autoridades si lo que hagamos nos estalla en la cara. -Sally uso su voz tajante de abogada-. Asi que obedece a tu padre. Sube y ten paciencia. Luego haras lo que te pidamos, sin preguntar.

– ?Me estais tratando como a una nina! -estallo Ashley.

– Exactamente -respondio Sally con calma.

– No lo tolerare.

– Si lo haras. Porque es la unica forma en que seguire adelante.

– ?No podeis hacerme esto!

– ?A que te refieres? -insistio Sally-. No sabes lo que vamos a hacer. ?Sugieres que no tenemos derecho a actuar unilateralmente para proteger a nuestra hija? ?Te quejas de que tomemos decisiones para ayudarte?

– ?Solo estoy diciendo que se trata de mi vida!

– Ya -asintio Sally-. Lo has dicho y lo hemos oido. Y por eso precisamente tu padre te ha pedido que salgas de la habitacion.

Ashley miro a sus padres, los ojos anegados en lagrimas. Se sentia inutil e impotente. Fue a negarse otra vez cuando Hope intervino:

– Mama, me gustaria que subieras con Ashley.

– Pero bueno -se envaro la anciana-. No seas ridicula. No soy una nina a la que puedas dar ordenes…

– No te estoy dando ordenes, mama -repuso Hope, e hizo una pausa-. O quiza si. Pero te diria lo mismo que Scott y Sally acaban de decirle a Ashley. Se te pedira que hagas algo, pero no quiero estar preocupada por ti todo el tiempo. ?Entiendes?

– Bueno, eres muy amable al preocuparte, querida, pero soy demasiado vieja y obstinada para dejar que mi propia hija se convierta en mi tutora. Puedo tomar mis propias decisiones y…

– Eso es lo que me preocupa -la corto Hope, y la miro con ceno-. Si tengo que preocuparme por ti, igual que Sally y Scott por Ashley, nos sentiremos de manos atadas. ?Tan egocentrica eres que no puedes comprenderlo?

La pregunta enmudecio la replica de Catherine. Penso que durante anos su hija la habia puesto entre la espada y la pared. Cada vez, ella habia claudicado, incluso cuando Hope no era consciente de ello. Hizo una mueca y se cruzo de brazos, enfurrunada. Reflexiono un momento y luego se levanto del sillon.

– Creo que te equivocas conmigo -dijo-. Y tu -miro a Sally- tal vez te equivocas con Ashley. -Sacudio la cabeza-. Las dos somos perfectamente capaces de asumir cualquier riesgo. Pero este es solo el primer paso, y si necesitais que nos ausentemos en este momento, lo haremos. Pero no sera siempre asi. -Se volvio hacia Ashley-. Vamos, querida, subamos al piso de arriba y confiemos en que estos comprendan la tonteria que es excluirnos.

Extendio la mano y cogio a Ashley, que medio se habia levantado de su asiento.

– No me gusta esto -refunfuno-. No creo que sea justo. Ni adecuado.

Pero siguio a Catherine escaleras arriba.

Los otros permanecieron en silencio viendolas marchar.

– Gracias, Hope -dijo Sally-. Ha sido un movimiento muy inteligente.

– Esto no es el ajedrez -respondio Hope.

– Si que lo es -dijo Scott-. O al menos esta a punto de serlo.

Tardaron un poco en repartir las tareas iniciales. A partir de los datos basicos contenidos en el informe redactado por Murphy, Scott tendria que indagar en el pasado de O'Connell. Ver su casa, investigar donde habia crecido, descubrir lo que pudiera sobre su familia, su historial laboral y su educacion. A el le corresponderia, pues, evaluar a quien se enfrentaban realmente. Sally dedicaria el fin de semana a examinar el caso con un enfoque juridico. Todavia no sabian que delito querian achacarle a Michael O'Connell, aunque desde luego tendria que ser grave. Evitaron la palabra «asesinato» durante la conversacion, pero acechaba en todo lo que hablaron.

