Despues meterlo en la carcel por una larga temporada.
Y finalmente retomar sus vidas normales.
Parecia sencillo. El entusiasmo de Scott habia sido contagioso, hasta que ella se sento y se puso a estudiar las diversas posibilidades.
Lo mejor que habia encontrado hasta ahora era fraude y extorsion. Seria dificil, pero probablemente podrian reunir todos los actos de O'Connell hasta entonces y lograr que parecieran un plan para chantajearles a ella y a Scott a cambio de dinero. Si, podria conseguir que todo lo que habia hecho O'Connell (sobre todo su acoso a Ashley) apareciera como un plan perverso y premeditado. Lo unico que tendria que idear era alguna amenaza clara e inequivoca, del tipo «si no me pagas tanto dinero, os destruire a ti y a tu familia». Por un lado, Scott podria declarar bajo juramento que le habia entregado cinco mil dolares en Boston, que O'Connell habia exigido mas y que lo habia presionado con amenazas. Podrian incluso justificar por que no habian llamado a la policia antes, alegando que tenian miedo de la reaccion de O'Connell.
El problema («o el primer problema de una larga lista», penso Sally con tristeza) era lo que Scott dijo despues de entregarle los cinco mil dolares: su impresion de que O'Connell llevaba un microfono oculto que grabo toda la conversacion. Si eso era cierto, serian considerados perjuros. O'Connell saldria libre, ellos podrian enfrentarse a una acusacion, y su trabajo y el de Scott podrian correr peligro. Volverian a punto cero, estarian metidos en problemas y no habria nada que se interpusiera entre Ashley y la ira de O'Connell.
Y aunque tuvieran exito, no habia ninguna garantia de que O'Connell no consiguiera una sentencia reducida. ?Un par de anos? ?Cuanto tiempo entre rejas haria falta para que Ashley se liberase de su obsesion? ?Tres anos? ?Cinco? ?Diez? ?Podria estar alguna vez completamente segura de que O'Connell no iba a aparecer en su puerta?
Sally se reclino en el asiento.
«Matalo», se dijo. Dejo escapar un gemido. No podia creer lo que su propia mente le estaba sugiriendo. «?Que tiene de especial tu vida como para que no pueda ser sacrificada?»
Aquella pregunta en principio descabellada tenia cierto sentido. Sally no amaba su trabajo y tenia serias dudas respecto a su relacion con Hope. Habian pasado meses desde la ultima vez que experimentara alegria por ser quien era. ?El significado de la vida? Quiso echarse a reir, pero no pudo. Era una abogada de una ciudad pequena que se hacia vieja y veia las arrugas de la preocupacion grabarse en su cara cada dia. Le parecia que la unica marca que dejaria de su paso por la vida era Ashley. Su hija podria haber sido el resultado de una mentira de amor, pero era lo mejor que Sally y Scott habian conseguido en su breve tiempo de convivencia.
«Merece la pena morir por su futuro.»
De nuevo Sally se sorprendio a si misma. «Estoy pensando locuras.» Pero locuras que tenian sentido.
«Matalo», se repitio.
Y luego tuvo otro pensamiento aun mas extrano: «O haz que el te mate a ti. Y luego pague por ello.»
Se echo hacia atras y contemplo los libros y textos que la rodeaban.
Alguien tenia que morir. De pronto estuvo segura de ello.
Tuve pesadillas por primera vez desde que me habia involucrado en aquella historia.
Llegaron de improviso y me hicieron dar vueltas en la cama, empapado de sudor en el sueno. Me desperte en mitad de la noche, fui dando tumbos al cuarto de bano para beber agua y me mire en el espejo. Luego recorri el pasillo alfombrado y fui a mirar a mis hijos, para asegurarme de que su sueno era apacible.
– ?Todo va bien? -murmuro mi esposa cuando regrese a la cama, pero se quedo dormida de nuevo antes de que pudiera responderle.
Apoye la cabeza en la almohada y contemple los infinitos filos de la oscuridad.
Al dia siguiente, la llame por telefono.
– Necesito hablar con los protagonistas de este
– Si. Esperaba que tarde o temprano lo pidieras. No estoy segura de que esten dispuestos a hablar contigo en este momento.
– ?Estan dispuestos a que se cuente su historia, pero no a hablar conmigo? -repuse incredulo.
Cuando ella hablo, percibi una lejana pugna en su interior; algunos acontecimientos de la historia se volvian mas criticos. Me estaba acercando.
– Tengo miedo -dijo.
– ?Miedo de que?
– Hay muchas cosas en equilibrio. Una vida equilibra una muerte. La oportunidad se equilibra con la desesperacion. Hay mucho en juego.
– Puedo encontrarlos -dije bruscamente-. No tengo que jugar a este juego del gato y el raton contigo. Podria buscar en listas de universidades. En bases de datos legales. Ir a paginas web de estudiantes. Webs de mujeres gays. Chats de psicopatas. No se. Alguno de ellos tendra suficiente informacion para que pueda asignar nombres reales, lugares reales y verdades a lo que me has contado.
– ?Crees que no te he contado la verdad?
– No. Solo estoy diciendo que se suficiente para poder continuar por mi cuenta.
– Podrias hacerlo, pero entonces yo dejaria de responder a tus llamadas. Y tal vez nunca sabrias lo que sucedio en realidad. Puede que conozcas algunos hechos, o que logres reunir los detalles para tener la epidermis de la historia. Pero no los organos vitales bajo la superficie, los que te dicen el porque. ?Lo quieres asi?
– No -respondi.
– Eso pensaba.
– Jugare segun tus reglas, pero no mucho tiempo mas. Estoy llegando al final de la cuerda.
– Si, lo noto en tu voz -dijo ella, pero no parecia que eso la afectara en absoluto.
Y, sin mas, colgo.
36 Las piezas sobre el tablero
Ashley seguia molesta por haber sido excluida de la decision mas crucial de su vida. Catherine, menos airada, se paso una hora al telefono, haciendo llamadas en voz baja, antes de decirle a Ashley:
– Hay algo que tu y yo tenemos que hacer.
La chica estaba en la cocina con una taza de cafe, mirando el rincon donde se hallaba el cuenco de
– ?Que?
– Bueno -dijo Catherine en voz baja-, nunca me ha gustado ser una mera espectadora.
– Ni a mi.
– Creo que deberiamos movernos un poco en una direccion que no creo que alguien de esta familia haya considerado. -Cogio las llaves del coche-. Vamos.
– ?Adonde?
– A ver a un hombre -respondio Catherine alegremente-. Un tipo bastante antipatico, creo.
Ashley debio de parecer ligeramente sorprendida, porque la anciana sonrio.
– Es lo que necesitamos. Alguien desagradable.
Se dio media vuelta y, seguida por Ashley, se dirigio a su coche.
– No diremos nada de esta mision a tus padres ni a Hope -dijo, y arranco.
Ashley guardo silencio mientras Catherine aceleraba, mirando varias veces por el retrovisor para asegurarse de que no las seguian.
– Necesitamos la ayuda de alguien de otro mundo. Con valores diferentes. Por suerte -suspiro-, conozco a unas personas cerca de mi casa que a su vez conocen a alguien que encaja en ese perfil.
Ashley tenia varias preguntas que hacer, pero no las hizo, pues supuso que muy pronto se enteraria del plan de Catherine. Alzo las cejas cuando el coche enfilo calles secundarias, un amplio bulevar, y luego la rampa de entrada de la interestatal, volviendo en la direccion de la que habian huido hacia solo unos dias.