Eric inclino su dorada cabeza y me volvio a echar un vistazo. Al menos empezo por mi cara.

Bill parecio relajarse. Se inclino ante Eric, logrando incluir de alguna manera tambien a Pam en el gesto, dio dos pasos hacia atras, y por ultimo me permitio darle la espalda a la pareja.

– Caramba, ?de que va todo esto? -le pregunte con un susurro furioso. Seguro que al dia siguiente me salia un feo moreton.

– Son siglos mayores que yo-dijo Bill, con un aspecto muy vampirico.

– ?Asi se decide la jerarquia? ?Por la edad?

– Jerarquia -respondio Bill pensativo-. No es mala palabra para describirlo-casi se rio, o asi lo indicaba el modo en que se le tensaron sus labios-. Si tu hubieras estado interesada, tendria que haberte dejado ir con Eric -anadio, despues de haber regresado a nuestros asientos y beber un poco de los vasos.

– No -dije con brusquedad.

– ?Por que no has dicho nada cuando los colmilleros han venido a la mesa tratando de seducirme para alejarme de ti?

No estabamos funcionando en la misma longitud de onda. Puede que los vampiros no se preocuparan por los matices sociales. Tendria que explicarle algunas cosas que en el fondo no tenia mucho sentido explicar. Hice un sonido de pura exasperacion muy poco apropiado para una dama.

– ?Muy bien -dije con brusquedad-, escuchame, Bill! Cuando viniste a mi casa, tuve que invitarte. Cuando decidimos venir aqui, yo tuve que invitarte. No me has sacado a ninguna parte: acechar en la entrada de mi casa no cuenta, y pedirme que me pase por tu casa y te deje una lista de obreros tampoco. Asi que siempre soy yo la que te pide a ti salir. ?Como puedo obligarte a estar a mi lado, si quieres irte? ?Si esas chicas (o ese hombre, lo mismo da) te dejan chuparles la sangre, no creo que yo tenga derecho a entrometerme en tu camino!

– Eric es mucho mas atractivo que yo-dijo Bill-. Es mas poderoso, y tengo entendido que el sexo con el es inolvidable. Es tan viejo que solo necesita un sorbo para mantener su fuerza, ya casi nunca mata. Asi que, para ser un vampiro, es un buen tipo. Todavia puedes ir con el, te sigue mirando. Probaria su glamour sobre ti si no estuvieras conmigo.

– Yo no quiero ir con Eric -dije con tenacidad.

– Yo no quiero ir con ninguna colmillera -respondio el. Permanecimos en silencio durante un minuto o dos.

– Asi que estamos en paz-dije, de manera un tanto abstracta.

– Si.

Nos tomamos unos minutos mas, pensando en ello.

– ?Quieres otra copa?-me pregunto.

– Si, a no ser que necesites volver.

– No, estamos bien.

Fue a la barra. Pam, la amiga de Eric, se marcho, y Eric parecia contarme las pestanas. Trate de mirarme las manos, para indicar modestia. Senti una especie de pellizcos de poder que flotaban a mi alrededor, y la incomoda sensacion de que Eric estaba tratando de influir en mi. Me arriesgue a lanzarle una mirad fugaz, y no me cupo duda de que me observaba expectante. ?Se suponia que yo tendria que quitarme la ropa? ?Ladrar como un perro? ?Darle una patada en la espinilla? ?Mierda!

Al fin regreso Bill con nuestras bebidas.

– Va a descubrir que no soy normal-le dije con amargura. No necesito que le explicara de que hablaba.

– Esta rompiendo las normas solo por intentar aplicarte su glamour cuando yo ya le he dicho que eres mia -comento Bill. Parecia bastante molesto. Su voz no se hacia cada vez mas furiosa, como me hubiera pasado a mi, sino cada vez mas fria.

– Pareces estar diciendole eso a todo el mundo-murmure. No hice nada al respecto, me limite a mencionarlo.

– Es una tradicion vampirica-me explico de nuevo-. Si te declaro mia, nadie mas puede tratar de alimentarse de ti.

– Alimentarse de mi. Es una frase preciosa-intervine con hosquedad, y Bill llego a poner cara de exasperacion durante unos segundos.

– Te estoy protegiendo-dijo, y su tono no era tan neutral como siempre.

– ?Se te ha ocurrido pensar que yo…?

Y me detuve. Cerre los ojos y conte hasta diez. Cuando me atrevi a mirar de nuevo a Bill, tenia sus ojos fijos sobre mi, sin parpadear. Casi podia oir rechinarlos mecanismos de su cabeza.

– ?Que tu… no necesitas proteccion? -sugirio en voz baja ?Que me estas protegiendo… a mi?

No dije nada. Se quedarme calladita.

Pero me cogio la parte posterior de la cabeza con la mano e hizo que girara el cuello como si fuera una marioneta. Aquello estaba empezando a ser un habito muy molesto por su parte. Me miro a los ojos con tanta fuerza que me dio la impresion de que me estaba excavando tuneles en el cerebro.

Frunci los labios y sople en su cara.

– Buu-dije. Me sentia muy incomoda. Contemple a la gente del bar, y deje caer mis protecciones. Escuche.

– Aburrida -le dije-, esta gente es muy aburrida.

– ?En serio, Sookie? ?Que estan pensando? -fue un alivio oir su voz, aunque sonara algo forzada.

– Sexo, sexo, sexo. -Y era verdad. Todo el mundo de aquel bar tenia lo mismo en mente. Incluso los turistas, aunque la mayoria no pensaba en tener ellos sexo con los propios vampiros, sino en los colmilleros con los vampiros.

– ?En que estas pensando tu, Sookie?

– No en sexo-respondi con rapidez. Y era cierto, acababa de recibir una impresion desagradable.

– ?Y entonces?

– Estaba pensando en que posibilidades tenemos de salir de aqui sin meternos en problemas.

– ?Por que estabas pensando en eso?

– Porque uno de los turistas es un policia disfrazado. Acaba de ir a los servicios y sabe que alli hay un vampiro chupando del cuello de una colmillera. Ya ha avisado a la comisaria con su mini-radio.

– Larguemonos -dijo en voz baja, y con presteza salimos del reservado y nos dirigimos a la puerta. Pam habia desaparecido, pero al pasar junto a la mesa de Eric, Bill le hizo un signo. Con igual prontitud, Eric se levanto de su silla y se irguio en toda su magnifica estatura. Con su zancada, mucho mas larga que la nuestra, atraveso la puerta el primero, cogio del brazo a la vampira de la entrada y la condujo hacia el exterior con nosotros.

Cuando estabamos a punto de cruzar la puerta, me acorde de que el camarero, Sombra Larga, habia respondido con amabilidad a mis preguntas, asi que me gire y apunte con el dedo en direccion a la puerta, indicandole sin posibilidad de error que se marchara. Me miro todo lo asustado que puede estar un vampiro, y mientras Bill me arrastraba a traves de las puertas dobles, el indio tiraba al suelo su delantal.

En el exterior, Eric nos esperaba junto a su coche: un Corvette, por supuesto.

– Va a haber una redada -dijo Bill.

– ?Como lo sabes?

Bill se atasco con la respuesta.

– Por mi-dije, sacandolo del apuro.

Los amplios ojos azules de Eric brillaban incluso en la penumbra del estacionamiento. Iba a tener que explicarlo.

– He leido la mente de un policia -murmure. Le lance una mirada disimulada a Eric para ver que tal se lo tomaba, y vi que me contemplaba del mismo modo que los vampiros de Monroe. Pensativo.

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