responsable de lo ocurrido. — Callo mientras pensaba —. ?Donde he visto esa jeta? Y me suena el apellido… Zwirik… Zwirik…
— ?Por que lo haria? — pregunto Amalia en voz muy baja, y sus ojos volvieron a humedecerse sospechosamente.
— No hablemos ahora de eso. — Andrei fruncio el ceno —. Mas tarde. Dile a ese lacayo que entre.
DOS
Cuando se sentaron a la mesa. Geiger se volvio hacia Izya.
— Come, mi querido judio. Come y disfruta.
— No soy tu querido judio — replico Izya, mientras se servia ensalada —. Te he dicho cien veces que soy mi propio judio. Tu querido judio es ese — dijo, senalando a Andrei con el tenedor.
— ?Y no hay zumo de tomate? — pregunto Andrei, grunon, examinando la mesa.
— ?Quieres zumo de tomate? — pregunto Geiger —. ?Parker! ?Zumo de tomate para el senor consejero!
En la puerta del comedor aparecio un joven corpulento y rozagante, el ayudante personal del presidente, que se aproximo a la mesa haciendo sonar suavemente las espuelas, y con una leve reverencia coloco delante de Andrei una jarra con zumo de tomate frio.
— Gracias, Parker — dijo Andrei —. No te preocupes, yo mismo me sirvo.
Geiger asintio y Parker desaparecio.
— ?Bien amaestrado! — mascullo Izya con la boca llena.
— Un muchacho excelente — dijo Andrei.
— Manjuro, en la comida, ordena servir vodka — conto Izya.
— ?Chivato! — le dijo Geiger, en tono de reproche.
— ?Por que? — se asombro Izya.
— Si Manjuro bebe vodka durante la jornada laboral, tengo que sancionarlo.
— No puedes fusilarlos a todos.
— La pena de muerte ha sido abolida — dijo Geiger —. Por cierto, no estoy seguro. Habria que preguntarle a Chachua…
— ?Y que le ocurrio al antecesor de Chachua? — pregunto Izya con expresion de inocencia.
— Fue pura casualidad — dijo Geiger —. Un tiroteo.
— Por cierto, era un funcionario de primera — senalo Andrei —. Chachua conoce su oficio, pero aquel… era un tipo fenomenal.
— Si, metimos la pata muchas veces… — Geiger quedo pensativo —. Novatos, inexpertos…
— Todo lo que termina bien, esta bien — dijo Andrei.
— ?Todavia no ha terminado nada! — objeto Izya —. ?De donde sacan que todo ha terminado?
— Al menos, los tiros han terminado — gruno Andrei.
— Los tiros de verdad todavia no han empezado — anuncio Izya —. Oye, Fritz. ?hubo un atentado contra ti?
— ?Que idiotez es esa? — pregunto Geiger con el ceno fruncido —. Claro que no.
— Pues los habra — prometio Izya.
— Gracias — respondio Geiger friamente.
— Habra atentados — prosiguio Izya —, se incrementara el consumo de drogas. Habra motines de gente con la barriga llena. Ya han aparecido los
Geiger y Andrei intercambiaron miradas.
— Ahi lo tienes — dijo Andrei, molesto —. Ya lo sabe.
— Me encantaria saber como te has enterado — mascullo Geiger, mirando a Izya con ojos entrecerrados.
— ?Como me he enterado? — pregunto Izya con celeridad. Solto el tenedor —. ?Aguardad! ?Ah! Entonces, ?fue un suicidio de protesta? Ya me decia yo que todo eso era una idiotez. Obreros borrachos que van por ahi con dinamita… ?Mira lo que era! Sinceramente, yo pensaba que era un atentado frustrado. Esta claro. ?Y quien ha sido?
— Un tal Dennis Lee — dijo Geiger tras un silencio —. Andrei lo conocia.
— Lee… — repitio Izya, pensativo, frotando unas salpicaduras de mayonesa en la solapa de su chaqueta —. Dennis Lee… Espera, ?era un tipo muy flaco? ?Periodista?
— Tu tambien lo conocias — dijo Andrei —. Acuerdate, en mi periodico…
— ?Si, si! — exclamo Izya —. ?Exacto! Lo recuerdo.
— Por Dios, manten la boca cerrada — dijo Geiger.
En la cara de Izya aparecio su petrea sonrisa caracteristica, y se puso a pellizcarse la verruga.
— Eso quiere decir… — balbuceo —. Esta claro… Clarisimo… Se ato explosivos al cuerpo y fue a la plaza… Seguro que mando cartas a todos los periodicos, que locura. Claro, claro… ?Y que vas a hacer ahora? — se volvio hacia Geiger.
— Ya esta hecho — dijo Geiger.
— ?Si, claro! — intervino Izya con impaciencia —. Todo es secreto, se ha hecho circular una mentira oficial, has azuzado a Rumen, pero no hablo de eso. ?Que piensas de todo esto? ?O lo consideras algo casual?
— No. No considero que sea casual — dijo Geiger lentamente.
— ?Gracias a Dios! — exclamo Izya.
— Y tu, ?que piensas? — le pregunto Andrei.
— ?Y tu? — contraataco Izya, volviendose rapidamente hacia el.
— Yo pienso que toda sociedad ordenada tiene sus maniacos. Dennis era un maniaco, eso no deja lugar a dudas. Tenia delirios filosoficos. Y, por supuesto, no era el unico en la Ciudad…
— ?Y que decia? — pregunto Izya, ansioso.
— Decia que se aburria. Decia que no hemos encontrado nuestro verdadero objetivo. Decia que todo el trabajo que hemos hecho para elevar el nivel de vida es una tonteria y no resuelve nada. Decia muchas cosas, pero no podia proponer nada de utilidad. Un maniaco. Un histerico.
— Y, de todos modos, ?que queria? — pregunto Geiger.
— Los habituales delirios populistas — dijo Andrei con un ademan despectivo.
— No entiendo — repuso Geiger.
— Daba por seguro que la mision de las personas educadas era elevar al pueblo hasta su nivel. Pero, por supuesto, no tenia la menor idea de como hacerlo.
— ?Y por eso se suicido? — dijo Geiger, dudando.
— Te digo que se trataba de un maniaco.
— ?Y cual es tu opinion? — pregunto Geiger a Izya.
— Si llamamos maniaco — solto Izya sin meditar la respuesta ni un instante — a una persona que analiza un problema sin solucion, entonces si, era un maniaco. Y tu — Izya senalo a Geiger con un dedo —, no lo entenderas. Tu eres de los que solo se ocupan de problemas solubles.
— Supongamos — intervino Andrei — que Dennis estaba totalmente convencido de que el problema tenia solucion.
— Ninguno de los dos entiende un carajo — declaro Izya rechazando la idea con un ademan —. Os considerais tecnocratas, miembros de la elite. Para vosotros, la palabra democrata es una injuria. Cada roto que reconozca su descosido correspondiente. Vosotros despreciais profundamente a las masas y estais orgullosisimos de este desprecio. Pero, en realidad, sois esclavos por completo de esas masas. Todo lo que haceis, lo haceis para las masas. Todo lo que os preocupa es algo que las masas necesitan en primer lugar. Vivis para las masas. Si las masas desaparecen, perderiais el sentido de vuestras vidas. Sois unos pobres albaniles que dais lastima. Y por esa misma razon nunca os convertireis en maniacos. Todo lo que necesitan las grandes masas se consigue de