educado, preocupado solo por mejorar su posicion en la vida, y Frau Anders estuvo de acuerdo en ayudarlo.
– No puedes imaginar lo emprendedora que me volvi, Hippolyte -dijo en aquel momento-. No imaginas cuanto fortifica el caracter tener que ocuparse solo de los problemas de la supervivencia.
– Lo comprendo -asenti.
– No, tu no lo entiendes, no puedes entenderlo. ?De que se preocupa uno en esta ciudad, en cualquier ciudad? ?De la supervivencia psicologica? Esto no es nada. Yo hablo de supervivencia real. Bajo el acecho de los ladrones, del hambre, de los chacales, del colera.
– Tu pareces estar muy bien -aventure.
– Lo estoy, lo estoy -dijo.
Prosiguio con su historia. Fue entonces cuando escribio a su esposo e hija y recibio cierta cantidad de dinero y la renuncia a sus responsabilidades hacia ellos. Con la ayuda del transportista de agua, llevo a cabo un estudio del pueblo donde residia. Era una comunidad de aproximadamente cuatro mil almas, integrada por pastores, comerciantes y ladrones. No habia agricultura, pues era zona desertica. Provista de su dinero, ofrecio prosperidad material a los lugarenos, si la coronaban reina. En principio se mostraron escepticos, explicandole que era opuesto a sus tradiciones ser gobernados por una mujer. Las mujeres estan hechas para el placer del hombre. El hombre esta hecho para gobernar y hacer la guerra. Mientras esperaba la decision de los habitantes del pueblo confiriendole la autoridad, se instalo en una pequena cabana, como comadrona e interpretadora de suenos.
– Yo tambien soy interpretador de suenos -anadi.
Ignoro mi comentario y continuo sin pausa.
– Pues si. Explique al jefe del pueblo que su sueno de siete camellos significaba siete anos de sequia. Salvo que el me reconociera. Es gente extraordinariamente credula y bastante tratable, pese a su aspecto salvaje.
Finalmente, gano la partida y fue coronada reina con el ceremonial correspondiente. Su cumpleanos fue consagrado en el pueblo fiesta nacional. Un ano despues, el transportista de agua perdio su situacion de consorte, y fue sustituido por una serie de jovenes morenos, pero el, como el resto de sus ex-amantes, fue recompensado con cargos en la administracion del pueblo. Negocio con el gobierno un proyecto de irrigacion, que llevo la agricultura al pueblo. La gente prospero, admirandola como duena de un poder milagroso. El unico precio que ella pedia, a cambio, era reverencia y acatamiento. Basandose en esta obediencia, organizo una comunidad modelo: guarderias diurnas que permitieran a las madres trabajar en el campo, una casa de prostitucion, un juzgado, un teatro y un pequeno ejercito que ella misma adiestraba. Bajo su direccion, el pueblo sobrevivio a los anos de guerra robando en las instalaciones militares.
– Catalina la Grande -murmure.
– Si, aprendi a respetar las comodidades occidentales. No hay nada bello en la miseria, ni la suciedad, ni la pobreza. He perdido mis ideales, Hippolyte -dijo- y mis buenas intenciones. La vida es solo una cuestion de supervivencia. Ya no soy romantica.
– ?Por que abandonaste el lugar?
– No se puede ser reina toda la vida. Para conservar la autoridad, se debe abdicar o ser martirizado. Elegi lo primero. Por eso estoy aqui. Decidi pasar el resto de mis dias en la capital. He venido directamente a ti.
– ?Por que?
– No te asustes, Hippolyte. No voy a raptarte. Los dias de mi sexo han pasado, igual que han pasado mis dias de administracion. Ahora me dedicare a cultivar mi espiritu. Pero permiteme decirte que estoy acostumbrada a ser obedecida.
– ?Por quien?
– ?Como, por quien? Por todo el mundo -dijo-. Pero empezare por ti. Ante todo, quiero esta casa.
– ?Mi casa?
– He hablado con tu hermano. Esta de acuerdo conmigo. No es bueno que estes viviendo en esta casa. ?Es demasiado grande para ti!
– ?Y para ti no?
– Ya veras que no. Tengo muchas mas cosas que tu para llenarla.
– Pero a mi me gusta vivir aqui. He aprendido a estar solo.
– Bien, pues tendras que estar solo en otra parte. Y ademas, tu no estas solo. Tienes a esa vieja odiosa; tambien ella tendra que partir.
