– Aqui es donde le hizo frente -dijo en voz baja. «Su ultimo acto de lealtad», penso. Se lo imagino con el pelaje gris erizado, ensenando los colmillos. Defendiendo su casa y su familia, aunque su vision era debil y casi estuviera sordo. Hope contuvo las lagrimas y se agacho para examinar el suelo con atencion.

– Mira aqui -dijo tras unos segundos.

Sally miro.

– ?Que es?

– Sangre. Al menos eso parece. Y probablemente no es de Anonimo.

– Tienes razon -dijo Sally, y anadio en voz baja-: Buen perro.

– ?Quien pudo ser?

Esta vez fue Sally quien inhalo bruscamente.

– Fue el -dijo.

– ?El? ?Te refieres a…?

– A O'Connell.

– Pero creia… dijiste que se habia olvidado de Ashley. El detective privado te dijo…

– El detective privado esta muerto. Asesinado. Ayer.

Hope abrio los ojos como platos.

– Iba a decirtelo cuando llegue a casa…

Sally no necesito continuar.

– ?Asesinado? ?Como? ?Donde?

– En una calle de Springfield. Estilo ejecucion, o eso pone el periodico.

– ?Que demonios significa «estilo ejecucion»?

– Significa que alguien se le acerco por detras y le metio dos balas en la nuca. -La voz de Sally sono fria y profesional.

– ?Crees que fue el? ?Por que?

– No lo se con seguridad. Muchas personas odiaban a Murphy. Cualquiera de ellos…

– Pero crees que fue O'Connell. -Hope contemplo las manchas de sangre en el suelo.

– ?Quien si no?

– Bueno, pudo ser un ladron.

– No es corriente en este barrio. Cuando ocurre algo asi, suelen ser chavales que se llevan un par de cosas. ?Ves que hayan robado algo?

– No. Si fue O'Connell, eso significa…

– Que vuelve a ir tras Ashley.

– Pero ?por que vino aqui?

Sally se estremecio.

– Seguramente buscaba informacion.

– Pero crei que Scott habia inventado esa historia sobre Italia y O'Connell se la habia creido.

Sally sacudio la cabeza.

– No lo sabemos -dijo-. No tenemos ni idea de lo que cree o no cree O'Connell, ni de lo que ha averiguado. Ni de lo que ha hecho. Solo sabemos que han matado a Murphy y ahora a Anonimo. ?Ambos hechos estan relacionados? - Suspiro, apreto los punos y se dio unos golpecitos en la cabeza con gesto de frustracion-. No sabemos nada con certeza.

Hope miro el suelo y le parecio ver mas gotas de sangre junto a la puerta que daba al resto de la casa.

– Ven, echemos un vistazo -dijo.

Sally cerro los ojos y se apoyo un momento contra la pared. Dejo escapar un suspiro largo y lento.

– Al menos aqui no hay nada que indique donde esta Ashley. Me encargue de eso. -Abrio los ojos y continuo-.Y Anonimo, al atacarlo con fiereza, basto probablemente para ahuyentarlo.

Hope asintio, pero no estaba tan segura.

– Echemos un vistazo -insistio.

Habia otra mancha de sangre en el pasillo que conducia a la biblioteca y la salita.

Hope lo observo todo con atencion, buscando algun signo que indicara que O'Connell habia estado alli. Cuando sus ojos se posaron en el telefono, jadeo y musito:

– Sally, mira aqui.

Habia varias manchas de sangre escarlata en el telefono.

– Pero es solo el telefono… -empezo Sally. Entonces vio que el piloto rojo del contestador estaba parpadeando. Pulso reproduccion.

La alegre voz de Ashley lleno la habitacion.

«Hola, mama y Hope. Os echo de menos, pero me lo estoy pasando la mar de bien con Catherine. Creo que me pasare a veros dentro de un par de dias. Es que necesito ropa de abrigo. Vermont es precioso durante el dia, pero de noche hace mucho frio. Me va a hacer falta un abrigo y tal vez unas botas. Ire en el coche de Catherine. Hablare con vosotros mas tarde. Os quiero.»

– Oh, Dios mio -farfullo Sally-. Oh, no.

– Lo sabe -dijo Hope.

Sally retrocedio, tenia la cara desencajada.

– Eso no es todo -musito Hope. Sally siguio su mirada.

La segunda balda de una estanteria estaba llena de fotos familiares: de Hope y Sally, de Anonimo, y de todos ellos con Ashley. Tambien habia una elegante foto de Ashley, de perfil, haciendo senderismo por las Green Mountains durante una puesta de sol, una foto afortunada que la mostraba justo en esa maravillosa transicion de nina a mujer, de los correctores dentales y las rodillas huesudas a la gracia y la belleza.

La foto solia ocupar el centro del estante. Pero ya no estaba alli.

Sally sollozo y corrio al telefono. Marco el numero de Catherine, que sono una y otra vez, sin que nadie respondiese.

Esa noche Scott habia ido a una facultad cercana para asistir a una conferencia de un catedratico de Harvard que estaba haciendo una gira. El tema era la historia y la evolucion del derecho procesal. Habia sido muy interesante, y se sentia de excelente animo. Cuando se detuvo en el camino de vuelta a casa para comprar un poco de pollo agridulce y ternera con setas en un restaurante chino, se sentia con ganas de sentarse a su escritorio para seguir corrigiendo los trabajos de sus estudiantes.

Se recordo que tenia que llamar a Ashley para comprobar como estaba y ver si necesitaba algo de dinero. No le agradaba que la madre de Hope tuviera que pagar la estancia de Ashley. Le parecia que deberian buscar algun acuerdo economico equitativo, sobre todo porque no sabia cuanto tiempo tendria Ashley que pasar alli. No mucho mas, tal vez. Pero aun asi era una carga imprevista para la anciana. No conocia la situacion financiera de Catherine. Solo la habia visto un par de veces, en momentos breves y amables. Sabia que apreciaba a Ashley, lo cual la convertia basicamente en buena gente.

El pollo agridulce ya goteaba cuando entro en la casa y oyo sonar el telefono. Lo dejo en la encimera de la cocina y contesto.

– ?Si?

– Scott, soy Sally. Ha estado aqui. Mato a Anonimo y ahora sabe donde esta Ashley. Y en Vermont nadie contesta el telefono…

La voz de su ex mujer sono como un estallido en sus oidos.

– Sally, por favor, calmate. Cada cosa a su tiempo. -Oyo su propia voz. Calmada y razonable. Sin embargo, por dentro oyo su corazon, su respiracion, su cabeza, todo girando y acelerando, como de pronto barrido por un vendaval implacable.

Ashley y Catherine caminaban lentamente por Brattleboro, de vuelta al coche con dos vasos de cafe, viendo los talleres de artesania, las tiendas, los tenderetes al aire libre y las librerias. A Ashley le recordaba la ciudad universitaria donde habia crecido, un lugar definido por las estaciones y su ritmo tranquilo. Era dificil sentirse

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