– Si, pero no me daba realmente cuenta de toda la magnitud de tu fuerza -le dije-. O de tu imaginacion.

– Con los anos, acabamos siendo buenos en ocultar lo que hacemos.

– Ya veo. Entonces, supongo que habras matado a bastante gente.

– A algunos -su voz implicaba: 'asumelo'.

Me aprete las manos tras la espalda.

– ?Estabas hambriento justo despues de convertirte en vampiro? ?Como es?

El no se esperaba esa pregunta. Me miro, pude notar sus ojos sobre mi incluso aunque ahora estabamos a oscuras. El bosque nos rodeaba y nuestros pies crujian en la gravilla.

– En cuanto a como me converti en vampiro, es una historia demasiado larga para este momento-me dijo-. Pero si, cuando era joven, en alguna ocasion mate por accidente. Nunca estaba seguro de cuando debia volver a alimentarme, ?comprendes? Naturalmente, siempre eramos perseguidos, no habia nada parecido a la sangre artificial. Y tampoco habia tanta gente. Pero fui un buen hombre cuando estaba vivo… es decir, antes de pillar el virus. Asi que trate de enfocarlo de manera civilizada, de elegir gente mala como mis victimas y nunca alimentarme de ninos. Al menos logre no matar nunca a un nino. Ahora es todo tan distinto… Puedo ir a una farmacia de guardia de cualquier ciudad y conseguir algo se sangre sintetica, aunque tiene mal sabor. O puedo pagar a una puta y conseguir la sangre suficiente para subsistir un par de dias. Puedo hechizar a alguien para que me deje morderlo por amor y despues hacer que se olvide de todo. Y ademas ya no necesito tanta sangre.

– O puedes encontrar una chica que tenga una herida en la cabeza-dije.

– Oh, tu eras el postre. La comida fueron los Rattray.

Asumelo.

– Guau-dije, sintiendome sin aliento-. Dame un minuto.

Asi lo hizo. Ni un hombre entre un millon me habria concedido ese tiempo sin hablar. Abri mi mente, deje caer por completo mis protecciones, me relaje. Su silencio se derramo sobre mi. Permaneci inmovil, con los ojos cerrados, y respire disfrutando de un alivio demasiado profundo para expresarlo con palabras.

– ?Ya eres feliz? -pregunto, como si pudiera verlo.

– Si-musite. En ese momento senti que no importaba nada codo lo que hubiera hecho la criatura que tenia al lado; aquella paz era algo inapreciable tras toda una vida de tener las quejas de los demas dentro de mi cabeza.

– Tu tambien me sientas bien-dijo, y me sorprendio.

– ?Y como es eso?-pregunte, con voz pausada y sonadora.

– No tienes miedo, ni prisas, ni me condenas. No tengo que usar mi glamour para que te quedes, para tener una conversacion contigo.

– ?Glamour?

– Es como un hipnotismo-me explico-. Todos los vampiros lo usan hasta cierto punto. Porque, antes de que se inventara la nueva sangre sintetica, para alimentarnos teniamos que persuadir a la gente de que eramos inofensivos… o convencerlos de que ni siquiera nos habian visto… o enganarlos para que pensaran que habian visto otra cosa.

– ?Y funciona conmigo?

– Por supuesto-dijo, pareciendo sorprendido.

– De acuerdo, hazlo.

– Mirame.

– Esta oscuro.

– Da igual, observa mi cara. -Se puso delante de mi, con las manos descansando con suavidad sobre mis hombros, y me miro fijamente. Pude atisbar el debil resplandor de su piel y de sus ojos, y lo contemple, preguntandome si empezaria a cloquear como un pollo o a quitarme la ropa.

Pero lo que ocurrio fue… nada. Solo senti la relajacion narcotica que me producia su compania.

– ?Puedes sentir mi influencia? -me pregunto con aliento entrecortado.

– Para nada, lo siento -dije con humildad-. Solo te veo brillar.

