segun Stella. La caravana esta volcada, el coche medio subido encima, y los arboles alrededor del claro machacados.
– Cielo santo -musite, pensando en la fuerza necesaria para disponer un escenario asi.
– Carino, no me has dicho si tu amigo el vampiro volvio ayer.
Pegue un respingo de culpabilidad, pero me di cuenta de que la abuela habia cambiado de tema. Me habia estado preguntando cada dia si habia visto a Bill, y ahora al fin pude decirle que si, aunque no con alegria.
Como era de prever, la abuela se entusiasmo como una nina. Revoloteo por la cocina como si el invitado que esperaba fuera el principe Carlos.
– ?Manana por la noche! ?Y a que hora vendra?-pregunto.
– Despues del anochecer. Es lo antes que puede.
– Ya estamos con el horario de verano, asi que eso sera bastante tarde-reflexiono la abuela-. Bien, tendremos tiempo de tomar la cena y limpiarlo todo antes de que llegue. Y disponernos de todo el dia de manana para limpiar la casa. ?Da la impresion de que no he limpiado esa alfombra desde hace un ano!
– Abuela, estamos hablando de un tipo que duerme todo el dia bajo tierra-le hice recordar-. No creo que se vaya a fijar en la alfombra.
– Bueno, pues si no es por el, lo hare por mi, para poder sentirme orgullosa-dijo la abuela categorica-. Ademas, jovencita, ?como sabes tu donde duerme?
– Buena pregunta, abuela. No lo se. Pero tiene que mantenerse apartado de la luz y estar a salvo, asi que me supongo eso.
Pronto comprendi que nada podia evitar que mi abuela entrara en un frenesi de orgullo casero. Mientras yo me arreglaba para ir al trabajo, ella fue a la tienda, alquilo un aspirador de alfombras y se puso a limpiarlo todo.
De camino a Merlotte's, me desvie un poco al norte y pase por delante de Four Tracks Comer. Era un cruce de caminos tan antiguo como la presencia humana en el area, formalizado ahora por asfalto y senales de trafico, pero de acuerdo con el folclore local fue la interseccion de dos pistas de caza. Supongo que antes o despues tendra casas de estilo ranchero y calles comerciales a cada lado, pero por el momento era todo bosque y, segun Jason, la caza seguia siendo abundante.
Como no habia nada que me lo impidiera, conduje por el camino bacheado que llevaba hasta el claro donde se situaba la caravana alquilada de los Rattray. Pare el coche y mire a traves del parabrisas, aterrada. La caravana, que era muy pequena y vieja, yacia aplastada a tres metros de su posicion original, arrugada como un acordeon. El abollado coche de los Rattray todavia se apoyaba sobre uno de los extremos de la roulotte. Por todo el claro se esparcian matorrales y escombros, y los arboles de detras de la caravana mostraban signos de una gran violencia: tenian las ramas partidas y la copa de un pino colgaba solo de un hilo de corteza. Habia ropa enganchada en las ramas, e incluso una bandeja para el horno.
Sali poco a poco del coche y mire a mi alrededor. Los danos eran sencillamente increibles, en especial para mi, que sabia que no los habia provocado un tornado. Bill el vampiro habia montado esa escena para ocultar la muerte de los Rattray.
Un viejo todoterreno se acerco saltando sobre los baches hasta detenerse junto a mi.
– ?Vaya, Sookie Stackhouse! -exclamo Mike Spencer-. ?Que haces aqui, muchacha? ?No tienes que ir al trabajo?
– Si, senor. Conocia a los Ratas… a los Rattray. Es algo terrible -pense que eso resultaba lo bastante ambiguo. En ese momento vi que junto a Mike estaba el sheriff.
– Una cosa terrible. Si, bueno, he oido -dijo el sheriff Bud Dearborn mientras saltaba del todoterreno- que Mack, Denise y tu os llamasteis de todo menos guapos en el estacionamiento de Merlotte's, la semana pasada.
