La llave giro facilmente, con demasiada facilidad. La cerradura habia sido engrasada. Por el contrario, le costo trabajo abrir la puerta deformada y combada sobre sus goznes; tuvo que empujar con mucha fuerza para lograr abrirla lo suficiente para poder entrar; la cerro despues de haber pasado.

Se dio la vuelta para enfrentarse a la oscuridad, respirando en el malsano aire sin vida que la rodeaba y oyo el eco del roce de sus pasos.

– Estoy aqui, carino -dijo, y oyo como su voz se extendia monotona por la oscuridad.

Encendio la linterna y vio una escalera de piedra a pocos pasos de ella. Exactamente como lo recordaba.

Descendio por la escalera y noto que el aire se iba haciendo cada vez mas humedo y frio. Al final de la escalera habia una gran puerta de acero estanca, con una gran rueda radial como la que cierra las compuertas de los submarinos.

«Si se ha producido una filtracion en una de las secciones, se ahogara en el caso de que abra la puerta.»

Probo a mover la rueda del cierre y vio que giraba con facilidad. Dio seis vueltas completas antes de detenerse. Suspiro profundamente y empujo la puerta. Pudo abrirla sin esfuerzo alguno, sin mas ruido que el chirriar de uno de sus goznes, que desperto un eco que se extendio por el oscuro tunel, delante de ella, como el grito de un animal herido.

Dirigio el rayo de luz de su linterna al suelo de cemento y seguidamente a las curvadas paredes. A su derecha habia una serie de valvulas, controladas por otra gran rueda unida a la pared.

«Nunca toquen estas cosas -les habia advertido el agente de la inmobiliaria-, nadie sabe para que sirven.» Debilmente, fuera ya del alcance directo del rayo de luz de la linterna, vio otra puerta semejante a la que abrio anteriormente. De nuevo bajo el rayo de luz al suelo y vio como se reflejaba en un charco. Nerviosa, enfoco el techo.

El yeso del techo estaba lleno de gruesas manchas marrones y se habia desprendido en algunos lugares.

Un delgado chorrito de agua goteaba desde el centro de una de las manchas y las gotas sonaban debilmente al caer sobre el suelo. Plang. El eco del sonido la envolvio, se estremecio, se dio la vuelta y dirigio el rayo de luz al lugar por donde habia llegado. Oyo una respiracion profunda y se puso rigida. Ella contuvo su respiracion y el sonido ceso. Respiro de nuevo, aliviada, y siguio avanzando por el tunel que se deslizaba profundamente por debajo de las negras y silenciosas aguas del lago, bajo la niebla y el pez saltarin y los carrizos como dedos de muertos.

Habia fango en el suelo y manchas de moho y humedad en las paredes. El haz de luz de la linterna arrojaba lineas de luz y largas sombras a su alrededor y el apagado eco de sus pasos la siguio primero y seguidamente parecio adelantarla. La puerta se acercaba cada vez mas, la puerta que daba a la gran sala de baile subacuatica. Si esa sala de baile estaba inundada… Si…

Se detuvo cuando llego a la puerta y miro hacia atras asustada.

Plop. Plang. El ruido resono a su alrededor como un portazo. ?Oh, Dios mio! No. Dirigio la luz de la linterna hacia el camino por donde habia venido, los reflejos de la luz danzaban en el techo y despues en el suelo. La puerta que habia quedado atras seguia abierta.

Plop. Plang.

Giro la rueda que abria la segunda puerta, que giro facilmente en silencio, bien engrasada; seis vueltas, exactamente como la anterior.

En ese momento se apago la linterna.

No. Agito la linterna. Nada. Volvio a sacudirla. Nada. Manipulo el interruptor y tampoco obtuvo resultado alguno. Volvio a moverla violentamente sin conseguir nada.

– Por favor, por favor -suplico, gimiendo.

La agito de nuevo y oyo un debil tintineo de cristales en el interior de la lente. Cerro los ojos y volvio a abrirlos. No habia la menor diferencia. Contuvo la respiracion y escucho el silencio. Nunca habia oido un silencio semejante.

Plop. Plang.

