aperturas, y luego recogio el petate y se marcho a casa.

Al leer su necrologica en el New York Times se queda pasmado al enterarse de que Score estaba gafado desde el principio, de que el accidente de 1957 solo fue uno de los descalabros que lo asediaron a lo largo de toda su vida. En palabras del redactor de su obituario, Richard Goldstein: «Cuando tenia tres anos lo atropello la camioneta de una panaderia, que le produjo graves lesiones en las piernas. Se perdio un ano de instituto al contraer fiebres reumaticas, se rompio un tobillo al resbalar en el suelo mojado de unos vestuarios y se disloco el hombro izquierdo al escurrirse en el cesped humedo del perimetro del campo cuando jugaba en las ligas menores». Sin mencionar que se lesiono el brazo izquierdo en 1958, el ano de su vuelta, resulto gravemente herido en un accidente de coche en 1998 y sufrio un derrame cerebral en 2002, del que nunca se recupero. No parece posible que un hombre haya tenido tanta mala suerte en el transcurso de una sola vida. Por una vez, Miles se siente tentado de llamar a su padre, de charlar con el de Herbert Jude Score y los imponderables del destino, las rarezas de la vida, las conjeturas sobre si no hubiera pasado esto o lo otro, de todo lo que solian hablar tanto tiempo atras; pero ahora no es el momento y si la ocasion llega alguna vez no debera ser con una llamada interurbana, asi que vence el impulso y se guarda la historia hasta que vuelve a estar con Pilar por la noche.

Mientras le lee la necrologica, se alarma por la tristeza que inunda el rostro de ella, la honda desdicha que emana de sus ojos, la boca fruncida, la abatida inclinacion de sus hombros. No lo sabe, pero se pregunta si no estara pensando en sus padres y su brusca y terrible muerte, la mala suerte que se los arrebato cuando aun era tan joven y tanto los necesitaba todavia, y lamenta haber sacado el tema a colacion, se siente avergonzado de haberle causado ese dolor. Para levantarle el animo, deja el periodico a un lado y se dispone a relatarle otra historia, otra de las muchas que solia contarle su padre, pero esa es especial, constituyo una tradicion durante anos, y espera que eso borre la melancolia de sus ojos. Lohrke el Afortunado, empieza. ?Ha oido hablar de el? No, claro que no, contesta ella con una sonrisa muy tenue al oir ese nombre. ?Otro jugador de beisbol? Si, confirma el, pero no muy destacado. Un jugador de cuadro de los Giants y los Phillies que aparecia en diversas posiciones en los ultimos anos cuarenta y primeros cincuenta, con 240 puntos en su haber como bateador, sin particular interes salvo por el hecho de que ese individuo, Jack Lohrke, alias El Afortunado, es la mitica encarnacion de una teoria de la vida que sostiene que no todo es mala suerte en la vida. Fijate en esto, le dice. Cuando sirvio en el ejercito en la Segunda Guerra Mundial, no solo sobrevivio a la invasion del dia D y la batalla de las Ardenas, sino que una tarde, en lo mas renido del combate, iba con otros cuatro soldados, dos a cada lado, cuando estallo una bomba. Los otros cuatro resultaron muertos en el acto, pero Lohrke salio sin un rasguno. En esto, prosigue, que acaba la guerra y El Afortunado va a coger un avion que lo llevara de vuelta a California. En el ultimo momento, aparece un comandante o coronel y, utilizando su rango, le arrebata el asiento y el se queda sin plaza en el vuelo. El avion despega, se estrella y mueren todos los pasajeros.

?Es una historia verdadera?, pregunta Pilar.

De cabo a rabo. Si no me crees, miralo en la enciclopedia.

Que cosas mas raras sabes, Miles.

Espera. Aun queda otra cosa. Estamos en mil novecientos cuarenta y seis, y El Afortunado ha vuelto a la Costa Oeste, donde juega en las ligas menores. Su equipo esta de gira, viajando en autocar. Paran a comer en algun sitio y el director recibe una llamada en la que le informan de que han ascendido a Lohrke a una liga superior. El jugador debe incorporarse enseguida a su nueva formacion, de inmediato, de modo que en vez de volver en el autocar con su antiguo equipo, recoge sus pertenencias y se va a casa en autostop. El autocar prosigue su marcha, tienen un largo viaje por delante, horas y horas de carretera, y ya muy de noche se pone a llover. Circulan a mucha altura, por alguna region montanosa, envueltos en sombras y humedad; el conductor pierde el control del volante, el autocar se precipita dando vuelcos por un barranco y nueve jugadores resultan muertos. Horroroso. Pero nuestro hombrecillo se ha librado otra vez. Fijate en las posibilidades, Pili. La muerte va tres veces a su encuentro y las tres consigue escapar.

Lohrke el Afortunado, musita ella. ?Vive todavia?

Me parece que si. Ya debe de tener ochenta y tantos anos, pero si, creo que sigue en este mundo.

