Esther lo miro.
– Ella grabo otro video. Se lo mostrare.
Fue a una estanteria y empezo a buscar entre las cintas. Comprobo un par de veces uno de ellos con una lista.
– Aqui lo tiene -dijo-. ?Quiere que corra las cortinas?
El nego con la cabeza. De alguna forma sentia que las pesadillas que contenian aquellas cintas estaban mas seguras a la brillante luz diurna. Ella puso la cinta en el aparato de video.
Sophie Millstein aparecio de nuevo en la pantalla. Esta vez llevaba un vestido menos formal, uno de flores estampadas que Winter reconocio. Un par de barras de interferencias cruzaron la pantalla y los movimientos de Sophie Millstein fueron sacudidos por la velocidad de la cinta mientras la joven la avanzaba hasta el punto en que comenzaba la conversacion.
– Creo que es aqui… -dijo. Apreto un boton y la voz de la anciana resono en la habitacion.
La voz en
– Sophie, ?como los capturaron?
La senora Millstein se tapo la boca con la mano, como si quisiera evitar que las palabras salieran de su boca. Luego se irguio en la silla con rigidez, como un testigo en un juicio, y hablo:
– Recuerdo que fue la unica vez que vi a Hansi asustado, porque el llego a casa aquel dia diciendo que le parecia que alguien le habia visto. No estaba seguro, ?sabe?, la gente cambiaba mucho en aquellos anos. Podias mirar a alguien que conocias de toda la vida y no reconocerle. La guerra hizo esto. Y el hambre y las bombas de los Aliados todo el tiempo. Pero Hansi estaba preocupado. No obstante, el dia siguiente salio a buscar trabajo. Teniamos que comer y no habia eleccion, ademas era posible que
Sophie Millstein estaba de nuevo luchando por contener las lagrimas. Levanto la mano.
– Lo siento Esther -dijo-. Pobre
– Sophie, estas cosas son importantes.
La anciana asintio hacia la camara y prosiguio.
– Hansi no hablo mucho. No aquella noche. Despues de que papa y mama se durmiesen, me arrastre hacia donde estaba echado bajo su abrigo, puesto que no teniamos mantas, y le pregunte: Hansi, ?que sucede? ?Que es esto? Al principio el no queria contestar, pero le di un codazo y el levanto la mano lo justo para que la poca luz que penetraba por el unico ventanuco proyectase una sombra en la pared, y entonces lo supe…
– Supo que.
– Supe que el estaba ahi fuera. Y supe que nos habia denunciado a la Gestapo. Seguramente me puse rigida o lance una exclamacion o algo, porque Hansi dijo: «No, no te preocupes. Le he dado algo y nos dejara ir…» Pero yo no le crei y no creo que Hansi lo creyese tampoco.
– Aquel hombre. El que se encontro…
– El que nos entrego.
– Si. Como fue…
– Del instituto, creo. No era companero de clase de Hansi sino alguien un poco mayor. Debia de ser asi, porque mi hermano maldijo, algo que nunca habia hecho, y recuerdo que dijo que habria sido mejor no haber aprendido a leer ni escribir. -Hizo una pausa y luego anadio friamente-: El lo sabia. Aquella noche en la oscuridad. ?Sabe?, recuerdo que habia empezado el bombardeo en las afueras de Templehof, como era habitual, y se oia en la distancia, acercandose, y normalmente me asustaba, pero aquella noche no.
Aquella noche recuerdo haber rezado para que uno de los bombarderos britanicos soltase su carga sobre nosotros y todo terminase de forma rapida e indolora.
Respiro hondo y prosiguio en voz baja:
– Hansi lo sabia, y yo lo sabia, y supongo que papa y mama tambien sabian que ya estabamos todos muertos. Estuvimos muertos en el preciso instante en que el vio por primera vez a Hansi. Muertos cada vez que siguio a mi hermano por la ciudad, cada parada del tranvia, cada paso en la acera. Muertos cada segundo que observaba y esperaba su oportunidad. Muertos cuando atrapo a mi hermano en un callejon y le susurro: «?Judio! ?Yo te conozco!», con voz de serpiente. Estuvimos muertos cuando Hansi le suplico. Y cuando obligo a Hansi a que le llevase al sotano de
Sophie Millstein hizo una pausa. Respiraba entrecortadamente y su rostro estaba encendido de rabia.
– Pero usted vivio, Sophie. -Esther Weiss intervino suavemente.
La anciana entorno los ojos y su voz sono ronca al responder:
– ?Vivi? ?Usted cree que alguien que pasa por todo esto vive? ?Ah, usted no sabe nada! ?Todos morimos alli dentro! Tal vez el cuerpo siga funcionando. Tal vez aun respiremos, nos levantemos cada manana y veamos la luz del dia, pero por dentro estamos muertos. ?Muertos!
– Sophie, eso no es cierto -argumento la joven con afecto-. Usted vivio, otros vivieron. Hay una razon para ello. Es muy importante que ustedes sobreviviesen.
Sophie Millstein iba a responder, pero se abstuvo. Sus ojos se llenaron de lagrimas de nuevo.
– Lo siento, Hansi. Lo siento por mama y papa. Lo siento por todos los que murieron -dijo despacio, y asintio con la cabeza-. Esther, lo cierto es que yo queria vivir. Tal vez no debi hacer algunas cosas que hice, o decir algunas cosas que dije, pero lo hice y no hay vuelta atras, ?no?
– No, no la hay.
Sophie Millstein empezo a decir algo pero se callo. Parecio reflexionar y luego susurro:
– Y pensar que… que era uno de nosotros. Necesito hacer una pausa -dijo moviendo la cabeza.
– Sophie, esto es muy importante. ?Que sabe del hombre que les entrego? Necesitamos saberlo todo de el.
– Lo se. Tal vez manana, o la semana que viene. Pero ahora necesito pensar en cosas mas alegres, Esther, porque a veces estos recuerdos hacen que mi corazon quiera detenerse.
Hubo una pausa y luego la voz de la joven repuso:
– Esta bien, Sophie. Tenemos mucho tiempo, todo el tiempo que necesite.
Luego aparecio otro fondo azul con una fecha y un numero de registro.
Esther Weiss apago el televisor y movio la cabeza significativamente.
– Me equivoque. Ella no tuvo tiempo -asevero. Suspiro y miro a Winter-. Asi que no hay mas que esto. Su hermano pago al cazador, tal vez un antiguo companero de clase, un profesor, quien sabe. No era como la mayoria de los buenos alemanes que escondian judios a cambio de un soborno. Con el no funciono. Les denuncio de todos modos. Denunciados y enviados a la muerte. ?Le ayuda en algo saber todo esto?
Simon estaba reflexionando sobre todo lo que habia escuchado. Recordo las palabras de Sophie en su apartamento el dia de su muerte: «Solo le vi una vez, y por tan poco tiempo…» «?Yo habria olvidado aquel rostro?