Otra vez el silencio.

Empujo la puerta y la abrio. Luz. Una luz tan brillante que la sorprendio. Admirada, levanto los ojos para contemplar el techo de cristal en forma de cupula. Sus gruesos paneles de cristal, cubiertos con una ligera capa de limo y algunas ramas inmoviles, exactamente igual como lo recordaba. Los paneles eran tan brillantes como si tuvieran luces escondidas detras de ellos; tuvo la sensacion de que podria atravesar aquella cupula de vidrio hasta tocar el cielo.

Por un momento se quedo intrigada por la brillante luminosidad, demasiado asombrada para ver nada en aquella luz verdosa que se filtraba y llenaba la estancia.

Hasta que el mal olor la golpeo. Un olor terrible, nauseabundo que penetro por su nariz y la garganta hasta invadir su estomago. Un olor fuerte, penetrante y repulsivo como jamas habia conocido en toda su vida.

Se apreto fuertemente la nariz con los dedos, sintio un horrible peso en el estomago. Algo la golpeo en la espalda, tuvo un sobresalto y seguidamente se sintio como una estupida. Era la pared hasta la que habia retrocedido de modo inconsciente.

De nuevo la golpeo el apestoso olor; unio sus manos formando una copa, se protegio con ellas la nariz y respiro profundamente por la boca.

Y en esos momentos vio en el suelo a la persona que la miraba desde el otro extremo de la estancia.

Se quedo helada.

Poco a poco sintio que se le doblaban las piernas. Trato de retroceder para salir de la sala, noto el golpe discordante sobre la pared dura y delgada. Apreto las manos contra ella buscando su camino. ?Donde habia quedado el paisaje de entrada? ?Donde? ?Donde?

Alguien habia cerrado la puerta.

?No! ?No!

Se giro en redondo y vio la pared detras de ella. La puerta seguia abierta a la oscuridad del corredor de entrada, solo a unos pasos a su derecha.

Miro por encima de su hombro. La persona, en el suelo, se reia de ella, en silencio, inmovil. El mal olor invadio de nuevo su nariz y sintio nauseas.

«Me dejaran fuera hoy.»

«No lo deje, senora Hightower.»

«No escuche al pequeno bastardo.»

«Quiero salir de aqui. Por favor, Dios mio, quiero salir.» Se dio la vuelta y miro por el tunel y de nuevo por encima del hombro. «?Quien eres? ?Que deseas?»

Plop. Plang.

«?Vas a venir por mi aqui? ?O en la oscuridad del tunel?» Apreto la linterna fuertemente. La verdad era que sabia quien era. Y sabia que no haria nada contra ella. Ni contra ella, ni contra nadie.

Oyo un grito; un gemido unico, debil. Suyo. Su eco resono en la sala y volvio de nuevo a ella.

– Lo siento -dijo-. Lo siento.

Se aparto de la seguridad de la pared y se decidio a cruzar la estancia. Una sombra paso junto a ella, que se dio la vuelta. Nada. La sombra se movio de nuevo; levanto los ojos y vio la oscura silueta de un pez mordisqueando entre el ramaje, al otro lado de la cupula de vidrio.

Dio un paso hacia adelante, y otro.

«Muevete. Por favor, muevete. Di algo, por favor.»

El mal olor se hacia cada vez mas desagradable. Despues su grito remitio hasta hacerse un gemido y vio una fuente rota en dos pedazos, junto a sus pies.

Avanzo un paso mas hasta estar lo suficientemente cerca. Temblando de horror se quedo mirando el rostro de la muchacha, arrugado, como cuero seco. Fijo sus ojos, con la mirada perdida y sin esperanzas, en la puerta por la que habia entrado casi demasiado tarde. De nuevo vio aquella boca torcida, contraida como en una risa espantosa.

– No -gimio Alex-. No.

Vio la cadena que rodeaba el cuello de la chica y cuyo otro extremo debia concluir sujeto a un garfio, en cualquier lugar perdido en la penumbra.

– ?No!

«Ultimamente vino por aqui con frecuencia. -La voz de David resono en su cerebro-. Mas o menos desde la

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