados en un comun terreno central ?nos atrevemos a escoger entre una de estas dos muertes opuestas aparentemente que son -ya os lo digo, no hay secreto en ello- equivalentes?
»Cada uno de nosotros vive diariamente junto a su muerte. Una cinta, a veces mas ancha, otras mas estrecha, que se enrolla a lo largo de nuestras acciones cotidianas.
»La mayoria ignora la muerte. Pero el criminal y el alma virgen viven con sus muertes. Estas no pueden sorprenderlos.
»Los modos de desencarnarse son misteriosos. La inteligibilidad no puede ser explicada. Un hecho es un hecho. La muerte, la muerte.
»Pero la vida es -movimiento. Por lo tanto -la vida es resurreccion. Muchos han ensenado que primero esta la vida -despues la muerte -despues la resurreccion. Yo digo: la vida -despues, la resurreccion -despues la muerte.
»En el Evangelio de Dianus esta escrito: Vive quien debe, muere quien quiere.
»A los dolientes, os digo: Mirad al afligido esposo.
»El no esta apenado. El no condena la muerte. ?Que significa esto para el? ?O para cualquier otro?
Pues si somos como somos, no podemos ser sino los que seremos.
»?Cual fue la vida de esta joven mujer? Nacio -asistio a la escuela -se caso. Obedecio a su padre y a su esposo. Murio.
»Se necesita tener vocacion para una vida asi. No puede escogerse mentalmente. El secreto de la vida es la vocacion -y ella la tenia. Tambien se necesita vocacion para morir bien, y esta vocacion la poseen el criminal y el alma virgen.
»En uno de los Evangelios de Dianus, un discipulo pregunta a su Maestro: ?Cuando entraremos en el Reino?
»?Cuando entraras en el Reino? -dijo el Maestro-. ?Cuando logres hacer que uno se transforme en dos, cuando hagas semejante el interior al exterior, y el exterior al interior, y lo superior igual a lo inferior, y lo inferior a lo superior! Y si haces uno del macho y de la hembra, de modo que el macho no sea ya mas macho y la hembra no sea ya mas hembra. Cuando pongas los ojos en el lugar de un ojo y una mano en el lugar de una mano, y un pie en el lugar de un pie, y una imagen en el lugar de una imagen. Entonces, ?entraras en el Reino!
»?Como debemos interpretar esta ensenanza? El interior como el exterior -el exterior semejante al interior. ?Oh, virgenes y criminales!
»Ojos en el lugar de un ojo -una mano en el lugar de una mano -un pie en el lugar de un pie -una imagen en el lugar de una imagen.
»El significado es este. Actos de sustitucion constituyen una vida, hasta que alcanzamos la ultima sustitucion -durante la vida, la muerte.
»Donde ya no son posibles mas sustituciones -cuando hemos sido circunscritos a nuestro centro -cuando hemos encontrado nuestro principio -es la muerte. Lo cual no es en absoluto la muerte.
»No tratemos de desafiar el fin. Busquemos solo el desafio a nuestros seres vivientes. La muerte es la recompensa de nuestra resurreccion -la muerte es nuestro desafio.
»Empezamos por el fin -acabamos en el principio. Tal como dice el Maestro: Bendito el hombre que alcanza el principio; el conocera el final y no saboreara la muerte.
«Nosotros no saborearemos la muerte -seremos saboreados por la muerte. Seremos completos -pues estaremos vacios. Seremos extremos -pues seremos perfectos.
«Cuando uno se hace tomar una fotografia, el fotografo dice: ?Perfecto! ?Igual que usted! Esto es la muerte.
»La vida es una pelicula. La muerte es una fotografia».
Despues de la lectura del profesor Bulgaraux, sus discipulos se reunieron junto al ataud para contemplar por ultima vez a mi esposa, y me abrazaron. Como el profesor Bulgaraux ya me habia dicho antes que el apoyo a las investigaciones y publicaciones de su Sociedad habia sido muy escaso, en los ultimos tiempos, le di un cheque. Salimos con Lucrecia y su acompanante a tomar un aperitivo y regresamos inmediatamente.
Creo haber entendido casi por completo el sermon del profesor Bulgaraux; podria decirse que en aquella epoca yo era ya un adepto a sus ideas. Pero eran bastantes los puntos con los que no estaba de acuerdo: no con su caracterizacion de mi esposa -creo que capto bellisimamente su palida semblanza- sino con las continuas referencias que hacia a mi persona, indicando que no debia estar afligido. Resulta demasiado facil resignarse a la perdida de alguien que no ha tenido una importancia realmente grande. Ademas, habia decidido permitirme este dolor. Estuve de acuerdo, sin embargo, con gran parte de sus afirmaciones; hay una eleccion que debe realizarse, aun en el dolor. Sentia dudas acerca del derecho a sufrir por su ausencia. Cualquier pena personal hubiera estado fuera de lugar, pues mis relaciones con mi esposa, mientras vivio, no fueron relaciones personales, en el sentido corriente de la palabra. A su muerte, mis relaciones con ella dificilmente podrian diferir.
No obstante, cuando acompane el cuerpo de mi esposa a su ciudad natal, y permaneci en el cementerio con su familia y la mia, participe completamente del dolor colectivo. Un funeral adquiere en provincias mayores dimensiones y un peso especifico mas importante que un funeral en la capital.
Mi hermano se habia distanciado desagradablemente de mi, y no me sentia bien acogido en su casa. Tampoco tenia ningun interes en aceptar las invitaciones del resto de mis parientes para que pasara algunos dias con ellos. De modo que, poco tiempo despues, regrese a la capital.
He dicho que hablaria de mi duelo, a pesar de lo dificil que me resulta.
Mi pena se manifesto por si misma bajo diferentes formas. Me sentia como si hubiera empequenecido dentro de mi propia piel. Mis codos, mis hombros, el cuello, me parecian ajenos.
Hice una lista de las formas posibles de morir. Hasta aqui llegue. Muerte por locura, muerte por guillotina, muerte por guisantes que suben a traves de la nariz, hielo atravesado en la garganta, caida en el hueco de un ascensor, crucifixion, el paracaidas que no se abre, gangrena, saltar por la ventana del dentista, arsenico en la sopa de cebolla, arrollado por un autobus, mordisco de serpiente, la bomba de hidrogeno, Scylla y/o Charybdis, desilusion amorosa, un bastonazo, la ruleta rusa, la sifilis, ser aplastado por una apisonadora, cirugia negligente, ahogo, un accidente de aviacion, pildoras para dormir, gases de automovil, aburrimiento, paseo por la cuerda floja, hara-kiri, mordedura de tiburon, linchamiento, ultimatums, hambre, volar sin alas, volar con alas (sin avion).
Que fragiles somos.
Un recuerdo de infancia. Tenia tres anos, el pelo largo y vestia de blanco. Jugaba con un aro sobre el cesped, frente a la casa; la reina tomaba sol en su jardin, separada de nuestra casa por un seto de rosales; nuestra vecina (por lo que yo habia oido contar a mi madre) era viuda. Me acerque al seto y la mire. Cuando ella se volvio hacia mi le pregunte: «?Como murio su marido?», y con un tono de inolvidable dulzura me respondio: «Sus ojos se cerraron.»
Esto, lector, es el dolor. Esta incoherencia. Comprenderas por que no prosigo.
Mi tarea era entonces reconstruir mi vida. Pero la muerte, como la violencia, es un ejemplo insidioso, dificil de remover.
