– La otra camarera del bar.
– ?La pelirroja, la que ha estado casada tantas veces?
Me senti mucho mejor.
– No, la morena, la que no dejaba de chocar contra tu mesa con sus caderas para que te fijaras en ella.
– Ah, esa. Vino a mi casa.
– ?Dawn? ?Cuando?
– Despues de que tu te fueras la otra noche, la misma que los otros vampiros estuvieron aqui. Tuvo suerte de que no la vieran, estaba muy segura de su capacidad para manejar cualquier situacion.
Lo mire a la cara.
– ?Por que tuvo suerte? ?No la habrias protegido tu?
Los ojos de Bill resultaban del todo oscuros bajo la luz de la luna.
– No lo creo-dijo.
– Eres…
– Soy un vampiro, Sookie. No pienso como tu, no me preocupo de manera automatica por la gente.
– Pero a mi si me protegiste.
– Tu eres diferente.
– ?Si? Soy una camarera, como Dawn. Vengo de una familia sencilla, como Maudette. ?Que es lo diferente?
Uno de sus gelidos dedos me toco la frente.
– Diferente -dijo-. No eres como nosotros, pero tampoco como ellos.
Senti una oleada tan intensa de ira que era casi divina. Lo empuje y lo pegue, una idea estupida. Era como golpear un camion acorazado. En un abrir y cerrar de ojos me levanto del coche y me apreto contra su cuerpo, reteniendome las manos en los costados con uno de sus brazos.
– ?No! -grite. Di patadas y me debati, pero mas me hubiera valido conservar la energia. Por ultimo me deje caer sobre el. Tenia el aliento agitado, igual que el, aunque no creo que por las mismas razones.
– ?Por que crees que necesitaba saber lo de Dawn? -sonaba tan razonable que parecia como si la pelea no hubiera tenido lugar.
– Bueno, Sr. Amo de las Tinieblas-dije furiosa-, Maudette tenia marcas antiguas de mordiscos en sus muslos, y la policia le dijo a Sam que Dawn tambien tenia esas senales.
Si se puede calificar el silencio, aquel fue reflexivo. Mientras Bill meditaba, o lo que hagan los vampiros, su abrazo se aflojo. Empezo a acariciarme la espalda con una mano, de manera distraida, como si yo fuese un cachorrillo lloriqueante.
– Por lo que dices, parece que no han muerto por esos mordiscos.
– No, estranguladas.
– Entonces no ha sido un vampiro -su tono no dejaba lugar a dudas.
– ?Y por que no?
– Si un vampiro se hubiera alimentado de esas mujeres, hubieran muerto por falta de sangre en vez de estranguladas. Ninguno hubiera dejado que se desperdiciase asi su liquido.
Justo cuando empezaba a sentirme de nuevo comoda con Bill, tenia que decir algo tan frio, tan vampirico, y volvia a enfurecerme.
– Entonces -dije con inquina-, o teneis un vampiro ingenioso con gran autocontrol, o alguien esta decidido a matar mujeres que han estado con vampiros.
– Umm.
Yo desde luego no me sentia muy tranquila con cualquiera de las posibilidades.
– ?Crees que lo he hecho yo? -pregunto Bill.
La pregunta me pillo por sorpresa. Me revolvi en su abrazo inmovilizante para poder mirarlo a la cara.
– Te has tomado grandes molestias en senalar lo desalmado que eres en el fondo-le recorde-. ?Que quieres que crea?
Y era tan maravilloso no saberlo… Casi sonrei.
– Podria haberlas matado, pero no lo haria aqui ni ahora – dijo Bill. Bajo la luz de la luna su rostro no poseia color alguno, salvo los profundos pozos oscuros de sus ojos y los arcos de sus cejas-. Quiero quedarme aqui, quiero una casa. -Un vampiro, anorando el hogar. Bill comprendio mi expresion-. No te compadezcas de mi, Sookie. Eso seria un error-parecia intentar que lo mirara a los ojos.
– Bill, no puedes usar el glamour o lo que quiera que sea conmigo. No puedes hechizarme para que me baje la camiseta y te deje morderme, no puedes convencerme de que nunca has estado aqui, no puedes hacer nada de lo que sueles hacer. Tendras que ser natural conmigo, o forzarme.
– No -dijo, con su boca casi sobre la mia-, no te forzare.
Luche contra el impulso de besarlo. Pero al menos sabia que era mi propio impulso, no uno artificial.
– Pues si no fuiste tu-dije, tratando de cenirme al asunto-, entonces Maudette y Dawn conocian a otro vampiro. Maudette acudia a ese bar de vampiros de Shreveport. Puede que Dawn tambien. ?Me llevaras alli?
– ?Por que? -pregunto, con aparente curiosidad.
No podia explicarle lo que era sentirse en peligro a alguien tan acostumbrado a estar mas alla de el. Al menos por la noche.
– No estoy segura de que Andy Bellefleur vaya hasta el final -menti.
– Asi que todavia quedan Bellefleur por aqui-dijo, y habia algo nuevo en su voz. Sus brazos hicieron fuerza sobre mi cuerpo casi hasta hacerme dano.
– Si -dije-, montones de ellos. Andy es detective de policia. Su hermana, Portia, es abogada. Su primo Terry es veterano de guerra y camarero. Sustituye a Sam. Hay muchos mas.
– Bellefleur…
Me estaba aplastando.
– Bill-dije, con voz chirriante por el miedo. Solto su presa de inmediato.
– Perdoname -dijo con formalidad.
– Tengo que irme a la cama -anadi-. Estoy realmente agotada, Bill.
Me dejo sobre la grava sin apenas una sacudida. Me miro.
– Les dijiste a todos esos vampiros que te pertenecia-dije.
– Si.
– ?Que significa eso exactamente?
– Significa que si tratan de alimentarse de ti, los matare – explico-, significa que eres mi humana.
– Debo decir que me alegra que lo hicieras, pero no estoy muy segura de lo que conlleva ser tu humana-dije con cautela-. Y no recuerdo que me preguntaran si me parecia bien.
– Sea como sea, es probable que sea mejor que ir de fiesta con Malcolm, Liam y Diane.
No estaba dispuesto a darme una respuesta directa.
– ?Vas a llevarme a ese bar?
– ?Cuando es tu siguiente noche libre?
– Dentro de dos noches.
– Entonces al anochecer. Yo conduzco.
– ?Tienes coche?
– ?Como crees que llego a los sitios si no? -tal vez hubiese una sonrisa dibujada en su resplandeciente rostro. Se giro y se adentro en el bosque. Dijo por encima del hombro-: Sookie, dejame en buen lugar.
Me quede alli con la boca abierta.
?Que lo dejara en buen lugar!