– Ciertamente es un trayecto largo. Vaya… ?que te parece si te invito a cenar en algun lugar camino de casa?
– Si, me gustaria. Gracias.
Me acerque a hablar con Harvey mientras el llenaba sus tanques y le pedi que pasara a la oficina para revisar el itinerario del dia siguiente. Vino sin sospechar nada; mientras, mire cuando Nina aprovecho la oportunidad para deslizarse debajo de su camion.
Harvey y yo revisamos la lista que por fortuna estaba atiborrada. Le conte que Benyi Usher al parecer habia olvidado enviar a sus saltadores de vallas.
– No me imagino como es posible que alguna vez ese hombre haya entrenado a un campeon -replico Harvey-. La verdad es que tiene una suerte increible. ?Quien mas obtuvo tres victorias faciles el verano pasado? ?Recuerdas ese bicho que circulo en Pixhill? Que gano en Chester Vase contra solo dos oponentes. Lo se porque yo mismo lleve a su campeon, si te acuerdas.
Asenti con la cabeza.
– Siempre ha tenido la tendencia a registrar caballos en carreras en las que es probable que haya muy pocos corredores -estuve de acuerdo-. Gane varias competencias de dos o tres caballos para el, casi todas fueron carreras de tres millas.
– Tambien obliga a las infelices bestias a correr en pistas duras como piedra -Harvey continuo con tono de reprobacion-. No parece importarle que los animales terminen cojos.
– Cojean durante todo el camino hacia el banco.
– Puedes reirte -objeto Harvey-, pero aun asi es un entrenador pesimo.
Al otro lado de la granja, Nina emergio de su busqueda, nego con la cabeza de manera exagerada y desaparecio en el granero. El otro camion regreso de Wolverhampton. Deje que Harvey supervisara el final de la jornada y segui al auto de Nina cuando atraveso las rejas. Ella se detuvo despues de tres cuartos de kilometro, camino hacia mi y sugirio que la siguiera a un lugar para cenar por el que pasaba todos los dias. Media hora mas tarde ambos nos detuvimos en un estacionamiento repleto.
Se habia relajado, se peino el cabello y se puso lapiz labial, de modo que la Nina con la que fui a cenar parecia mas joven y era casi igual a la original. El lugar estaba atestado, las mesas eran pequenas y muy cercanas unas a otras. Comimos carne asada con papas y cebollas fritas, acompanada de una garrafa de vino tinto.
– A veces me cansa la comida saludable -comento Nina, segura del cuerpo esbelto que poseia-. ?Te morias de hambre cuando eras
– Pescado a la parrilla y ensaladas -repuse asintiendo.
– Me encanta la comida grasosa. Mi hija me desprecia.
Bebimos cafe tranquilamente, ninguno de los dos teniamos mucha prisa por marcharnos. Le conte que la policia creia que el Trotador habia sido asesinado y que tal vez yo solo contaba con unas cuantas horas para encontrar las soluciones antes de que nos abrumara la artilleria pesada.
– Sandy Smith -prosegui- piensa que todo es cuestion de hacer las preguntas correctas. Asi que aqui tengo una: ?Que piensas de Aziz?
– ?Que? -se sorprendio, casi estaba desconcertada.
– Es muy extrano -observe-. Se presento un dia despues de la muerte del Trotador, le di el empleo de Brett porque habla frances y arabe, ademas de haber trabajado en un taller de Mercedes. Sin embargo, mi hermana dice que es demasiado inteligente para lo que hace, y respeto su perspicacia. Ese martes por la noche, cuando termine en los muelles de Southampton, no se si Aziz ayudo a llevarme ahi.
– ?Oh, no! -repuso consternada-. Estoy segura de que no.
– ?Por que te sientes tan segura?
– Es solo que… es tan alegre.
– Se puede sonreir y sonreir y ser un villano.
– Aziz no -advirtio.
