deseo conservarte junto a mi. ?Te han enviado para torturarme o para hacerme feliz, o eres tan solo un instrumento que ignora su funcion y del que se sirven para examinarme como a traves de un microscopio? Quiza estas aqui para mostrarme amistad, como un castigo sutil, o como una burla. Quiza eres todo a la vez, o quiza, y es lo mas probable, algo muy diferente. Diras que nuestro porvenir depende de las intenciones del oceano, y no te lo negare. Yo tampoco conozco el porvenir. Ni siquiera puedo asegurarte que te querre siempre. Teniendo en cuenta lo que ha ocurrido, hemos de esperar cualquier cosa. ?Y si manana me transformaran en una medusa verde? Nada depende de nosotros. Pero tomar hoy una decision depende si de nosotros. ?Decidamos estar juntos! ?Que opinas?

— Escucha, quisiera preguntarte… ?Me parezco mucho a ella?

— Te parecias mucho al principio. Ahora, ya no se.

— No comprendo…

Harey se habia incorporado y me miraba con aquellos ojos inmensos.

— Solo tu estas aqui. Si fueras realmente ella, tal vez no podria amarte.

—?Por que?

— Porque le hice algo.

—?La trataste mal?

— Si, cuando nosotros…

—?No me digas nada!

—?Por que?

— Para que no olvides que soy yo quien esta aqui, y no ella.

Conversacion

A la manana siguiente encontre sobre mi mesa una esquela de Snaut: Sartorius habia diferido la construccion del desintegrador y se disponia a proyectar por ultima vez un poderoso haz de rayos X.

— Harey, querida, tengo que ir a ver a Snaut.

La aurora roja iluminaba la ventana y dividia la habitacion en dos. Harey y yo estabamos en un area de sombra azul. Mas alla de esa zona de sombra, todo era cobrizo; si un libro hubiese caido de un anaquel, yo hubiese esperado oir un golpe metalico.

— Se trata de ese experimento. Pero no se que hacer. Comprendes, preferiria…

— No necesitas justificarte, Kris. Si por lo menos no durase demasiado…

— Durara bastante. Escucha ?crees que podrias esperar en el corredor?

— Probare. ?Y si no consigo dominarme?

—?Que es lo que sientes? No es mera curiosidad, entiendeme. Se me ocurrio que si lo discutiamos un rato quiza encontraramos una salida.

Harey habia empalidecido.

— Tengo miedo — dijo—. No de alguien, o de algo. Tengo la impresion de ir de un lado a otro sin rumbo, y me siento avergonzada. Luego tu llegas y todo es de nuevo como antes. Por eso pense que yo habia estado enferma…

— Quiza te sentiras distinta fuera de esta maldita Estacion. Me las arreglare para que nos vayamos cuanto antes.

Harey abrio desmesuradamente los ojos

—?Crees que es posible?

—?Por que no? No soy aqui un prisionero. Tendre que hablar con Snaut, ?cuanto tiempo podras quedarte sola?

— Depende… Si pudiera oir tu voz, creo que podria serenarme.

— Preferiria que no escucharas. No tengo nada que ocultarte, pero no puedo saber que dira Snaut.

— No sigas, he comprendido. Me mantendre a una buena distancia; bastara con que reconozca tu voz.

— Lo llamare desde el taller. No cerrare la puerta.

Harey asintio con un gesto.

Atravese la zona roja; por contraste, y a pesar de las lamparas, el corredor me parecio oscuro. La puerta del taller estaba abierta. Ultimos rastros de los acontecimientos de la noche, las esquirlas de la garrafa Dewar brillaban bajo una hilera de tanques de oxigeno liquido. Alce el microfono-auricular, la pequena pantalla se encendio, y marque el numero de la cabina de radio.

Detras del vidrio una luz azulada crecio y ocupo la pantalla: Snaut me miraba de costado, apoyado en el brazo de un sillon.

— Hola — dijo.

— Encontre tu esquela. Quisiera hablar contigo. ?Puedo ir?

— Si, ?ahora?

— Si.

— Disculpame, ?vienes solo, o acompanado?

— Solo.

Snaut se inclino a mirarme a traves del vidrio convexo, y la frente arrugada y unas mejillas enjutas y tostadas por el sol llenaron la pantalla: un pez extrano en un acuario extrano. De pronto parecio haber llegado a una decision.

— Bueno, bueno, te espero.

Cuando volvi a mi cuarto, distingui vagamente la silueta de Harey mas alla de la cortina de rayos rojos. Estaba con las manos apoyadas en los brazos del sillon. ?Habria oido mis pasos demasiado tarde? Durante un segundo, la vi luchar contra aquella compulsion inexplicable, contrayendo todos los musculos, hasta que de pronto me vio y se aflojo inmediatamente. Reprimi un sentimiento de furia ciega y piedad.

Avanzamos en silencio por el largo corredor de paredes policromas. (La diversidad de los colores, habian dicho los arquitectos, haria la vida mas tolerable dentro del casco blindado.) Vi de lejos que la puerta de la cabina de radio estaba entreabierta y dejaba pasar una franja de luz roja. Mire a Harey, que ni siquiera intento sonreirme: habia estado preparandose para librar un combate consigo misma, y ahora que la prueba se aproximaba, tenia el rostro palido, consumido. Se detuvo a quince pasos de la puerta. Di media vuelta; ella me empujo con las puntas de los dedos. En ese mismo instante, Snaut, mis proyectos, la experiencia, la Estacion, todo me parecio irrisorio comparado con el suplicio que ella se preparaba a sufrir; y yo acompanandola como auxiliar del verdugo. Quise volver sobre mis pasos. De pronto una sombra corto el reflejo del sol sobre la pared y me apresure a entrar en la cabina.

Snaut me esperaba junto a la puerta. El disco solar le aureolaba los cabellos grises con una luz purpurea. Nos observamos un momento sin hablar. Aunque el podia estudiarme tranquilamente, yo no lo veia, enceguecido por el resplandor de la ventana.

Pase al lado de Snaut y fui a apoyarme en un elevado pupitre, donde emergian los brazos flexibles de los microfonos. Snaut dio una lenta media vuelta y continuo observandome con aquella sonrisa habitual, una mueca que no expresaba alegria, solo una fatiga abrumadora. Sin quitarme los ojos de encima, se abrio paso entre las pilas de objetos hacinados en desorden: celulas termicas, instrumentos, piezas de repuesto del equipo de radio. Alzo un taburete y se sento de espaldas contra las puertas de un armario de acero.

Escuche con atencion. Del corredor no llegaba ningun ruido. ?Por que callaba Snaut? Nuestro silencio ya estaba pareciendome embarazoso.

Me aclare la garganta.

—?Cuando estareis listos, tu y Sartorius?

— Podriamos empezar hoy, pero el registro lleva un tiempo.

—?El registro? ?El encefalograma quieres decir?

— Si, estuviste de acuerdo… ?Que pasa?

— No, nada.

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