antes o despues me lo haria pagar. Siempre me pasaba cuando daba a la gente una muestra de mi discapacidad.
Normalmente la gente se alejaba de mi a toda prisa cuando les daba una dosis de lectura mental, pero Andy Bellefleur se sintio fascinado.
– Entonces, es cierto -dijo con voz entrecortada, como si estuvieramos solos en vez de sentados en la acera de unos adosados decrepitos en la Luisiana rural.
– No, olvidalo -dije con rapidez-. Es solo que a veces puedo saber por el aspecto de la gente lo que esta pensando.
Penso a proposito en desabotonarme la blusa, pero yo ya estaba prevenida y regrese a mi estado habitual de fortaleza asediada, y no hice nada mas que sonreir de manera agradable. Aunque lo cierto es que no logre enganarlo-. Cuando estes listo, ven al bar. Podremos hablar en el almacen o en el despacho de Sam- anadi con firmeza mientras metia las piernas en el coche.
Cuando llegue alli, el bar estaba de bote en bote. Sam habia avisado a Terry Bellefleur (primo segundo de Andy, si no recuerdo mal) para que vigilara el local mientras el hablaba con la policia en casa de Dawn. Terry tuvo un bar de campana en Vietnam, y en la actualidad subsistia precariamente con la pension gubernamental por alguna discapacidad. Habia sido herido, capturado y mantenido prisionero durante dos anos, y ahora sus pensamientos solian ser tan tenebrosos que yo ponia un cuidado especial cuando lo tenia cerca. Terry habia tenido una vida dura, y actuar de modo natural le era incluso mas dificil a el que a mi. Por suerte Terry no bebia, gracias a Dios.
Aquel dia le di un suave beso en la mejilla mientras cogia la bandeja y me lavaba las manos. A traves de la ventanilla pude ver en la pequena cocina a Lafayette Reynold, el cocinero, que estaba volteando hamburguesas y sumergiendo una cesta de patatas fritas en aceite caliente. Aparte de esos platos, en Merlotte's se sirven tambien algunos bocadillos y nada mas. Sam no quiere tener un restaurante, sino un bar donde se pueda comer un poco.
– ?Por que ese beso? Aunque no es que me queje-dijo Terry. Habia arqueado las cejas. Terry era pelirrojo, si bien cuando necesitaba un buen afeitado se podia ver que sus patillas eran grises. Se pasaba muchisimo tiempo al aire libre, pero nunca tenia la piel del todo morena, sino que adquiria un aspecto enrojecido que hacia que las cicatrices de la parte izquierda de su cara resultaran mas visibles. Pero eso a el no parecia molestarlo. Arlene se habia acostado una noche con el, despues de beber bastante, y me dijo en confianza que Terry tenia muchas cicatrices incluso peores que las de su mejilla.
– Solo por estar aqui-le dije.
– ?Es cierto lo de Dawn?
Lafayette coloco dos platos en la ventanilla de servir, y me guino un ojo con un barrido de sus densas pestanas falsas. Lafayette lleva siempre un monton de maquillaje. Estoy tan acostumbrada que ya no me fijo nunca en ello, pero en ese momento su sombra de ojos me trajo a la memoria a aquel chico, Jerry. Permiti que los otros tres vampiros se lo llevaran sin protestar. Era probable que aquello hubiera estado mal, pero fui realista: no podria haberlo impedido. Ni podria haber acudido a la policia a tiempo para que los pillaran con el. Ademas, se estaba muriendo de todos modos, y se llevaba consigo a la tumba a todos los vampiros y humanos que podia. Ya era un asesino de por si. Le dije a mi conciencia que esa seria la ultima conversacion que tendriamos sobre Jerry.
– Arlene, ya estan las hamburguesas-aviso Terry, trayendome de nuevo a la realidad. Arlene se acerco para recoger los platos, y me echo una mirada que indicaba que me iba a coser a preguntas en cuanto pudiera. Tambien Charlsie Tooten estaba trabajando ese dia en el bar. Llamaban a Charlsie cuando una de las chicas regulares se ponia enferma o directamente no aparecia. Confie en que Charlsie se quedara con el puesto de Dawn a tiempo completo; siempre me habia caido bien.
