– Ordenes del medico. Ten cuidado.
– Se trata puramente de una pregunta profesional. ?Que te parece si te examino? -le pregunto Brady mientras levantaba la cabeza para mirarla con cierta lujuria.
– Ten cuidado con… -le advirtio Vanessa mientras se agachaba para no golpearse con unas ramas-. Podrias haberlas evitado.
– Si, pero no habria podido oler tu cabello -replico el. La beso antes de que ella pudiera incorporarse-. ?Me vas a preparar el desayuno?
– No.
– ?Un cafe?
– No -reitero ella. Habia empezado a bajarse de los hombros de Brady.
– ?Ni siquiera uno instantaneo?
– No -contesto ella, entre risas-. Me voy a dar una buena ducha para luego pasarme una hora arreglandome y admirandome frente al espejo.
El la tomo entre sus brazos.
– A mi me parece que estas bastante bien ahora.
– Puedo estar aun mejor.
– Ya te lo dire. Despues del picnic, ?quieres venir a mi casa para que te ensene las muestras de pintura? - susurro.
Vanessa le beso rapida e impulsivamente.
– Ya te lo dire -dijo, antes de desaparecer en el interior de la casa.
Loretta parecia haberle pasado los nervios a su hija. Mientras la novia se vestia tranquilamente, Vanessa no hacia mas que retocar los arreglos florales, ocuparse de que todo estuviera preparado e ir de un lado a otro buscando al fotografo.
– Deberia haber llegado hace diez minutos -dijo, cuando oyo que Loretta bajaba la escalera-. Sabia que era un error contratar al cunado del nieto de la senora Driscoll. No comprendo por que… -comento mientras se daba la vuelta. Al ver a su madre, se quedo sin palabras-. ?Oh! ?Estas guapisima!
Loretta habia elegido un vestido de seda verde claro, con un sencillo toque de encaje a lo largo del bajo. Era muy sobrio y elegante. Se habia comprado un sombrero a juego y se habia acicalado muy bien el cabello por debajo del ala.
– ?No te parece que el sombrero es demasiado? Es solo una boda intima e informal.
– Es perfecto. De verdad. Creo que nunca te he visto mas guapa.
– Me siento guapa. No se lo que me paso anoche, pero hoy me siento estupendamente. Soy tan feliz… No quiero llorar -susurro mientras sacudia la cabeza-. Me he pasado una eternidad maquillandome.
– No vas a llorar -dijo Vanessa-. El fotografo… Oh, gracias a Dios. Acaba de llegar. Yo… Oh, espera. ?Lo tienes todo?
– ?Todo?
– Ya sabes, algo viejo, algo nuevo…
– Se me habia olvidado. Veamos -musito Loretta. Las supersticiones de una novia se acababan de apoderar de ella-. El vestido es nuevo, los pendientes de perlas eran de mi madre, por lo que son viejos…
– Buen comienzo. ?Llevas algo azul?
Loretta se sonrojo.
– Si -confeso-. Debajo del vestido tengo… La combinacion que llevo puesta tiene unos lacitos azules. Supongo que creeras que soy una tonta por comprar lenceria algo atrevida.
– Claro que no -afirmo Vanessa. Toco el brazo de su madre y se sintio abrumada por el impulso que sintio de abrazarla. Para no hacerlo, dio un paso atras-. Ya solo nos queda lo prestado.
– Bueno, yo…
– Aqui tienes -dijo Vanessa. Se quito una delicada pulsera de oro que llevaba puesta-. Ponte esto y estaras toda preparada -anadio. Volvio a asomarse por la ventana-. Oh, ahi viene Ham y todos los demas. Parecen un desfile. Metete en el cuarto de musica hasta que todo este preparado.
– Van -susurro Loretta. Aun tenia la pulsera en la mano-. Gracias.
Vanessa espero hasta que su madre hubo desaparecido para abrir la puerta. La confusion entro en la casa. Joanie estaba discutiendo con Brady sobre el modo mas adecuado de colocarse la flor en el ojal. Ham, por su parte, no hacia mas que pasear de arriba abajo de la casa. Por fin, Vanessa pudo sacarlos al exterior.
– Veo que has traido al perro -dijo Vanessa mirando a Kong. El animal llevaba un clavel rojo sujeto al collar.
– Es parte de la familia -afirmo Brady-. No podia herir sus sentimientos de esa manera.
– ?Y no le podrias haber puesto una correa?
– No le insultes.
– Esta olisqueando los zapatos del reverendo Taylor.
– Con un poco de suerte, eso sera lo unico que haga con los zapatos del reverendo Taylor. Por cierto, tenias razon -comento, mirandola fijamente.
– ?Sobre que?
– Podias tener aun mejor aspecto.
Vanessa iba ataviada con un vestido muy veraniego. La falda tenia mucho vuelo y llevaba un estampado floral. Contrastaba profundamente con el corpino azul cobalto que le dejaba los hombros al descubierto. La cadena de oro y los pendientes que llevaba puestos hacian juego con la pulsera que le habia dejado a Loretta.
– Tu tambien -dijo ella. Sin poder evitarlo, levanto las manos para estirarle la corbata azul marino que llevaba puesta con un traje color marfil-. Supongo que estamos todos preparados.
– Aun nos falta algo.
– ?El que? -pregunto Vanessa, atonita.
– La novia.
– Oh, Dios, se me habia olvidado. Ire por ella.
Vanessa volvio a entrar corriendo en la casa. Encontro a Loretta en la sala de musica, sentada sobre el taburete del piano.
– ?Lista?
– Si -respondio ella, despues de respirar profundamente.
Atravesaron juntas la casa, pero, al llegar a la puerta trasera, Loretta agarro la mano de su hija. Asi, cruzaron juntas el cesped. A cada paso que daban, la sonrisa de Ham se iba haciendo mas amplia y el paso de su madre mas firme. Se detuvieron delante del reverendo y, entonces, Vanessa solto la mano de su madre. Dio un Paso atras y tomo la de Brady.
– Queridos hermanos…-comenzo el pastor.
Vanessa vio como su madre se casaba bajo la sombra del arbol que Brady habia estado decorando. Las campanillas no dejaban de sonar.
– Puedes besar a la novia -entono por fin el reverendo.
Todas las personas que habia en los jardines cercanos empezaron a aplaudir. El fotografo tomo una nueva instantanea cuando Ham abrazo a Loretta y le dio un largo beso que provoco mas gritos y vitores.
– Muy bien -dijo Brady mientras abrazaba a su padre.
Vanessa dejo su confusion a un lado y se dirigio a abrazar a su madre.
– Enhorabuena, senora Tucker.
– Oh, Van…
– Todavia no puedes llorar. Aun tenemos que hacer muchas fotografias.
Con un grito de alegria, Joanie se abalanzo sobre las dos con su hija en brazos.
– Estoy tan contenta -susurro-. Dale a tu abuela un beso, Lara.
– Abuela -susurro Loretta, casi a punto de llorar. Rapidamente tomo en brazos a la nina-. Abuela…
Brady rodeo los hombros de Vanessa con un brazo.
– ?Como te sientes, tia Vanessa?
– Asombrada -contesto. Se echo a reir con Brady mientras el cunado del nieto de la senora Driscoll no dejaba de tomar fotografias-. Vamos a servir el champan.