Afra, Yas y Kari oyeron una risilla contenida en los auriculares de sus telefonos. Era el capitan. Los demas se miraron perplejos.

— Quiero tranquilizarles a todos, y especialmente a Afra — dijo Mut Ang—. Imaginense que impresion produciremos nosotros en ellos. Que somos unos munecos inflados con extremidades articuladas, enormes cabezas redondas y... ?vacias en sus tres cuartas partes!

Afra solto la carcajada.

— Lo esencial es el contenido de las escafandras, lo que ellos encierran. Su aspecto exterior no tiene importancia.

— Poseen el mismo numero de brazos y piernas que nosotros — comento Kari.

En torno de la armazon desplegose una enorme cubierta blanca, que como una manga vacia fue acercandose al Telurio. La primera de las figuras asomadas a la plataforma — Mut Ang adivino que era, como el, el capitan de la nave— empezo a hacer unos ademanes tan expresivos que no dejaron lugar a dudas que los invitaban a pasar a su nave. En respuesta a ello, los tripulantes del Telurio apresuraronse a sacar de la parte inferior de la nave una galeria destinada a comunicar con otros vehiculos en el espacio. Era una galeria redonda, mientras que la de la nave blanca era eliptica en vertical. Los tecnicos terrenos confeccionaron a toda prisa un marco de blanda madera, que al entrar en contacto con el intenso frio del espacio exterior cambio instantaneamente su sistema molecular y se hizo mas dura que el acero. Mientras tanto, sobre la plataforma de la nave desconocida habia aparecido una caja de rojo metal con una pantalla negra al frente. Dos figuras blancas inclinaronse sobre ella, para luego enderezarse y retroceder. Ante los ojos de los terrenos surgio en la pantalla una especie de figura humana cuya parte superior ensanchabase y encogiase ritmicamente. Pequenas flechas blancas tan pronto volaban al interior de la figura como salian despedidas de ella.

— ?Que ingeniosos! — exclamo Afra—. ?Es la respiracion! Nos quieren decir de que se compone su atmosfera. ?Como lo haran?

Y como contestando a su pregunta, la figura de la pantalla fue reemplazada por un dibujo: un punto negro encerrado en una nubecita redonda, que debia de ser, sin duda, un nucleo atomico rodeado de las sutiles orbitas de unos puntos luminosos, los electrones. Mut Ang sintio como un nudo en la garganta. No estaba en condiciones de pronunciar palabra. En la pantalla habia ya cuatro dibujos de esos: dos en el centro, uno debajo de otro, enlazados por una gruesa linea blanca, y dos laterales unidos a ellos por flechas negras.

Con el corazon a punto de escaparseles del pecho, Mut Ang y sus companeros pusieronse a contar los electrones. El dibujo inferior representaba, al parecer, el elemento fundamental del oceano: un electron alrededor del nucleo, o sea hidrogeno. El superior, el elemento principal de la atmosfera y la respiracion: nueve electrones en torno del nucleo, o sea... ?fluor!

— ?Fluor! — grito Afra con desesperacion.

— Sigan contando — ordeno el capitan—. Arriba, a la izquierda, seis electrones, o sea carbono; a la derecha, siete, es decir, nitrogeno. Todo esta mas que claro. Trasmita a los de dentro que confeccionen un cuadro similar de nuestra atmosfera y nuestro metabolismo. Todo sera igual, a excepcion del nucleo central superior, que en vez de fluor, es oxigeno con sus ocho electrones. ?Que lastima!

Cuando los telurianos mostraron su cuadro observaron que la figura blanca delantera, parada en el puente de su navio, se tambaleaba y alzaba el brazo hacia la concha de la escafandra en un ademan muy claro para los hombres de la Tierra... Por lo visto, experimentaba emociones iguales, si no mas profundas.

El capitan de la otra nave inclinose sobre la barandilla de su puente e hizo un brusco movimiento con la mano, como si cortase algo en el vacio. Las espinas de su casco parecian querer clavarse en el Telurio que se encontraba a algunos metros mas abajo de la nave blanca. Luego, el capitan levanto los dos brazos y fue bajandolos a cierta distancia el uno del otro, como si ensenase dos planos paralelos.

Mut Ang repitio este movimiento, y entonces el capitan de la nave blanca alzo una mano en senal de muda salutacion, giro sobre los talones y desaparecio en el negro boquete. Sus companeros le siguieron.

— Retiremonos tambien nosotros — dijo Mut Ang, moviendo la palanca de descenso.

