metaforicamente cada una de esas funciones, y ahora era viejo y estaba casi retirado, pero seguia siendo como un hermano.
Dirigio sus ojos a las lejanas colinas. Los lugarenos decian que las Holyoke eran montanas, pero exageraban. «Las Rocosas si son montanas», penso. Las colinas locales recibian una grandiosidad no merecida, aunque las buenas tardes de otono compensaban su falta de altura con generosas vetas de rojo, marron y magenta.
Se volvio para ver el partido. No le resulto dificil imaginarse unos cinco anos atras, cuando ella misma habria estado alli abajo vestida de blanco y azul, corriendo por la banda izquierda. Siempre habia sido una buena jugadora, aunque no como Hope. Esta jugaba con una especie de intrepido desparpajo, y Ashley se contenia.
Sintio una curiosa emocion cuando la chica que jugaba en su antiguo puesto marco el gol de la victoria. Espero a que terminaran los vitores y aplausos. Vio a Hope soltar a
Mientras Hope recogia el balon y lo guardaba en la bolsa de red, vio que Ashley estaba alli a su lado.
– Hola,
Oir el apodo que Hope le habia puesto en su primer ano de equipo la hizo sonreir. A Hope se le habia ocurrido el nombre porque Ashley era demasiado reticente en
– Se las ve bien. Fuertes.
– ?No ha venido Sally?
Ashley nego con
– Es un equipo demasiado joven. Le falta experiencia -respondio Hope, sin ocultar su decepcion por la ausencia de su companera-. Pero si no nos dejamos intimidar, somos capaces de hacerlo bien.
Ashley asintio. Se pregunto si lo mismo podria decirse de su situacion.
Scott estaba sentado en el centro del salon, algo incomodo, flanqueado por espacios vacios. Las tres mujeres ocupaban sillas distintas, frente a el. La situacion tenia una extrana formalidad, e imagino que era como estar sentado ante un gran jurado.
– Bueno -dijo con buen animo-. Supongo que lo primero es que sabemos de este tipo que esta molestando a Ashley. Quiero decir, ?que clase de persona es? ?De donde procede? Lo basico…
Miro a Ashley, que parecia estar sentada en un borde afilado.
– Ya os he dicho lo que se -dijo-, que no es gran cosa.
Espero friamente que uno de los otros tres anadiera algo como «bueno, supiste lo suficiente para dejarlo entrar en tu casa para un polvo rapido», pero nadie lo dijo.
– Me gustaria saber -anadio Scott- si ese O'Connell respondera a un toque de atencion nuestro. Puede que si y puede que no, pero una muestra de firmeza por nuestra parte tal vez…
– Ya lo he intentado -dijo Ashley.
– Si, lo se. Hiciste lo adecuado. Pero ahora sugiero un poco mas de fuerza. ?No creeis que el primer paso es no sobredimensionar el problema? Tal vez lo que haga falta sea una bravata. Ya sabeis, un papa enfurecido.
Sally asintio.
– Tal vez podamos influir en dos sentidos. Scott, tu puedes decirle que la deje en paz y al mismo tiempo endulzarlo ofreciendole un poco de dinero. Algo sustancioso, cinco de los grandes o asi. Eso sera mas que suficiente para alguien que trabaja en un taller de coches e intenta aprender informatica.
– ?Un soborno para que se aleje de Ashley? -replico Scott-. ?Funcionara?
– En muchas disputas familiares, divorcios y casos de custodia, mi experiencia indica que un acuerdo monetario llega muy lejos.
– Acepto tu palabra -dijo Scott. No la creia. Tambien tenia sus dudas de que hablar con O'Connell fuera a servir de nada. Pero sabia que lo primero era intentar el camino mas sencillo-. Pero supongo…
Sally alzo una mano.
– No nos adelantemos. Ese tipo se ha comportado de manera rara. Pero, tal como lo veo, aun no ha quebrantado ninguna ley. Quiero decir que mas adelante podemos hablar de detectives privados, recurrir a la policia, conseguir una orden de alejamiento…
– Seguro que eso lo solucionara todo -ironizo Scott, pero Sally lo ignoro.
– O examinar otros medios legales. Incluso podriamos hacer que Ashley se marchara de Boston. Seria un contratiempo, sin duda, pero siempre es una posibilidad. Aunque creo que primero hemos de probar con lo mas sencillo.
– De acuerdo -zanjo Scott-. ?Que estrategia seguimos?
– Ashley llama al tipo. Arregla otro encuentro. Lleva dinero y la acompana su padre. Lo hace en publico. Una conversacion breve y sin tonterias. Si hay suerte, sera el final de la historia.
Scott fue a sacudir la cabeza, pero se detuvo. Bien mirado, tenia sentido. Al menos, lo suficiente para intentarlo. Asi pues, decidio seguir el plan de Sally, con alguna variante propia.
Hope habia permanecido en silencio durante toda la conversacion. Sally se volvio hacia ella.
– ?Que te parece? -pregunto.
– Creo que es una estrategia adecuada -dijo, aunque no lo creia.
A Scott de pronto le molesto que se le diera a Hope la oportunidad de hablar. Quiso decir que no tenia nada que hacer alli, que deberia marcharse a otra habitacion. «Se razonable -se ordeno-. Aunque esta mujer sea irritante.»
– Bien, lo haremos asi. Al menos para empezar.
Sally asintio.
– Bien. Scott, ?querias de verdad te o era una de tus bromas?
– Me cuesta trabajo creer… -empece, pero decidi probar una estrategia diferente-. Quiero decir que deberian tener alguna idea…
– ?De a lo que se enfrentaban? -pregunto ella-. Aun no sabian nada del ataque al chico. Ni nada del, digamos, accidente que la amiga de Ashley tuvo despues de la cena. Y tampoco de la reputacion de Michael O'Connell, ni de las impresiones que habia causado en sus companeros de trabajo, profesores y demas. La informacion critica que podria haberlos guiado en una direccion distinta. Todo lo que sabian era que… ?que palabra usaba Ashley? Que era una «rata». Una palabra muy inocente.
– Pero ?hablar con el? ?Ofrecerle dinero? ?Como se les ocurrio pensar siquiera que eso funcionaria?
– ?Por que no? Con la gente normal siempre funciona.
– Si, pero…
– La gente siempre busca soluciones a sus problemas. ?Que alternativas tenian, si no?
– Bueno, podrian haber sido un poco mas agresivos…
– ?No lo sabian! -Su voz se elevo de pronto con vehemencia. Se inclino hacia mi con los ojos entornados de frustracion e ira-. ?Por que resulta tan dificil comprender lo poderosa que es la capacidad de negacion que tenemos todos? ?Nunca queremos creer lo peor!
Se detuvo y tomo aire. Yo empece a hablar, pero ella alzo una mano.
– No pongas excusas -dijo-. Incluso tu te negarias a verlo, aunque tuvieras delante lo mas peligroso del mundo. -Inspiro de nuevo-. Pero Hope lo vio. O al menos tuvo una leve intuicion. Sin embargo, por un motivo u otro, todos equivocados y estupidos, se abstuvo de mencionarlo. Al menos en aquel momento inicial…
14 Necedad
