– Es el, excepto por la barbilla, que era mas rotunda…

– Las cejas no son exactas. Deberian ser mas cenudas, como si estuviera enfadado todo el tiempo -dijo con voz rigida Rubinstein-. Eso daria a los ojos mas, no se, ?que, Frieda? ?Te acuerdas de los ojos?

– Si -dijo ella afirmando con la cabeza-. Rasgados, como los de un perro agresivo.

– ?Y el resto? -inquirio Robinson.

– El resto es el hombre que conocimos hace cincuenta anos -contesto Frieda, tajante. Se giro hacia el rabino-. Solo que mas viejo. Ha dejado de ser joven, igual que nosotros.

– Si. Ese hombre es la Sombra -coincidio el rabino. Puso una mano en el brazo de Frieda. Luego le dijo al inspector-: Lo reconoceria al momento.

– Yo tambien -agrego la anciana. Respiro hondo-. Y tambien lo habrian reconocido Irving y Sophie, los pobres. Si nuestros recuerdos nos decian que alto o bajo, gordo o flaco, claro u oscuro, era porque habia tantas cosas alli que resultaba dificil acordarse. Pero ahora, al ver el retrato, puedo decir que es el. -Se estremecio, pero prosiguio con tono firme-. Asi que usted, detective, y usted tambien, senor Winter, creen que anda por ahi esta noche - senalo con un gesto hacia la calle-, buscandonos, como hizo con los demas.

Simon asintio.

La mujer dejo escapar una risita, como si aquello resultara divertido.

– De modo que es posible que nos cueste dormir. Recuerdo haber vivido esta misma situacion hace mucho tiempo.

Robinson se habia controlado con dificultad hasta el momento.

– He cambiado de idea -dijo-. Ahora creo que el riesgo es demasiado grande. Ese hombre es casi un asesino profesional. Mas que eso, un psicopata homicida. Pienso que lo mas sensato seria que ustedes se fueran por separado a ver a algunos familiares hasta que pueda atraparlo. Asi estaran a salvo y yo no tendre que preocuparme de protegerlos. Podemos sacarlos de la ciudad y tenderle una emboscada a la Sombra cuando se acerque a este apartamento o al suyo, senora Kroner. Pero lo importante es que no tengamos mas muertes.

El rabino enarco una ceja, sorprendido. Simon fue a decir algo, pero se contuvo. Frieda resoplo.

– No -se adelanto Robinson levantando una mano-. Lo prioritario es velar por su seguridad.

El rabino miro al joven inspector y dijo:

– Una vez mas, detective, tengo la sensacion de que no esta diciendo todo lo que sabe. ?Que nos vayamos? ?Que nos vayamos ahora? ?Por que se muestra tan insistente de pronto?

– Lo unico que pretendo es ponerlos a salvo.

El rabino meneo la cabeza.

– No es eso -dijo.

Frieda habia observado a Robinson mientras hablaba. Y de repente sonrio.

– Aja -dijo, como el nino que adivina en que mano se esconde el caramelo-. Ya se por que el detective dice estas cosas.

Robinson la miro.

– Senora Kroner, simplemente quiero…

Ella meneo la cabeza como si pretendiera reemplazar la sonrisa con una actitud inflexible.

– Ha sabido algo, ?verdad? Ha sabido algo acerca de la Sombra, y no quiere contarnoslo para no asustarnos. ?Como si hubiera algo mas terrible de lo que ya hemos vivido! Yo he visto mas muerte que usted, detective, aunque llegue a vivir doscientos anos. Sigue sin entendernos, ?verdad?

Robinson se quedo sin palabras.

Entonces tomo la palabra el rabino.

– Yo creo que a veces eso me asusta mas que nada.

La anciana se mostro de acuerdo.

– Usted nos mira y ve a dos viejos porque usted es joven, y por tanto esta lleno de todos los prejuicios de los jovenes… -Alzo una mano al ver que Robinson iba a protestar-. No me interrumpa.

El callo.