Unos dias despues, Pilar recibe la nota del examen de selectividad. Son buenas noticias, iguales o mejores de lo que esperaba. Con su ininterrumpida serie de sobresalientes en el instituto y esos resultados del examen, el esta convencido de que la admitiran en cualquier universidad a la que se dirija, cualquiera del pais. Olvidando su juramento de no ir a comer a restaurantes, a la noche siguiente la lleva a uno para celebrarlo y durante la cena hace esfuerzos para no tocarla en publico. Esta muy orgulloso de ella, le dice, quiere besar cada centimetro de su cuerpo, comersela entera. Hablan de las diversas posibilidades que se le abren y el insiste en que considere la posibilidad de marcharse de Florida, de intentarlo con alguna de las universidades mas antiguas y respetadas del norte del pais, pero Pilar se muestra reacia a considerar tal paso, no se imagina tan lejos de sus hermanas. Nunca se sabe, asegura el, las cosas pueden cambiar para entonces y no cuesta nada intentarlo; solo para ver si te admiten. Si, contesta ella, pero las solicitudes son caras y no tiene sentido tirar el dinero para nada. No te preocupes por el dinero, replica Miles. Pagara el. Ella no debe preocuparse por nada.

Al final de la semana siguiente, Pilar esta hasta arriba de formularios. No solo de las universidades estatales de Florida, sino de Barnard, Vassar, Duke, Princeton e incluso de Brown. Los rellena, redacta todos los trabajos (que el lee de cabo a rabo pero no modifica ni corrige, pues no es necesario cambio alguno) y luego vuelven a su vida normal tal como la han conocido hasta entonces, antes de que empezara la locura de la universidad. A finales de ese mes, Miles recibe una carta de un antiguo amigo de Nueva York, un miembro de la pandilla de «chicos desquiciados» con quienes andaba en el instituto. Bing Nathan es la unica persona del pasado que le sigue escribiendo, el unico que ha estado al tanto de todas sus direcciones a lo largo de los anos. Al principio, le desconcertaba esa disposicion suya a hacer una excepcion con Bing, pero al cabo de los seis u ocho meses de su marcha, comprendio que no podia cortar por completo la comunicacion, que necesitaba al menos un vinculo con su antigua vida. No es que Bing y el hubieran estado especialmente unidos. Lo cierto es que lo encontraba un poco desagradable, un tanto repelente a veces, pero Bing lo admira: por motivos desconocidos ha alcanzado la condicion de personaje excelso a sus ojos y eso significa que puede confiar en el, contar con el para que le mantenga informado de los cambios que se vayan produciendo en Nueva York. Ese es el asunto. Fue Bing quien le dijo que habia muerto su abuela, quien le conto que su padre se habia roto una pierna, que habian operado a Willa de un ojo. Su padre ya tiene sesenta y dos anos, y Willa, sesenta, y no van a vivir para siempre. Bing se mantiene a la escucha. Si algo les pasa a alguno de los dos, lo llamara por telefono al instante.

Bing le informa de que ahora vive en una zona de Brooklyn llamada Sunset Park. A mediados de agosto, ocupo con un grupo de gente una casa abandonada frente al cementerio de Green-Wood y desde entonces viven alli como inquilinos ilegales. Por causas que se desconocen, la electricidad y la calefaccion siguen funcionando. Podrian cortarlas en cualquier momento, desde luego, pero por ahora parece que tienen un fallo en el sistema y ninguna de las dos companias de gas y electricidad, Con Ed y National Grid, ha ido a cortar el servicio. Viven con cierta inseguridad, desde luego, y al despertarse cada manana contemplan la amenaza de un desalojo inmediato y forzoso, pero mientras la ciudad cede a la presion de los malos tiempos economicos se han perdido tantos puestos de trabajo dependientes del gobierno que la pandilla de Sunset Park parece escaparse al radar municipal, y ni policias ni funcionarios judiciales han venido a darles la patada. Bing no sabe si Miles anda buscando un cambio de aires, pero uno de los primeros miembros del grupo se ha marchado hace poco de la ciudad, y, si la quiere, hay una habitacion libre para el. La anterior ocupante se llamaba Millie y sustituirla por Miles parece alfabeticamente coherente, le sugiere. «Alfabeticamente coherente.» Otro ejemplo del ingenio de Bing, que nunca ha sido su punto fuerte, pero el ofrecimiento parece sincero, y mientras Bing sigue describiendo a la demas gente que vive alli (un hombre y dos mujeres: un escritor, una pintora y una estudiante de doctorado, todos cerca de los treinta, pobres y pasando apuros, todos inteligentes y con dotes para lo suyo), resulta evidente su intento de hacer que Sunset Park resulte lo mas atractivo posible. Bing concluye que segun sus ultimas informaciones el padre de Miles esta bien y Willa se fue a Inglaterra en septiembre, donde pasara el ano academico como profesora visitante en la Universidad de Exeter. En una breve posdata, anade: Piensatelo.

?Es que quiere volver a Nueva York? ?Ha llegado por fin el momento de que el hijo prodigo vuelva con humildad a casa a recomponer su vida? Seis meses atras, probablemente no lo habria dudado. Incluso hace un mes le habria tentado considerarlo, pero ahora es imposible. Pilar se ha apropiado de su corazon y la simple idea de marcharse sin ella le resulta insoportable. Al doblar la carta de Bing y meterla de nuevo en el sobre, da las gracias en silencio a su amigo por haberle aclarado la cuestion en terminos tan crudos. Ya no importa

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