esto.

Parecio ponerse tenso otra vez y Lucy noto como dudaba antes de anadir:

– Nunca apagues la luz, Lucy. Nunca te acuestes en la oscuridad a solas. Porque los anos no significan nada para mi, y algun dia estare ahi contigo.

Lucy respiro con fuerza, abrumada por la profundidad de aquella obsesion.

El angel empezo a separarse de ella, como un jinete desmontando de su caballo.

– Una vez te di algo para que me recordaras cada vez que te miraras en el espejo -le dijo con frialdad-. Ahora me recordaras cada vez que des un paso.

Y, dicho eso, le clavo el cuchillo en la rodilla derecha y lo retorcio con fiereza una sola vez. Lucy solto un grito desgarrador y perdio el conocimiento, pero alcanzo a ser vagamente consciente de que el angel se habia marchado, dejandola magullada, herida, sangrando, apenas viva, acaso lisiada y con una amenaza terrible.

La puerta chirrio otra vez y una franja de tenue luz crecio entre el marco y la hoja. Francis pudo atisbar el pasillo al otro lado, que esperaba como una boca tenebrosa. El hombre retrasado se enderezo de repente y lanzo la palanca al suelo, donde repiqueteo. Aparto a Peter y retrocedio unos pasos. Inclino la cabeza como un toro en un ruedo, enfurecido por la chuleria del matador, y se lanzo de golpe con un fuerte alarido. Choco contra la puerta, que se combo y cedio un poco mas con un horrible estrepito. El retrasado se tambaleo y sacudio la cabeza, jadeante, con un hilo de sangre que le manaba de la frente y le bajaba entre los ojos hasta la nariz. Retrocedio, sacudio la cabeza y, por segunda vez, se preparo y bramo con furia para efectuar otra carga. Esta vez la puerta cedio del todo y el ariete humano fue a parar al pasillo.

Peter salio rapidamente, seguido de cerca por Francis y los demas pacientes, que, impulsados por la energia del momento, dejaron atras gran parte de su locura. Napoleon arengo a los hombres agitando un puno por encima de la cabeza como si sujetara una espada.

– ?Adelante! -ordeno-. ?Al ataque!

Noticiero decia algo sobre los titulares del dia siguiente y sobre pasar a formar parte de la historia mientras avanzaban tambaleantes por el pasillo, unidos todos en un objetivo comun.

En la confusion subsiguiente, Francis vio al hombre retrasado volver al dormitorio con el rostro radiante. Una vez alli, se dejo caer en la cama, tomo el muneco en brazos y se volvio hacia el umbral de la puerta con una expresion de absoluta satisfaccion.

Luego vio a Peter correr hacia el puesto de enfermeria y, gracias a la tenue luz de la lampara del puesto, distinguio una figura tendida en el suelo. Salio disparado en esa direccion con zancadas resonantes, como un tambor que tocara a zafarrancho. Al mismo tiempo, vio aparecer a los hermanos Moses por la puerta que daba a las escaleras del otro extremo. Cuando pasaron por delante del dormitorio de las mujeres, se oyeron gritos y chillidos que sonaban como una sinfonia de confusion y panico cuyo compas lo marcaba el miedo.

Peter se agacho junto a Lucy, y Francis dudo un instante, temeroso de que estuviera muerta. Pero entonces, por encima del fragor que de repente se habia apoderado del pasillo, Lucy gimio de dolor.

– ?Dios mio! -exclamo Peter-. Esta malherida.

Le acaricio una mano e intento decidir que hacer. Alzo los ojos hacia Francis y los hermanos Moses, que habian llegado sin aliento.

– Tenemos que conseguir ayuda -dijo.

Negro Chico alargo la mano hacia el telefono y vio que tenia el cable arrancado. Echo un rapido vistazo al asolado puesto de enfermeria y dijo:

– Aguantad. Voy arriba a pedir ayuda.

Negro Grande se volvio hacia Francis con una expresion de ansiosa inquietud.

– Tenia que avisarnos por el intercomunicador o el telefono… Tardamos unos segundos cuando os oimos… - No termino la frase, porque de repente el valor de esos instantes parecia equivaler al de la vida de Lucy Jones.

Ella estaba transida de dolor, solo medio consciente de que Peter estaba a su lado y de que los hermanos Moses y Francis tambien estaban alli. En su semiinconsciencia, le parecia verlos en una costa lejana a la que ella se afanaba por llegar luchando contra las mareas y las corrientes. Sabia que tenia que decir algo importante antes de ceder a la agonia y dejarse caer, tranquila, en el oscuro abismo que la atraia. Se mordio el labio ensangrentado y consiguio articular unas palabras a pesar del dolor y la desesperacion que la embargaban.