Crear un delito a partir de la nada requiere planificacion, y esa era tarea de Sally. Tenia que asegurarse no solo de que fuera grave, sino tambien facil de demostrar para un fiscal. Y que llevara eficazmente a la detencion de O'Connell y fuera dificil de negociar con la fiscalia. Tenia que ser un delito del que no pudiera librarse ofreciendo su colaboracion denunciando a otros culpables. Debia cometerlo absolutamente solo. Y Sally tenia que decidir que pruebas necesitaria el estado para obtener una sentencia de culpabilidad mas alla de toda duda razonable.

A Hope, la unica de los tres a quien O'Connell tal vez no reconoceria a primera vista, se le asigno la mision de encontrarlo y vigilarlo. Tenia que recabar informacion sobre su vida diaria.

Era dificil ver quien se enfrentaba al peligro mayor. Probablemente Hope, penso Sally, porque estaria fisicamente cerca de O'Connell. Pero Sally sabia que, en cuanto abriera sus libros de leyes, seria culpable de simulacion de un delito. Y Scott iba a dedicarse a lo mas incierto, porque no habia manera de saber que encontraria cuando mencionara el nombre de Michael O'Connell en su ciudad natal.

Finalmente, se decidio que Catherine y Ashley se quedarian en la casa. Catherine, que todavia lamentaba no haberle disparado a O'Connell cuando tuvo la oportunidad, se encargaria de disenar algun tipo de sistema protector, por si O'Connell volvia a presentarse.

Ese era el mayor temor de Sally: que antes de que ellos tuvieran una oportunidad de actuar, lo hiciera el. No menciono a Hope y a Scott que en realidad se trataba de una carrera contra el tiempo; simplemente dio por sentado que ellos tambien lo estaban pensando.

Ella me miro como si esperase que dijera algo, pero, como permaneci callado, pregunto:

– ?Has pensando mucho en el «crimen perfecto»? Ultimamente yo he dedicado tiempo a considerar algunas preguntas. ?Que esta bien, que esta mal? ?Que es justo, que injusto? Y he llegado a considerar que el crimen perfecto, el verdaderamente perfecto, no es solo aquel del que uno se libra, sino el que produce algun cambio psicologico profundo. Una experiencia que altera la vida.

– ?Robar un Rembrandt del Louvre no cuenta?

– No. Eso simplemente te hace rico. Y no te convierte en otra cosa que en un ladron de arte. No es muy distinto de quien empuna una pistola para atracar una tienda. El crimen perfecto, quizas el crimen ideal, es algo que existe en mas de un plano moral. Endereza algun error y hace justicia. Da una oportunidad de enmendar algo.

Me acomode en el asiento. Tenia docenas de preguntas, pero preferi dejarla hablar.

– Y algo mas -anadio friamente.

– ?Que?

– El crimen devuelve la inocencia.

– Ashley, ?verdad?

Ella sonrio.

– Por supuesto.

34 La mujer que amaba los gatos

El partido de semifinales se decidiria con una tanda de penales.

«El deporte disena finales crueles -penso Hope-, pero este es uno de los mas duros.» Su equipo habia sido vapuleado, pero habia sacado fuerzas de flaqueza para aguantar. Las chicas estaban agotadas. Todas estaban empapadas de sudor y tierra, y mas de una tenia las rodillas ensangrentadas. La portera caminaba nerviosa de un lado a otro, separada de las demas. Hope penso en acercarse para darle algunas indicaciones, pero sabia que en aquel momento su jugadora tenia que estar sola, y que si ella no habia sabido prepararla bien en los entrenamientos previos, entonces nada de lo que pudiera anadir ahora serviria.

La suerte no la acompano. La quinta jugadora encargada de lanzar el penalti, la capitana, toda fuerza y teson, que nunca habia fallado una falta maxima en cuatro anos de juego, lanzo el balon contra el poste, y asi finalizo la temporada del equipo. Tan fulminantemente como un ataque de corazon. Las chicas del otro equipo saltaron de alegria y corrieron a abrazar a su portera, que no habia tocado ni una vez el balon durante la tanda de penaltis. Hope vio que su jugadora caia de rodillas al campo embarrado, se llevaba las manos a la cara y rompia a llorar. Las otras chicas estaban igualmente aturdidas. Hope tambien flaqueo, pero consiguio decirles:

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