Nada parecido sucedia arriba en la colina. Seguro que alli tambien organizaban fiestas de vecinos, pero siempre las planificaban con antelacion, obtenian los permisos necesarios, todo el mundo se aseguraba de que los demas tuvieran cuidado con los coches y con el jardin; seguro que decian cosas del estilo: «?Cuidado, acabo de pintar la valla!».

En las marismas, la mitad de la gente no tenia jardin y las vallas se caian a trozos, por lo tanto ?que mas daba! Cuando uno tenia ganas de celebrar algo, sencillamente lo hacia, porque no habia ninguna duda de que se lo merecia, joder. Ese dia no habia ningun jefe, ni asistentes sociales ni guardaespaldas de algun prestamista explotador. Y con respecto a los polis, los dos agentes estaban celebrandolo con todos los demas; el agente Kubiaki se estaba sirviendo una salchicha picante en un panecillo alargado de la barbacoa, mientras su companero se guardaba una cerveza en el bolsillo para mas tarde, Todos los periodistas ya se habian ido a casa y el sol empezaba a ponerse, revistiendo la calle de aquella luz que indicaba que era hora de cenar, aunque ninguna de las mujeres cocinaba y nadie entraba en casa.

A excepcion de Dave. Jimmy se dio cuenta de que Dave se habia ido cuando salio de debajo de la boca de riego; se bajo la vuelta del pantalon y se puso la camiseta de nuevo mientras se colocaba a la cola de los perritos calientes. La fiesta de Dave estaba en su maximo apogeo, pero Dave debia de haber entrado en casa, junto con su madre, y cuando Jimmy miro las ventanas de la segunda planta vio que las cortinas estaban corridas y solitarias.

Aquellas cortinas echadas, por algun motivo, le hicieron pensar en la senorita Powell y en el momento en que se subio al coche hippy; y al recordarse mirandola doblar la pantorrilla derecha y el tobillo para introducirlos en el coche antes de cerrar la puerta, se sintio sucio y triste. ?Adonde habria ido? ?Se encontraria en la autopista en aquel momento, con el viento entrando a raudales por su cabello del mismo modo que las notas musicales corrian por la calle Rester? ?Estarian viendo anochecer desde aquel coche hippy mientras se dirigian a… donde? Jimmy deseaba saberlo, pero a la vez no lo deseaba. La veria en la escuela al dia siguiente, a no ser que les dieran un dia de fiesta a todos para celebrar el regreso de Dave, y aunque tendria ganas de preguntarselo, no lo haria.

Jimmy cogio el perrito caliente y se sento en la acera de enfrente de casa de Dave para comerselo. Cuando ya habia engullido mas de la mitad, se percato de que descorrian una de las cortinas y vio a Dave de pie junto a Ia ventana, mirandole fijamente. Jimmy Ievanto su perrito caliente a medio comer en senal de reconocimiento, pero Dave no le devolvio el saludo, a pesar de que Jimmy lo intento una segunda vez. Dave solo le miraba fijamente. Le seguia mirando con atencion y aunque Jimmy no alcanzaba a verle los ojos, podia notar en ellos vacio, vacio y culpa.

La madre de Jimmy se sento junto a el en la acera y Dave se alejo de la ventana, La madre de Jimmy era una mujer delgada y pequena con un color de pelo muy claro. Para ser una persona tan delgada, se movia como si llevara un monton de ladrillos sobre cada hombro, y suspiraba sin parar de una manera que Jimmy no sabia si se daba cuenta de que aquellos sonidos salian de su interior. Solia mirar sus fotografias de antes de que estuviera embarazada de el y parecia mas delgada y mucho mas joven, como una adolescente (de hecho, cuando hizo los calculos, se dio cuenta de que lo era). En las fotografias tenia la cara mas redonda, sin arrugas alrededor de los ojos o en la frente, y tenia esa sonrisa tan amplia y tan atractiva que la hacia parecer un poco asustada, o tal vez curiosa, aunque Jimmy nunca llego a saberlo con certeza. Su padre le habia contado mil veces que Jimmy casi la habia matado al nacer, y que sangro tanto que a los medicos les preocupaba que no se detuviera la hemorragia, Su padre le habia explicado que aquello casi acaba con ella y que, sin lugar a dudas, ya no habria mas ninos. Nadie querria tener que volver a pasar por lo mismo.