– Si, Dawn esta muerta -conteste a Terry. No parecio importarle mi larga pausa previa.
– ?Que le ha pasado?
– No lo se, pero no fue de modo pacifico. -Habia visto sangre en las sabanas. No mucha, pero si algo.
– Maudette-dijo Terry, y lo comprendi de inmediato.
– Puede ser-respondi. Desde luego, era muy posible que la persona que le hizo aquello a Dawn fuese la misma que habia asesinado a Maudette.
Por descontado, toda la gente de la Parroquia de Renard vino a Merlotte's aquella noche, si no para comer, si al menos para tomarse una taza de cafe vespertina o una cerveza. Los que no podian adaptar su jornada de trabajo para acercarse al bar esperaron hasta la hora de salir y se pasaron por alli de camino a casa. ?Dos mujeres muertas en nuestro pueblo en menos de un mes? Puedes apostar a que la gente queria rumores.
Sam regreso hacia las dos, irradiando calor y con el sudor cayendole por la frente por permanecer tanto tiempo en el patio sin sombras delante de la escena del crimen. Me dijo que Andy Bellefleur le habia dicho que volveria pronto para hablar conmigo..
– No se por que-dije, tal vez con algo de hosquedad-, yo nunca iba con Dawn. ?Que le ocurrio, te lo han dicho?
– La estrangularon despues de darle una pequena paliza -explico Sam-. Pero tambien tenia viejas marcas de dientes. Como Maudette.
– Hay muchos vampiros, Sam -dije, respondiendo a su comentario sin necesidad de que lo planteara.
– Sookie-su tono era sereno y lleno de seriedad. Me hizo recordar el modo en que habia sostenido mi mano en casa de Dawn, y entonces pense en como me habia expulsado de su mente al descubrir que lo estaba sondeando, sabia como mantenerme fuera-, carino, Bill es un buen tipo para ser vampiro, pero sencillamente no es humano.
– Cielo, tu tampoco -le dije, en voz muy baja pero con claridad. Y le di la espalda, no queriendo admitir de modo exacto por que estaba tan enfadada con el, pero deseando de todos modos que el lo supiera.
Trabaje como una negra. Fuesen cuales fuesen sus defectos, Dawn era una camarera eficiente y Charlsie no podia mantenerse a la altura. Ponia toda su voluntad, y yo estaba segura de que lograria hacerse con el ritmo del bar, pero durante aquella noche Arlene y yo tuvimos que cargar con parte de su trabajo. Aquella tarde y noche gane un monton de dinero en propinas, porque la gente se entero de que habia sido yo la que habia descubierto el cuerpo. Mantuve una expresion solemne y segui adelante, sin querer ofender a unos clientes que solo querian enterarse de algo, como todos los demas del pueblo.
De camino a casa, me permiti un breve descanso. Estaba agotada, y lo ultimo que esperaba ver, despues de girar por la pequena entrada y seguir por el caminillo entre los arboles que llevaa nuestra casa, era a Bill Compton. Se recostaba contra un pino, esperandome. Pase junto a el, casi decidida a no detenerme. Pero al final me detuve un poco mas lejos.
Me abrio la puerta. Sin mirarlo a los ojos, sali del coche. Parecia encontrarse comodo en la noche, de una manera que yo nunca alcanzaria a compartir. Habia demasiados tabues infantiles sobre la noche, la oscuridad y las cosas que moraban en ella.
Y ahora que lo pensaba, Bill era una de esas cosas. No tenia nada de raro que el se sintiera tan comodo.
– ?Vas a estar toda la noche mirandote los pies, o piensas hablarme?-dijo en una voz que era poco mas que un susurro.
– Ha sucedido algo que deberias saber.
– Cuentame. -Estaba tratando de hacerme algo, podia sentir su poder cerniendose sobre mi, pero no le hice caso. El suspiro.
– No puedo seguir de pie-dije con cansancio-. Sentemonos en el suelo o en cualquier parte. Tengo los pies destrozados. En respuesta, me cogio en brazos y me subio al techo del coche. El se quedo de pie delante de mi, cruzado de brazos y aguardando de manera muy obvia.
– Cuentame.
– Dawn ha sido asesinada. Igual que Maudette Pickens.
– ?Dawn?
De repente me senti un poco mejor.