La escotilla se cerro sobre ellos antes de que Afra tuviese tiempo de contemplar el magnifico esplendor de las estrellas en la negrura del espacio, cosa que le producia especial deleite. Encendieronse las luces de la camara de la esclusa y empezo a oirse un leve resoplar de las bombas, primer indicio de que el aire habia adquirido la densidad de la atmosfera terrena.

— ?Vamos a levantar paredes aislantes y luego unir las galerias? — pregunto Yas Tin en cuanto se hubo desembarazado del casco.

— Si — repuso Mut Ang—. Eso es lo que queria decirnos el capitan de aquella nave. Lo tragico esta en que ellos no pueden existir sin fluor, un gas sumamente deletereo para nosotros. En cambio nuestro oxigeno les produce a ellos un efecto letal. Muchos de nuestros materiales, pinturas y metales, que son indeteriorables en una atmosfera de oxigeno, pueden sufrir la accion corrosiva de la respiracion de esos seres. En lugar de agua, ellos tienen acido fluorhidrico, el mismo que, en nuestra Tierra, corroe el vidrio y ataca todos los siliciuros. Tendremos, pues, que alzar una pared transparente refractaria al efecto del oxigeno, y ellos, a su vez, deberan erigir una de sustancias resistentes al fluor. Bueno, vamos; no perdamos tiempo. Seguiremos discutiendo mientras hacen la pared.

El suelo azul opaco de la camara de extincion, que separaba los camarotes de los tripulantes de la sala de maquinas del Telurio, se vio transformado en un laboratorio quimico. Alli se fundio una gruesa plancha de un plastico de transparencia cristalina, para cuyo efecto utilizabanse unos componentes traidos de la Tierra, y luego se procedio a la cementacion de la misma al calor de unos tapices especiales. Como se ve, un obstaculo inesperado habia hecho imposible el contacto directo de los hombres de la Tierra con los llegados de otro planeta.

La nave blanca no daba senales de vida, a pesar de encontrarse bajo constante observacion.

En la biblioteca del Telurio, el trabajo bullia. Los expedicionarios seleccionaban peliculas en relieve, grabaciones magneticas de vistas de la Tierra, reproducciones de las mejores obras de arte. Preparabanse a toda prisa diagramas y cuadros graficos de las funciones matematicas, esquemas de la estructura cristalina de las sustancias mas comunes de la Tierra, otros planetas y el Sol. Arreglaron una pantalla estereoscopica de grandes dimensiones, y en una funda refractaria al fluor metieron el aparato sonoro que reproducia la voz humana sin la mas leve deformacion.

Durante los breves intervalos para la comida y el descanso, los astronautas discutian sobre la extrana atmosfera que envolvia el planeta de donde habian llegado aquellos raros viajeros.

En el planeta desconocido el ciclo de transformacion de las substancias debia ser parecido al de la Tierra donde aprovechando la energia radiada por el sol, habiase hecho posible la vida y la acumulacion de energia en lucha contra la entropia. Un gas activo libre — fuera oxigeno, fluor o cualquier otro— podia acumularse en la atmosfera solo como resultado de las funciones vitales de las plantas. La vida animal, incluida la humana, consumia el oxigeno o el fluor en combinacion con el carbono, componente basico tanto de los animales como de las plantas.

El oceano del planeta desconocido estaria compuesto, al parecer, de un liquido fluorhidrico, que los vegetales descompondrian bajo los efectos de la energia de su sol — lo mismo que las plantas de la Tierra el agua (hidrogeno oxigenado)— para dejar libre el fluor. Este, en mezcla con el nitrogeno, seria respirado por hombres y animales, quienes recibirian energia de la combustion de los hidratos de carbono en fluor y exhalarian fluoruro de carbono y fluoruro de hidrogeno.

Este tipo de metabolismo proporcionaria un 50% mas de energia que el basado en el oxigeno. Nada tenia de extrano, por lo tanto, que este metabolismo hubiera permitido el desarrollo de las formas superiores de vida. Pero examinadas las cosas desde el punto de vista dialectico, la gran actividad del fluor — mayor que la del oxigeno— requeria una radiacion solar mas intensa. Para que la energia solar pudiese desintegrar la molecula del fluoruro de hidrogeno en el proceso de la fotosintesis de las plantas, no hacian falta los rayos del sector de luz amarilla verde, como para el agua, sino rayos de mayor intensidad, o sea azules y violetas. Por lo visto, el sol del planeta desconocido era un astro azul de temperatura sumamente elevada.

— ?Que contradiccion! — dijo Tey Eron, que acababa de regresar del taller—. El fluoruro de hidrogeno se transforma muy facilmente en gas.

— Si. A una temperatura de veinte grados sobre cero — repuso Kari, tras de consultar un manual.

— ?Cual es el punto de congelacion?

— Ochenta bajo cero.

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