Para ser sincero, mi reaccion visceral hacia Aziz era la misma que la de Nina: el hombre podia ser un granuja, pero no un villano. Sin embargo, habia algunos villanos a mi alrededor, comente, y necesitaba descubrirlos con rapidez.
– ?Quien mato al Trotador? -pregunto ella.
Respondi:
– ?En quien apostarias?
– Dave -contesto sin dudar-. Posee un temperamento violento que nunca te ha mostrado.
– Ya he oido de eso. Pero Dave no. No, lo conozco desde hace mucho tiempo -escuche la duda asaltandome en mi propia voz y a pesar de mi conviccion.
– Se puede sonreir como un nino y ser un villano.
Contra todo pronostico me rei y mis preocupaciones se desvanecieron.
– La policia encontrara al asesino del Trotador -explico Nina-. Tus problemas desapareceran y yo podre marcharme tranquilamente a casa. Eso es todo.
– No quiero que te vayas a casa.
Lo dije sin pensar y me sorprendio tanto a mi mismo como a ella. Me miro pensativa, al tiempo que escuchaba lo que yo no habia querido decir.
– La soledad habla por ti -repuso despacio.
– Vivo feliz solo.
– Si. Como yo.
Nina termino su cafe y, con un ademan conclusivo, se limpio la boca con la servilleta.
– Es hora de irnos -dijo-. Gracias por la cena.
Pague la cuenta y nos dirigimos a nuestros autos.
– Buenas noches -se despidio prosaicamente-. Nos vemos manana temprano -subio al auto y se acomodo en su asiento, sin hacer una sola pausa y sin tension alguna, adepta a las despedidas no embarazosas.
– Buenas noches -conteste.
Se alejo con una sonrisa, amistosa, nada mas. No estaba seguro si debia o no sentirme aliviado.
A PRIMERA HORA de la manana, me desperto de las profundidades del sueno renovado el timbre del telefono, que trajo a mi oido sobresaltado la voz recia de Marigold.
– No me tiene muy contenta tu amigo Peterman -explico-. ?Podrias venir? Digamos, ?alrededor de las nueve?
– Mmm -repuse, al tiempo que emergia a la superficie tan lentamente como un nadador medio ahogado. El sueno me llamaba como una droga-. Si, Marigold. A las nueve. Bien -deje caer el auricular en el aparato a un lado de la cama.
Manana de sabado. Cafe. Hojuelas de maiz.
Todavia medio dormido, camine arrastrando los pies de la cocina a la sala y encendi la computadora. Teclee el nombre de Nina y lei su domicilio, a cargo de Lauderhill Abbey, Stow-on-the-Wold, y su edad, cuarenta y cuatro. Nueve anos mayor que yo. Ocho y medio, para ser precisos. Bebi mi segunda taza de cafe y me pregunte si esa diferencia de edades importaba.
Conteste cuatro llamadas telefonicas en rapida sucesion, recibi, modifique y acepte solicitudes de viajes para el dia. Puse todo en el programa para que Isobel estuviera enterada, ya que trabajaba en la oficina la mayor parte de los sabados por la manana, de las ocho hasta el mediodia. A los diez minutos para las ocho, llamo Isobel para informarme de su llegada, lo que me permitio dedicarme a atender la granja.
Conduje hasta ahi para observar el inicio de los viajes de ese dia. Nina me saludo con un hola breve cuando llego, su apariencia era tan determinadamente sin atractivo como siempre. Harvey, Phil y los demas entraban y salian del restaurante, recogian sus hojas de trabajo y coqueteaban un poco con Isobel. Era un sabado por la manana como cualquier otro. Otro dia de carreras.
La mayor parte de la flotilla habia partido a las ocho y media. Entre en la oficina de Isobel y la encontre registrando el programa del dia en su computadora.
– ?Como van las cosas? -pregunte vagamente.
– Siempre delirantes -sonrio, parecia feliz.
– Quiero pedirte que recuerdes algo. Cuando estuve ausente durante el pasado agosto, ?que encontro el