Coloco la mano encima de la rodilla de Jimmy y pregunto a su hijo:

– ?Como va todo, G.l. Joe?

Su madre siempre usaba motes diferentes para llamarlo, a menudo, recien inventados; por lo tanto, la mitad de las veces Jimmy no sabia a que hacian referencia esos nombres,

Se encogio de hombros y exclamo:

– ?Ya ves!

– No le has dicho nada a Dave.

– Si ni siquiera me soltaste, mama.

Su madre levanto la mano de la rodilla de su hijo y se abrazo a si misma para protegerse del frio que, a medida que se hacia de noche, iba en aumento.

– Quiero decir despues, cuando aun no habia entrado en casa.

– Ya le vere manana en el colegio.

Su madre se metio la mano en el bolsillo para coger el paquete de Kent, se encendio uno, expulso el humo con rapidez y anadio:

– No creo que vaya manana.

Jimmy se acabo el perrito caliente y afirmo:

– Bien, entonces pronto, ?de acuerdo?

Su madre asintio con la cabeza y echo un poco mas de humo por la boca. Se sostuvo un codo en la mano, siguio fumando y, mientras observaba la ventana de Dave, le pregunto:

– ?Como te ha ido hoy el colegio? -aunque no parecia estar muy interesada en la respuesta.

Jimmy se encogio de hombros y respondio:

– Bien.

– He conocido a tu maestra. Es mona.

Jimmy no pronuncio palabra alguna.

– Muy mona -repitio la madre, a la vez que expulsaba una bocanada de humo gris,

Jimmy seguia sin decir nada. La mayor parte del tiempo no sabia que decir a sus padres. Su madre siempre estaba cansada. Se quedaba mirando fijamente lugares que Jimmy no alcanzaba a ver y fumaba sus cigarrillos, y la mitad del tiempo ni le oia hasta que el no le habia repetido las cosas dos veces. Su padre casi siempre estaba cabreado, e incluso cuando no lo estaba y podia llegar a ser amable y divertido, Jimmy sabia que en cualquier momento se podia convertir en un borracho cabreado que le pegaria por decir algo de lo que media hora antes quiza habian estado riendose. Tenia el convencimiento de que por mucho que intentara hacer ver que era de otra forma, tenia a su padre y a su madre dentro de el: los largos silencios de su madre y los repentinos ataques de colera de su padre.

Cuando Jimmy no se preguntaba que significaria ser el novio de la senorita Powell, se preguntaba lo que seria ser su hijo.

Su madre lo estaba mirando en aquel momento, sosteniendo el cigarrillo junto a la oreja, los ojos pequenos y penetrantes.

– ?Que? -pregunto, y le sonrio nervioso.

– Tienes una sonrisa maravillosa, Cassius Clay -confeso, devolviendosela a su vez.

– ?De verdad?

– ?Y tanto! ?Vas a ir rompiendo corazones por ahi!

– Pues muy bien -respondio Jimmy, y ambos se echaron a reir.

– Podrias hablar un poco mas -le sugirio la madre.

«Y tu tambien», le hubiera gustado decir a Jimmy.

– Sin embargo, ya esta bien. A las mujeres nos gustan los hombres que no hablan mucho.

Por encima del hombro de su madre, Jimmy vio que su padre salia de la casa a trompicones, con la ropa arrugada y la cara hinchada por el sueno o por la bebida, o por ambas cosas. Observaba la fiesta que se estaba celebrando delante de sus narices como si no supiera de donde habia surgido todo aquello.

La madre siguio la mirada de Jimmy y cuando volvio a posar la vista en el, estaba otra vez agotada; la sonrisa habia desaparecido de su rostro de forma tan repentina que era dificil imaginarse que fuera capaz de sonreir.

– ?Eh, Jim!

Le encantaba cuando le llamaba «Jim». Le hacia sentir que estaban haciendo algo juntos.

– ?Si?

– Estoy muy contenta de que no subieras a ese coche, carino.

Le beso la frente y Jimmy vio como le brillaban los ojos; despues se puso en pie y se dirigio hacia el lugar donde estaban las otras madres y dio la espalda a su marido.

Jimmy alzo los ojos y se dio cuenta de que Dave volvia a observarle desde la ventana, pero entonces habia

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