– ?Puedes ver eso? -le habia vuelto a sorprender.

– Claro. ?Acaso los demas no?

– No. Esto es muy extrano, Sookie.

– Si tu lo dices. ?Puedo verte levitar?

– ?Ahora mismo? -Bill parecia divertido.

– Claro, ?por que no? Salvo que haya alguna razon…

– No, ninguna en absoluto. -Se dejo ir de mis brazos y empezo a elevarse.

Solte un jadeo de puro extasis. Floto hacia arriba en la oscuridad, brillando como el marmol blanco a la luz de la luna. Cuando estaba a unos seis metros del suelo, comenzo a planear. Me parecio ver que me sonreia.

– ?Todos sabeis hacer eso?-le pregunte.

– ?Sabes cantar?

– No, nunca logro llevar la melodia.

– Bueno, tampoco todos nosotros sabemos hacer las mismas cosas -Bill descendio poco a poco y aterrizo en el suelo sin ningun ruido-. La mayoria de los humanos parecen mostrarse aprensivos con los vampiros. Pero tu no-comento.

Me encogi de hombros. ?Quien era yo para mostrarme aprensiva con algo extraordinario? El parecio entenderlo porque, tras una pausa durante la que retomamos el paseo, me dijo:

– ?Siempre ha sido tan duro para ti?

– Si, siempre-no podia responder otra cosa, aunque no era mi intencion quejarme-. Cuando era muy pequena resultaba peor, porque no sabia como levantar barreras y oia cosas que se suponia que no deberia oir. Y por supuesto las repetia, como haria cualquier nino. Mis padres no sabian que hacer conmigo. A mi padre, sobre todo, le avergonzaba mucho. Mi madre me llevo por ultimo a una psicologa infantil, que sabia exactamente lo que me ocurria, pero que no podia aceptarlo e insistia en decirles a mis padres que yo interpretaba su lenguaje corporal y que era muy observadora, asi que se me daba bien imaginarme que oia los pensamientos de la gente. Desde luego, no era capaz de admitir que yo de verdad oia los pensamientos de la gente, porque eso no encajaba en su mundo. Y tambien se me dio mal la escuela, porque me era muy dificil concentrarme cuando casi todos los demas alumnos pensaban en sus cosas. Pero cuando habia un examen sacaba muy buenas notas, porque los demas chicos se concentraban en sus propios ejercicios… Eso me daba algo de margen. A veces mis padres pensaban que era una vaga por no esforzarme con los deberes de cada dia, y otras veces los profesores pensaban que tenia una discapacidad en el aprendizaje. Oh, no te creerias que teorias manejaban. Deben de haberme revisado los ojos y los oidos cada dos meses, o al menos esa impresion me daba. Y los escaneres cerebrales… Dios. Mis pobres padres se gastaron un dineral. Pero nunca lograron aceptar la sencilla realidad. Al menos abiertamente, ?entiendes?

– Pero en su interior lo sabian.

– Si. Una vez mi padre trataba de decidir si avalaba a un hombre que queria abrir una tienda de accesorios para automoviles, y cuando el hombre vino a casa me pidio que me sentara a su lado. Despues de que se marchara, papa me llevo fuera y con la mirada en el horizonte me pregunto: 'Sookie, ?esta diciendo la verdad?'. Fue un momento muy extrano.

– ?Cuantos anos tenias?

– Debia de tener menos de siete, porque ellos murieron cuando yo estaba en segundo.

– ?Como fue?

– Una riada. Los pillo en el puente, al oeste de aqui.

Bill no hizo ningun comentario. Desde luego, el habia visto muertes a millares.

– ?Y mentia aquel hombre?-me pregunto cuando hubieron transcurrido unos segundos.

– Oh, si. Planeaba coger el dinero de mi padre y desaparecer.

– Tienes un don.

– Un don. Claro. -Senti que las comisuras de los labios se me torcian hacia abajo.

– Te hace distinta a los demas humanos.

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