Trotador en el foso de inspeccion?

Dejo de teclear y me miro perpleja.

– ?Que dijiste?

– ?Recuerdas que encontro el Trotador en el foso? Algo muerto, una 'langosta' muerta, dijo, pero no es posible que se tratara de un animal de ese tipo. ?Te acuerdas que encontro? ?Te comento algo? ?Se lo dijo a alguien?

– ?Ah, si! -levanto las cejas-. Recuerdo vagamente, pero no era nada de que preocuparse. Creo que se trataba de un conejo.

– ?Un conejo?

– Si. Un conejo muerto. Dijo que estaba infestado de gusanos o algo asi y que ya lo habia tirado en el deposito de basura. Eso fue todo lo que comento.

– ?Recuerdas que dia fue?

Movio la cabeza con decision.

– Tal vez estaba anotado en los registros que perdimos, aunque en realidad no lo creo. No recuerdo haberme molestado en guardar algo asi.

– ?Oh, vaya! Gracias de todas maneras -replique.

Sonrio sin burla y volvio a su trabajo.

Langostas, pense. Conejos. Langostas y camarones, langostas y crustaceos, langostas y cangrejos.

Los unicos conejos que me venian a la mente eran los que pertenecian a los ninos de Michael Watermead, pero aun si uno de ellos hubiera logrado escapar y esconderse en el foso de inspeccion, era muy dificil que hubiera estado lleno de gusanos, a menos que tuviera varios dias de muerto cuando el Trotador lo encontro. El hecho no parecia tener importancia; sin embargo, el Trotador habia pensado que era lo suficientemente significativo como para decirmelo despues de siete meses.

Mire mi reloj. Ya eran casi las nueve de la manana. La cita que entre suenos habia concertado con Marigold emergio a la superficie. Le avise a Isobel a donde iba y conduje hasta la caballeriza de la senora English.

Ella estaba afuera, con su sombrero de lana puesto, y se acerco presurosa cuando arribe. Llevaba en las manos un tazon de nueces para los caballos.

– No te bajes -ordeno-. Llevame a ver a Peterman.

Segui sus instrucciones, que implicaron pasar traqueteando por un sendero cubierto de pasto hasta un corral distante ubicado detras de su casa. El corral bajaba en pendiente hasta un arroyo y estaba bordeado por sauces altos.

Peterman, sin embargo, se encontraba muy cerca de la reja y se le veia un aspecto completamente miserable. Olfateo las nueces que Marigold le ofrecio y despues alejo la cabeza, como si se sintiera ofendido.

– ?Lo ves? -pregunto ella-. No quiere comer.

Mire confundido a Peterman.

– ?Que le sucede?

– Garrapatas -respondio-. Creo que eso es lo que tiene. Le llame por telefono a John Tigwood hace menos de media hora y le pedi que hiciera algo al respecto, me contesto que eran disparates, que no era posible y que, de todos modos, el veterinario habia determinado que los caballos estaban bien -se detuvo al quedarse sin aliento-. ?Que opinas?

– Mmm… ?Donde tenia las garrapatas?

– En el cuello. Son del mismo tono de marron que su maltratado pelaje. Nunca las habria podido ver si no hubiera sido porque una de ellas se movio.

– ?Cuantas habia?

– Siete u ocho. No pude distinguirlas claramente.

– Pero Marigold…

– No seas tan lento -ordeno tajante-. Las garrapatas transmiten enfermedades, ?no es cierto? No puedo arriesgarme a que las garrapatas de Peterman salten a mis potros de dos anos de edad, ?verdad que no?

– No -repuse despacio-. No puedes.

– Asi que sin importar lo que diga John Tigwood, no voy a conservar a este viejo caballo aqui. Lo siento mucho, Freddie, pero tienes que encontrarle un nuevo hogar.

– Si -respondi-. Voy a llevarmelo a mi casa. Tengo jardin y puede quedarse alli de manera temporal. Regresare por mi auto. ?Estas conforme?

Ella asintio dando su aprobacion.

– Lamento haberte dado toda esta molestia, Freddie. Solo espero que comprendas.

Pense en sus caballerizas repletas de estrellas y le asegure que entendia bien. Conduje de regreso por el sendero cubierto de cesped hasta su establo, en donde me presto una rienda para guiar a Peterman, y luego me llevo a ver a su caballo de tres anos de edad que participaria en el Derby contra el sensacional Irkab Alhawa perteneciente a Michael Watermead.

Senti deseos de matar a John Tigwood y a su Centaur Care por colocarme en una situacion tan incomoda. Suspire ante mi estupidez, regrese al potrero, coloque la rienda para llevarme al caballo y guie a mi antiguo amigo por el camino hasta el pequeno pedazo de tierra con pasto silvestre que habia en el jardin amurallado detras de mi casa.

– No te comas los malditos narcisos -le ordene.

Me miro con pesar. Mientras retiraba la rienda para alejarme, percibi que ni siquiera se interesaba en el pasto.

Recogi mi Fourtrak del establo de Marigold y me dirigi a casa nuevamente. Peterman estaba inmovil, mas o menos en el lugar en donde lo habia dejado. El pobre animal se veia atroz. Le ofreci un cubo con agua, pero no quiso beber.

Las ideas estallaban en mi mente, casi como si un par de tanques de combustible dormidos hubieran reanudado una explosion. Me sente a la computadora en mi sala destruida para hacer una nueva expedicion a traves de los discos viejos. Esta vez traje a la pantalla a los camiones de caballos, uno por uno, identificados por su numero de registro. El historial de cada uno de los camiones me proporciono fechas, viajes, conductores, lecturas de los odometros, programas de mantenimiento, reparaciones, licencias, capacidad de combustible, gasolina utilizada dia por dia.

Despues de varios intentos, localice los detalles de todos los trabajos de mantenimiento que el Trotador habia llevado a cabo en agosto anterior. Revise cada dia hasta que halle ese mes en la vida del Trotador, y encontre la 'langosta' muerta.

Diez de agosto. El numero de registro del camion que normalmente conducia Phil. Cambio de aceite en el foso de inspeccion. Se verifico el compresor de frenos de aire. Al final, habia una nota que Isobel habia registrado y olvidado: 'El Trotador dice que un conejo muerto cayo del camion en el foso. El animal estaba infestado de garrapatas, informo. Lo arrojo al deposito de basura'.

Me sente de nuevo y contemple vagamente a la distancia. Transcurrido un rato, llame los registros de Phil a la pantalla para averiguar donde habia estado el diez de agosto, o el nueve, o el ocho. Pero Phil no habia conducido ese camion en ninguno de esos dias, sino uno mas viejo, que yo vendi despues.

Tuve que regresar al tablero de dibujo: de vuelta a los numeros de registro.

El siete de agosto el camion que Phil conducia hasta la fecha habia viajado a Francia con dos caballos corredores para Benyi Usher. Compitieron en la octava carrera en Cagnes-sur-Mer y volvieron a Pixhill el nueve.

Lewis condujo ese camion, en ese viaje. En realidad, lo habia conducido casi todo el ano anterior, como bien sabia yo una vez que pense en ello.

Cerca de las diez y cuarto llame por telefono a Edimburgo.

– Habla Quipp -me respondio una voz agradable. Inglesa, no escocesa.

– Mmm… disculpe por llamarle -explique-, pero, ?sabe por casualidad donde puedo encontrar a mi hermana Lizzie?

Despues de una breve pausa, respondio:

– Por favor, aguarde un momento.

Espere y escuche su voz que la llamaba.

– Liz, es tu hermano -y despues ella respondio, ligeramente asombrada.

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