Senti un escalofrio cerca de donde debe de estar el higado, cuando los dos hombres se colocaron delante de mi. Mike Spencer era tambien director de una de las dos funerarias de Bon Temps. Como el siempre senalaba de manera seca y tajante, todo el que quisiera podia ser enterrado por la Firma Funeraria Spencer e Hijos, aunque parecia que solo los blancos querian. De manera similar, solo los negros decidian que los enterrara el Dulce Descanso. Mike era un hombre grueso de mediana edad, con el pelo y el bigote del color del te claro, y era aficionado a las botas de vaquero y a las corbatas de lazo, que logicamente no podia ponerse cuando estaba de servicio en Spencer e Hijos. Ahora si las llevaba.
El sheriff Dearborn, que tenia fama de ser buen hombre, era un poco mayor que Mike, pero estaba en buena forma y era duro desde su firme sombrero gris hasta la punta de sus zapatos. El sheriff tenia un rostro aplastado y vivaces ojos castanos. Mi padre y el habian sido buenos amigos.
– Si, senor, tuvimos un altercado -dije con sinceridad, echando mano de mi mejor acento sureno.
– ?Quieres contarmelo? -el sheriff saco un Marlboro y lo encendio con un sencillo mechero de metal.
Y cometi un error. Deberia haberselo contado. La gente pensaba que estaba loca, y algunos hasta que era retrasada. Pero por mi vida que no pude encontrar ninguna razon para explicarselo a Bud Dearborn. Ninguna, excepto el sentido comun.
– ?Por que? -pregunte.
Sus pequenos ojos castanos se pusieron de inmediato alerta, y se desvanecio el aire amigable.
– Sookie-dijo, con tono de sentirse muy defraudado. No me lo crei ni por un instante.
– Yo no he hecho esto-dije, barriendo la destruccion con un gesto de la mano.
– No, no lo has hecho -admitio- Pero de todas maneras, si alguien muere una semana despues de tener una pelea con otra persona, creo que debo hacer algunas preguntas.
Me replantee la idea de plantarle cara. Era divertido, pero no pense que mereciera la pena. Resultaba evidente que mi reputacion de simpleza podria serme util. Puede que no tenga muchos estudios ni haya visto mundo, pero no soy estupida ni inculta.
– Bueno, estaban haciendo dano a mi amigo -confese, dejando caer la cabeza y mirandome los pies.
– ?Ese amigo es el vampiro que vive en la vieja casa Compton? -Mike Spencer y Bud Dearborn intercambiaron miradas.
– Si, senor. -Me sorprendio enterarme de donde vivia Bill, pero ellos no se dieron cuenta. Gracias a tantos anos teniendo que contenerme para no reaccionar a las cosas que oigo pero no quiero saber, he adquirido un buen control facial. La vieja casa Compton estaba justo al otro extremo de los campos desde nuestra casa, al mismo lado de la carretera. Entre el hogar de Bill y el mio solo se alzaban la arboleda y el cementerio. Que apropiado para Bill, pense con una sonrisa.
– Sookie Stackhouse, ?tu abuela te deja relacionarte con ese vampiro?-dijo Spencer, demostrando poca prudencia.
– Puede preguntarselo a ella -le sugeri maliciosa, con muchas ganas de ver lo que le responderia la abuela a quien sugiriera que no me estaba cuidando bien-. Ya sabe, los Rattray estaban tratando de desangrar a Bill.
– ?Asi que el vampiro estaba siendo drenado por los Rattray? ?Y tu los detuviste? -me interrumpio el sheriff.
– Si-dije, tratando de parecer resuelta.
– Drenar a un vampiro es ilegal-musito.
– ?No es asesinato matar a un vampiro que no te ha atacado? -pregunte.
Puede que estuviera abusando de mi ingenuidad.
– Sabes muy bien que asi es, aunque no estoy de acuerdo con esa ley. Pero sigue siendo la ley y la aplicare -dijo el sheriff envarandose.
– ?Y el vampiro los dejo irse, sin amenazarlos con vengarse? ?No dijo nada como que le gustaria verlos muertos? -Mike Spencer se hacia el estupido.
– Eso es -les sonrei a los dos y entonces mire mi reloj. Recorde la sangre en la esfera, mi propia sangre, derramada por la paliza de los Rattray. Tuve que apartar esa sangre de mi mente para poder ver la