– Esta aqui… -musito-. Encontradlo… Terminad con esta historia…

No sabia si aquello tenia sentido, o si alguien la habia oido. Ni siquiera estaba segura de que las palabras que habia logrado formar en su cabeza hubieran salido de sus labios. Pero por lo menos lo habia intentado y, con un suspiro, dejo que la inconsciencia se apoderara de ella, sin saber si alguna vez se liberaria de su abrazo seductor pero consciente de que al menos todo el dolor desapareceria.

– ?Mierda, Lucy! ?No te vayas! -suplico Peter en vano. Alzo los ojos y dijo-: Ha perdido el conocimiento. - Acerco el oido a su pecho-. Esta viva, pero…

Negro Grande se agacho junto a ella y empezo a aplicarle presion en la herida de la rodilla, que sangraba mucho.

– ?Que alguien traiga una manta! -bramo.

Francis se volvio y vio que Napoleon se dirigia hacia el dormitorio para buscar una. Al otro extremo del pasillo, Negro Chico reaparecio corriendo.

– ?Ya viene la ayuda! -grito.

Peter retrocedio un poco, sin separarse de Lucy. Francis vio que miraba al suelo y ambos detectaron la pistola de Lucy. En ese instante, para Francis era como si todo lo que habia en el edificio Amherst se moviera a camara lenta, y de golpe comprendio lo que Lucy habia dicho y pedido.

– El angel… -dijo a Peter y los hermanos Moses- ?donde esta?

Fue entonces, en ese momento, cuando toda mi locura y todo lo que podria volverme cuerdo algun dia se unio en una gran conexion electrica y explosiva. El angel soltaba alaridos y su voz era un estruendo colerico. Me aferraba el brazo para intentar impedirme llegar a la pared, me aranaba, intentaba arrebatarme el lapiz para evitar que escribiera con letra temblorosa lo que habia ocurrido a continuacion. Peleaba con dureza y me zarandeaba el cuerpo a golpes por cada palabra. Todo su ser se concentraba en detenerme, en doblegarme y en verme muerto ahi mismo, tras darme por vencido, tras quedarme corto, a unos centimetros del final.

Yo me defendia y me esforzaba por escribir en el espacio en blanco cada vez mas reducido de la pared. Chillaba, discutia, le gritaba, apunto de estallar como un cristal apunto de hacerse anicos.

– Si, ? donde…? -dijo Peter.

– Si, ?donde…? -dijo Peter.

Francis desvio la mirada del cuerpo tendido de Lucy para escrutar el pasillo. A lo lejos, oyo la sirena de una ambulancia y se pregunto si seria la misma que lo habia llevado al Western.

Busco con los ojos en una direccion aunque, de hecho, estaba buscando en su interior. Miro el pasillo, mas alla del dormitorio de las mujeres, hacia la escalera donde Cleo se habia suicidado y donde el oportunista angel le habia mutilado despues la mano. Sacudio la cabeza y penso que no habia huido por ahi porque se habria topado con los hermanos Moses. Se volvio para examinar las demas vias de escape. La puerta principal. La escalera en el extremo de los hombres. Cerro los ojos y penso: «El angel no habria venido aqui esta noche si no dispusiese de una salida de emergencia. Por si algo salia mal, claro, pero tambien porque necesitaba ocultarse para saborear los ultimos instantes de Lucy. No querria compartirlos con nadie. Un sitio donde estar a solas con su obsesion. Te conozco, angel, y se lo que necesitas, y ahora se adonde has ido.»

Francis se dirigio despacio hacia la puerta principal. Cerrada con llave. Reflexiono. Demasiado tiempo. Demasiada incertidumbre. Tendria que haber utilizado dos llaves y salir donde los de seguridad podrian verlo. Y cerrar con llave para no dejar una pista sobre su huida.

Sus voces gritaron su conformidad: Por ahi no. Lo sabes. Puedes verlo. No sabia si los gritos eran de animo o de desesperacion. Echo un vistazo al pasillo y a la puerta derribada del dormitorio de los hombres. Reflexiono otra vez. El angel habria tenido que pasar ante ellos, y eso habria sido casi imposible, incluso para un hombre que se enorgullecia de su invisibilidad.

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