– Ella no esta conmigo. Ella unicamente esta aqui… ?Y que, si no te doy mi casa?
– Creo que esto te agradara, Jean-Jacques me ha dado una copia de los planos originales que hiciste para decorar y amueblar las habitaciones. Veo que nunca lo has hecho.
Miro alrededor, la modesta y convencional decoracion de la sala en que estabamos sentados.
Me senti obligado a explicarle.
– No tenia intencion. Ademas, la ha ocupado otra gente. Aqui hubo soldados enemigos.
– Bien, todo esto sera cambiado. Tu no lo sabes, pero fue para mi para quien dispusiste la casa. Para la ultima etapa de mi educacion.
– Repito -dije enfadado-, ?que ocurrira si no te doy mi casa? Sucede que me gusta vivir aqui. Es mi casa.
– Tendras que resignarte. Tengo los planos.
Abrio su bolso y saco los planos para que los viese.
– ?Me dejaras en la calle?
– No digas tonterias. Te dare tiempo suficiente para que encuentres otro sitio. Por Dios, incluso te ayudare. Tengo mucho tiempo y muy buena disposicion hacia ti, querido Hippolyte.
Con estas palabras, Frau Anders se levanto, me beso levemente en ambas mejillas y se encamino hacia la puerta, sin dejar que la acompanase. Me quede en la habitacion, como atontado, mirando alrededor, mi castillo. ?Era posible que pudiese despojarme de todo esto, de mi casa, mi refugio? Pensaba actuar inmediatamente. Iria a ver a mi hermano, quien, como cabeza de familia que era, podia hablar con mayor autoridad que yo. Le explicaria cuan necesaria era la casa para mi, le diria que en ella habia empezado a conocerme, y que deberia advertir a Frau Anders que no me echara.
Ella habia insinuado que yo no tenia suficiente cuidado de la casa. Pense desesperadamente en pintarla, sin esperar un solo momento mas; compraria nuevos muebles; cada noche encenderia fuego en la chimenea. Me levante de la silla en que estaba sentado, acariciando el respaldo con la angustia de la perdida, y camine hacia arriba y abajo por el corredor, mientras mi vieja ama de llaves bajaba los ultimos peldanos de la escalera. Aparentemente, habia estado escuchando.
Frau Anders regreso a la manana siguiente. Trajo cosas de la tienda, acompanada de un tal Zulu, a quien introdujo como su masajista, y de una joven de piel oscura y cabeza afeitada que presento como su secretaria particular. A ellos y al carpintero que los acompanaba dio instrucciones para amueblar y reparar la casa. A mi me dio una semana para encontrar un nuevo lugar donde vivir.
Tuvimos otra interesante conversacion, y Frau Anders disipo todas mis sospechas de que fuera por razones de venganza que me obligaba a desalojar la casa. De la misma manera que en otro tiempo yo habia obrado con ella con cierta libertad, disponiendo para su propio provecho, ahora ella, dijo, haria igual conmigo, para mi propio provecho. Tanto como yo, entonces, estaba en lo cierto, lo estaba ella ahora.
No estaba enteramente convencido de que ella estuviera en lo cierto, pero confie en su sinceridad. Lo unico que me contuvo fue que hablara de amor, presentandolo como motivo, amor hacia ella y amor hacia mi.
– He aprendido a amarme a mi misma, Hippolyte -dijo-. Amo mi maquillada, debil y arrugada carne, mis flacidos pechos, mis pies venosos, el olor de mis axilas. Cada vez que me miro al espejo no puedo decirte lo feliz que me siento de que alguien me mire sonriendo, y de que ese alguien sea yo. Quiero abrazar a todo el mundo, hasta a los mendigos y los maestros de escuela. Me quiero tanto a mi misma, que hasta te amo a ti. A ti, extrano hombre quebradizo.
– No viviras siempre -murmure, fastidiado.
– Espera -dijo-. ?Quien puede decirlo? Me siento mas joven que nunca. Morire siendo nina, lo cual no es morir del todo.
Esto no era el amor a si mismo, como yo lo entendia. No, no comprendia sus motivos, pero sabia que era sincera. Esto me ayudo a resignarme a su intervencion en mi vida. Y ademas: utilizaria la casa mejor que yo. Estaba hecha para ella. Ella siempre habia sido una persona mas mundana que yo; su retiro estaria, por consiguiente, mucho mas poblado que el mio, y necesitaria mayores espacios donde vivir.