– Esta bien -anadio Frieda con voz firme-. Digalo. ?Que ha sabido?

Robinson se encogio de hombros antes de contestar. Penso que, del mismo modo que era una insensatez subestimar a la Sombra, tambien podia ser una insensatez subestimar a aquellos dos ancianos.

– No tengo pruebas fehacientes… -empezo.

– Pero… porque hay un pero, ?verdad? -tercio el rabino con una sonrisa ligeramente sardonica-. Siempre hay un pero.

– Ya. ?Se acuerdan del hombre que vio a la Sombra en el apartamento de Sophie?

– ?El drogadicto? ?El senor Jefferson?

– Lo han encontrado asesinado esta manana en su apartamento de Liberty City.

– ?Asesinado? ?Como?

– Atado a su silla de ruedas y torturado con un cuchillo.

Ambos ancianos guardaron silencio mientras asimilaban la noticia.

– La policia no esta segura aun. Pudo haber sido victima de un ajuste de cuentas entre narcotraficantes. En esa parte de la ciudad la venganza es frecuente, y existen indicios de que Jefferson figuraba en muchas listas de personas que no paran mientes en asesinar…

– Pero usted no lo cree, ?verdad? -dijo el rabino.

– Yo creo que todos sabemos quien lo ha matado.

– El senor Jefferson fue… -empezo Frieda, pero de nuevo fue interrumpida por el policia.

– Jefferson tuvo una muerte desagradable, senora Kroner. Desagradable y lenta, y sufrio incluso mas de lo que se merecia. Lo torturaron porque alguien queria averiguar algo. Y despues lo mutilaron. No pienso consentir que usted ni el rabino corran el mismo riesgo. Mirelo desde mi punto de vista: me costaria la carrera que saliera algo mal y ese hombre les hiciera dano. Y no podria perdonarmelo nunca. Asi que quiero que ambos esten a salvo.

Simon Winter se habia quedado asombrado con la noticia de la muerte de Jefferson, pero oculto su sorpresa bajo una cara de poquer. Observo a Robinson y vio que estaba conmocionado de verdad. De manera que intervino en tono suave:

– ?Dices que a Jefferson lo mutilaron? ?Como?

– Prefiero no entrar en detalles, Simon.

– Bueno, por alguna razon lo habran torturado y mutilado, porque me parece que ese bastardo lo hace todo por una razon, asi que todo lo que hace deberia indicarnos algo que tal vez nos ayude a anticiparnos a su proximo movimiento. Asi pues, insisto: ?como lo mutilaron?

Robinson dudo un momento, captando la frialdad que destilaba la voz del otro.

– Le cortaron la lengua.

Frieda Kroner lanzo una exclamacion y se llevo una mano a la boca. El rabino meneo la cabeza y dijo:

– Eso es horroroso.

Pero Simon habia entrecerrado los ojos y pensaba con rapidez. Luego dijo:

– Vaya, vaya. -Los otros se volvieron hacia el-. Quien iba a esperar algo asi de un tipo miserable como Jefferson, ?eh? Ni en un millon de anos.

– ?Que?

– Que no le haya dicho a la Sombra lo que queria saber.

– ?Y que era?

– Que saben las autoridades, con que grado de prioridad se le esta buscando, si estan cerca de dar con el, que pruebas hay de que este vivo… Se me ocurren muchas preguntas que harian a la Sombra aventurarse en mitad de la noche. -Winter hizo una pausa y luego nego con la cabeza-. Y eso tambien sugiere que Leroy Jefferson no le menciono el retrato robot. De modo que todavia tenemos ese punto a nuestro favor.

Robinson reflexiono unos instantes y luego asintio.

– Probablemente tienes razon -dijo-. Pobre Leroy. -Dudo un segundo y anadio-: Por supuesto, la mutilacion tambien podria significar que la Sombra estaba furioso precisamente por las revelaciones de Jefferson y que esa fue su manera de desahogarse.

– Los asesinos de la mafia tienen una firma propia -dijo Winter en voz baja-. Hacen cosas que se supone que

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